Crisis e instituciones
Someterse a la Ley de Transparencia es una de las modernizaciones que necesita la Casa del Rey
La encuesta de Metroscopia que publica hoy este peri¨®dico muestra la crisis de confianza que alcanza a todas las instituciones clave del sistema constitucional, desde los partidos pol¨ªticos al Gobierno del Estado y al Parlamento, todos ellos p¨¦simamente valorados. Por encima de ellos se sit¨²a el grado de aprobaci¨®n del rey don Juan Carlos, que, sin embargo, pierde parte del cr¨¦dito popular de que dispon¨ªa. Por primera vez, son m¨¢s los que desaprueban la forma en que desempe?a sus funciones que los que la aprueban. La crisis golpea la confianza en las instituciones, mientras progresa la depositada en los movimientos de la sociedad civil como nuevos veh¨ªculos de las preocupaciones ciudadanas.
En este contexto se ha producido la imputaci¨®n de la infanta Cristina en la causa que afecta entre otros a su marido, I?aki Urdangarin. Y ese hecho, posterior a las fechas de realizaci¨®n del sondeo, afectar¨¢ de nuevo y de forma inevitable a la imagen de la jefatura del Estado, hasta tiempos recientes una de las instituciones m¨¢s valoradas por la ciudadan¨ªa. M¨¢s all¨¢ del hecho en s¨ª, produce da?o tambi¨¦n la agitaci¨®n que lo acompa?a: desde aquellos que de forma injustificada pretenden que la imputaci¨®n de la Infanta cuestiona la jefatura del Estado a los que atacan al juez instructor por su supuesta sed de protagonismo. Es dif¨ªcil llamar a la serenidad en ese ambiente. Pero eso es exactamente lo que necesita este pa¨ªs.
Hay que aplaudir la reacci¨®n del pr¨ªncipe don Felipe. Una vez conocido el hecho judicial que afecta a una de sus hermanas, el heredero de la Corona defendi¨® la independencia de la justicia de manera oportuna. La decisi¨®n del Pr¨ªncipe contribuye a paliar la impresi¨®n causada por el expl¨ªcito apoyo de la Casa del Rey al recurso de la fiscal¨ªa contra la imputaci¨®n de do?a Cristina. Un pa¨ªs serio no debe dejarse arrastrar por oleadas de pasiones. Si el juez ha visto indicios como para llamar a declarar a la Infanta, es su obligaci¨®n hacerlo, lo mismo que la del fiscal consiste en rebatir sus argumentos. Un tribunal decidir¨¢ qui¨¦n tiene raz¨®n y la investigaci¨®n proseguir¨¢ o se cerrar¨¢, como ha de ser en un Estado de derecho.
Problemas procesales al margen, los datos demosc¨®picos indican que en este pa¨ªs se est¨¢ cuarteando el contrato de confianza, no escrito, entre el pueblo y sus gobernantes. Ese agrietamiento afecta a la clase pol¨ªtica y especialmente a los dos grandes partidos. Y tambi¨¦n afecta m¨¢s a la imagen del Rey que a la propia Monarqu¨ªa. Don Juan Carlos ha contado siempre con el respaldo de PP y PSOE, precisamente los m¨¢s afectados por la gesti¨®n de esta crisis econ¨®mica y pol¨ªtica que lo consume todo. Algunos errores del Monarca y la tramitaci¨®n judicial de la causa que implica a su yerno ¡ªahora tambi¨¦n a la infanta Cristina¡ª son otros tantos elementos que explican esta erosi¨®n.
La estabilidad es un valor importante para las sociedades avanzadas, y la Monarqu¨ªa ha sido garant¨ªa de equilibrio. Para recuperarse de esta crisis, la Corona necesita modernizarse. Por eso hay que considerar una buena noticia el anuncio de que la Casa del Rey desea someterse a la Ley de Transparencia, que parece poner fin a las dudas y titubeos al respecto del Gobierno, y que debe hacerse de modo que los ciudadanos perciban la Monarqu¨ªa como una instituci¨®n abierta a la rendici¨®n de cuentas. A las Cortes les corresponde actuar, ante todo a la mayor¨ªa parlamentaria que sostiene al Ejecutivo. El proyecto de Ley de Transparencia fue enviado al Congreso hace nueve meses: h¨¢gase, pues, lo necesario para que nazca de una vez, como parte de las reformas que necesita la jefatura del Estado.
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