Regreso al ladrillo
El PP a?ade nuevas enmiendas antiecol¨®gicas a su lesiva reforma de la Ley de Costas
La tramitaci¨®n parlamentaria de la reforma de la Ley de Costas inicia sus ¨²ltimos pasos. El proyecto va a ser debatido en breve en el Senado y, a medida que avanza, el Partido Popular agrava con nuevas enmiendas la amenaza de regresi¨®n hacia el modelo de explotaci¨®n urban¨ªstica imperante en Espa?a que ha sido tan lesivo para el medio ambiente. La Ley de Costas, vigente desde 1988, marc¨® un antes y un despu¨¦s al delimitar la zona de servidumbre hasta los cien metros de la costa, prohibiendo por tanto la construcci¨®n en dicha franja y otorgando a las edificaciones anteriores a 1988 un plazo de 30 a?os ¡ªprorrogables a 60¡ª para ser demolidas.
La reforma que ahora propone el Gobierno prev¨¦ una ampliaci¨®n del plazo hasta los 75 a?os, facilita la explotaci¨®n de chiringuitos, as¨ª como las fiestas en la arena (ahora muy restringidas a causa de los problemas de salubridad que comportan) y ampl¨ªa tambi¨¦n el plazo para regularizar la situaci¨®n de los puertos deportivos en respuesta a la demanda de la patronal empresarial. Las ¨²ltimas enmiendas del PP proponen reducir en ciertos casos la zona de protecci¨®n de cien metros hasta los veinte, dejando en manos de los ayuntamientos la potestad de conceder licencias de obras, y amnistiar a doce n¨²cleos urbanos cuyas viviendas invaden el dominio p¨²blico. Ni siquiera las construcciones amenazadas por el mar debido al cambio clim¨¢tico est¨¢n obligadas a abandonar la zona de dominio p¨²blico, salvo que est¨¦n invadidas por el agua o ¡°exista un riesgo cierto de que lo haga¡±.
Editoriales anteriores
Los problemas de aplicaci¨®n que ha afrontado la Ley de Costas no justifican la reforma que este Gobierno ha puesto en marcha. El ¨²ltimo cambio de reducir a veinte metros de la costa la zona protegida tendr¨¢, como consecuencia, una relajaci¨®n de los controles a que se somet¨ªa cualquier obra realizada en esa franja y, a fecha de hoy, ni siquiera se ha incluido la prohibici¨®n de nueva edificaci¨®n, un extremo que vulnerar¨ªa el esp¨ªritu fundamental de la ley vigente, que pretend¨ªa liberar el litoral de la presi¨®n a la que est¨¢ sometido. La urbanizaci¨®n desaforada y la ocupaci¨®n de playas, riberas y marjales es un modelo acabado que, adem¨¢s de ser ecol¨®gicamente insostenible, puede repercutir negativamente a medio largo plazo en la industria tur¨ªstica y que ya lo ha hecho en el turismo de calidad.
Los cambios que el Partido Popular est¨¢ proponiendo solo benefician los intereses privados de unos pocos que, invadiendo terreno p¨²blico, perjudican el inter¨¦s general. El partido en el Gobierno cambia, adem¨¢s, las reglas de juego a mitad del partido, lo que sin duda va a generar agravios, inseguridad jur¨ªdica y pleitos. Es preocupante el cortoplacismo de esta reforma ¡ªel plazo general de concesiones termina en cinco a?os¡ª y la ceguera que demuestran unos gobernantes empe?ados en apostar por el mismo modelo de crecimiento que ha agravado la crisis. A¨²n hay tiempo para rectificar.
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