Espejismo
Observo con espanto las noticias acerca de la reducci¨®n del 10% del n¨²mero de denuncias por violencia de g¨¦nero en los ¨²ltimos cinco a?os debido a la crisis. Una reducci¨®n as¨ª deber¨ªa ser motivo de alegr¨ªa, pero no lo es: es una alarma. Es la misma alarma que, en una sociedad no aturdida, deber¨ªa causar el descenso de afiliados al paro, coyuntura directamente producida por la desidia y el rechazo de un sistema del que ya se espera poco.
Son cifras que act¨²an de espejismo: muestran una realidad que no es tal, son un placebo enga?oso, un peligro inminente. Son ¡°el problema que no tiene nombre¡±, que corre el peligro de pasar desapercibido y causar da?os irreparables. Ante estos hechos no cabe el des¨¢nimo y la inacci¨®n, sino el determinado ataque y puesta en marcha de pol¨ªticas y medidas efectivas: actuaciones que regeneren y que sanen.¡ª N¨¦stor Banderas Navarro.
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