Imaginer¨ªa revolucionaria

Este se?or, que se llama Juan Manuel S¨¢nchez Gordillo y que es alcalde de Marinaleda, el ¨²nico pueblo de Espa?a, y quiz¨¢ de Europa, donde no hay paro, acaba de ocupar la finca militar que se aprecia en la imagen. Una finca de 1.200 hect¨¢reas, de las que Defensa solo utiliza 200 para criar yeguas o algo semejante. Suelo p¨²blico, en fin, que debidamente tratado podr¨ªa producir algo m¨¢s que malas yerbas. Pero lo que ahora nos importa es que llamemos ¡°ocupar¡± al hecho de instalarse en el campo con un colch¨®n y una botella de agua. Cuando le¨ªmos la noticia pensamos que hab¨ªa llegado la revoluci¨®n. Ah¨ª es nada: un ej¨¦rcito de campesinos armados con hoces y palos y tridentes, quiz¨¢ con alguna escopeta de caza, tomando por la fuerza una propiedad ajena y fusilando con sus rifles de madera a los hacendados. ?Qu¨¦ desilusi¨®n cuando al solicitar alg¨²n documento gr¨¢fico de la famosa ocupaci¨®n se tropez¨® uno con esta estampa buc¨®lica por la que S¨¢nchez Gordillo ha sido llevado ante los tribunales!

Este hombre no tiene sentimientos. Est¨¢ dispuesto a cargarse toda la imaginer¨ªa revolucionaria desde Sierra Maestra para ac¨¢. Precisamente por los mismos d¨ªas le¨ªmos, en grandes caracteres tipogr¨¢ficos, que hab¨ªa dirigido tambi¨¦n el asalto a varios supermercados. El ¡°asalto¡± consisti¨® en llenar el carrito con productos de primera necesidad y manifestar educadamente, al llegar a la caja, que no dispon¨ªa de met¨¢lico para hacerlo efectivo. Pues ah¨ª lo tienen, antes los jueces, quiz¨¢ con su colch¨®n y su botella de agua, por si lo mandan al trullo. Buena suerte.