Aire limpio
La rueda de la vida cohesiona la convivencia, pero en nuestro pa¨ªs este tejido social se halla profundamente contaminado
Con las primeras luces del d¨ªa comienza a rodar la vida. De madrugada el panadero amasa el pan; los barcos de pesca se hacen a la mar; por las carreteras convergen hacia las grandes urbes los camiones cargados de mercanc¨ªas; los agricultores salen al campo; los padres llevan a sus hijos al colegio; los ejecutivos, oficinistas y obreros llegan a la f¨¢brica; levantan el cierre los comercios; ruedan los autobuses y el suburbano en la ciudad transportando r¨ªos de gente, a cada uno hacia su af¨¢n; en los hospitales se abren los quir¨®fanos; los estudiantes llenan las aulas; en los mercados suenan los gritos de los tenderos animando las ventas de carne, pescado, frutas y hortalizas; en las redacciones de los peri¨®dicos comienza a prepararse el n¨²mero del d¨ªa siguiente mientras las ediciones digitales ruedan en las pantallas sin detenerse nunca; puede que a cualquier hora del d¨ªa o de la noche un escritor est¨¦ escribiendo un libro, una pareja se est¨¦ enamorando y muchos ciudadanos an¨®nimos est¨¦n proyectando sus sue?os sobre el futuro. Esta es la rueda de la vida, que cohesiona la convivencia, pero en nuestro pa¨ªs este tejido social se halla profundamente contaminado. La prensa, la radio y la televisi¨®n bombean a la superficie de forma continua e inagotable la basura de la corrupci¨®n pol¨ªtica y su insoportable hedor lo huele el panadero que fabrica el pan, el marinero que trae el pescado a puerto, el labrador que siembra las semillas, el camionero que transporta mercanc¨ªas, los escolares que llegan con sus cargadas mochilas al colegio, los m¨¦dicos que curan en los hospitales, las cajeras que cobran en los supermercados, los periodistas que elaboran las noticias, los carniceros, los ebanistas, las secretarias, los fontaneros, que cumplen con su deber. Como una lluvia ¨¢cida la corrupci¨®n se desprende desde la pol¨ªtica sobre cualquier orden moral de la vida cotidiana. ?A qu¨¦ se espera? Este pa¨ªs necesita urgentemente una pala que se lleve al infierno de una vez a toda esta reata de imputados y se limpie el aire para que el panadero, el carnicero, el frutero, el estudiante, el m¨¦dico, el profesor, el cient¨ªfico, el artista, el empresario vuelvan a la diaria rutina sin que el cabreo o el des¨¢nimo envenene, contamine y corrompa su propia vida.
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