La alegr¨ªa
Para el gobierno del PP, la exclusi¨®n social no es un riesgo, sino un insignificante da?o colateral del que nadie debe hacerse responsable
Lo peor ni siquiera es el cinismo. Invocar la inviolabilidad del hogar o la edad del hijo de la vicepresidenta del Gobierno para condenar los escraches, implica consecuencias m¨¢s graves. Estas declaraciones explicitan que la sensibilidad de quienes se sienten agredidos se limita a los miembros de su propio grupo. As¨ª, el hogar de los desahuciables se puede, y se debe, violar con una ley injusta en la mano, y sus hijos, igual que los de los proletarios del siglo XIX, no cuentan como beb¨¦s. Para el Gobierno del PP, la exclusi¨®n social no es un riesgo, sino un insignificante da?o colateral del que nadie debe hacerse responsable.
Perm¨ªtanme, por tanto, que levante la voz para aclamar el decreto de una consejera de IU, que aplauda con fervor la iniciativa de la Junta de Andaluc¨ªa, la ¨²nica medida que se ha tomado en Espa?a desde hace mucho tiempo para proteger un derecho constitucional esencial de los ciudadanos. A pesar de las constantes intoxicaciones, de las retorcidas interpretaciones que ha inspirado, esta disposici¨®n ¡ªequiparable por otra parte a las normas que penalizan a los propietarios de viviendas desocupadas en muchos pa¨ªses de la UE¡ª tiene un valor que excede con mucho su propia aplicaci¨®n.
No se pod¨ªa hacer nada, dec¨ªan, pero resulta que s¨ª se puede. Ha muerto la pol¨ªtica, dec¨ªan, y miren por d¨®nde, acaba de resucitar. Todos son iguales, dec¨ªan, y sin embargo han dejado de serlo. B¨¢?ez le mete un hachazo a las pensiones por decreto mientras sus portavoces critican que Cort¨¦s escoja la v¨ªa del decreto para atacar a bancos y especuladores. Lo peor no es el cinismo. Lo mejor es que una Administraci¨®n haya sabido reaccionar para sacarle los colores de la verg¨¹enza a todas las dem¨¢s. Y el fin de la cantinela del voto ¨²til. Y la alegr¨ªa de encontrar en la unidad de la izquierda una puerta abierta hacia el futuro.
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