Obama apuesta por otra Kennedy
Caroline, hija de JKF, fue clave para lograr el apoyo del clan al actual presidente Ahora la abogada suena con fuerza para ocupar la embajada en Jap¨®n
Estados Unidos se prepara para la entrada de un Kennedy a la pol¨ªtica. Caroline, la hija del presidente John Fitzgerald Kennedy, asesinado en 1963, podr¨ªa convertirse en la pr¨®xima embajadora estadounidense en Jap¨®n, seg¨²n adelantaron esta semana varios medios. La entrega de tan prestigioso puesto a un miembro del clan pol¨ªtico m¨¢s significativo del pa¨ªs supone un importante gesto hacia el pa¨ªs asi¨¢tico, gran aliado de Estados Unidos en la regi¨®n.
El nombramiento podr¨ªa ser confirmado en las pr¨®ximas semanas por la Casa Blanca, que hasta el momento se ha mantenido al margen de la conversaci¨®n sobre la candidatura. Mientras, el pa¨ªs se prepara para la renovaci¨®n del clan. Desde el abandono del Congreso de Patrick en 2011 y hasta la victoria del joven Joseph en las ¨²ltimas elecciones en Massachusetts, Estados Unidos hab¨ªa vivido un extra?o intervalo de tiempo en el que el apellido pol¨ªtico m¨¢s conocido del pa¨ªs no estaba asociado a ning¨²n cargo de importancia, algo que no ocurr¨ªa desde hac¨ªa varias d¨¦cadas.
Caroline, de 55 a?os, puede continuar ahora la saga familiar. Su abuelo Joseph fue embajador estadounidense en Reino Unido entre los a?os 1938 y 1940, su padre ocup¨® la Casa Blanca desde 1961 hasta que fuera asesinado en Dallas dos a?os despu¨¦s, su t¨ªo Ted lleg¨® a ser en uno de los senadores m¨¢s influyentes y queridos del pa¨ªs, y su primo Patrick acaba de inaugurar la entrada de la cuarta generaci¨®n de la dinast¨ªa en el Congreso.
La aspirante a embajadora, sin embargo, nunca ha ocupado ning¨²n cargo pol¨ªtico. Kennedy ha desarrollado su carrera como abogada ¡ªestudi¨® en la prestigiosa Universidad de Columbia¡ª, ha escrito varios libros sobre derechos civiles y dirige una fundaci¨®n con el nombre de su padre. Casada con el dise?ador Edwin Schlossberg y madre de tres hijos, abandon¨® su silencio pol¨ªtico en 2008, cuando convenci¨® a su t¨ªo Ted de que sacudiera la campa?a dem¨®crata y apostara por la promesa de Illinois, el entonces senador Barack Obama.
¡°En el safari para cazar grandes nombres, Ted Kennedy era el elefante que todos quer¨ªan llevarse a casa¡±, escribieron John Heilemann y Mark Halperin en su repaso a la trastienda pol¨ªtica estadounidense El juego del cambio. Pero Kennedy no se dej¨® convencer por los Clinton. El expresidente dem¨®crata llam¨® en repetidas ocasiones a Kennedy para convencerle.
Aquel mes de enero de 2008 desembocar¨ªa, el d¨ªa 27, en una columna firmada por la propia Caroline en el diario The New York Times titulada ¡°Un presidente como mi padre¡±. Aquella declaraci¨®n de intenciones ser¨ªa reforzada un d¨ªa m¨¢s tarde con una aparici¨®n junto a su t¨ªo Ted y el candidato Obama en American University, en Washington. La elecci¨®n no fue casual. All¨ª hab¨ªa ofrecido su padre, J. F. K., algunos de los discursos m¨¢s importantes de su carrera. Y all¨ª el clan m¨¢s influyente de la pol¨ªtica estadounidense anunci¨® que apostaba por Obama.
¡°Hubo otro momento en el que otro joven candidato aspiraba a la presidencia y desafiaba a Am¨¦rica a cruzar la Nueva Frontera¡±, dijo Caroline entonces. ¡°Harry Truman le dijo que necesit¨¢bamos ¡®alguien de m¨¢s experiencia¡¯ y John Kennedy contest¨®: ¡®El mundo est¨¢ cambiando. Las viejas recetas ya no sirven. Es la hora de una nueva generaci¨®n de l¨ªderes¡±.
Caroline hablaba de su hermano y de Obama. Tal espaldarazo fue clave durante el inicio de la campa?a del dem¨®crata. Obama nombrar¨ªa en 2009 a su gran rival, Hillary Clinton, entonces senadora por Nueva York, como secretaria de Estado. Su puesto parec¨ªa hecho a medida para Kennedy, influyente en los c¨ªrculos m¨¢s acaudalados de Manhattan, por lo que Obama pidi¨® al gobernador del Estado que ayudara a impulsar a una nueva Kennedy hasta el Senado.
Pero lo que pod¨ªa haberse convertido en el primer gran salto a la pol¨ªtica de la Kennedy m¨¢s reservada acab¨® en fracaso. Una comparecencia ante la prensa en la que dijo ¡°?Sabes?¡± hasta 144 veces y un curr¨ªculo falto de experiencia en el servicio p¨²blico le obligaron a retirar su candidatura ¡°por motivos personales¡±.
All¨ª termin¨®, en 2009, la ¨²ltima oportunidad de Kennedy para saltar a la vida p¨²blica estadounidense. Su aterrizaje en Tokio, sin embargo, podr¨ªa hacerle cambiar el rumbo, al convertirse en la primera mujer que ocupa el puesto de embajadora en el pa¨ªs asi¨¢tico, un puesto tradicionalmente reservado a grandes figuras. Entre quienes han representado a Estados Unidos en Jap¨®n se encuentran senadores como Mike Mansfield o Howard Baker, ambos l¨ªderes en la C¨¢mara Alta durante sus respectivas carreras, o el portavoz de la C¨¢mara de Representantes, Tom Foley.
El nombramiento de una Kennedy para este cargo supone adem¨¢s un gesto de lealtad de Estados Unidos hacia Jap¨®n, uno de sus mayores aliados, y un reconocimiento de la importancia que otorga a esta naci¨®n en el desarrollo de sus relaciones diplom¨¢ticas en Asia. Aunque la Casa Blanca no ha hecho a¨²n ninguna declaraci¨®n p¨²blica con respecto a la elecci¨®n de Kennedy, su nombre podr¨ªa estar asociado muy pronto al de la Embajada estadounidense en Tokio.
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