Lecciones de Boston
El brutal atentado en Estados Unidos ha recibido la mejor respuesta: coraje, prudencia y eficacia
Boston se ha convertido en el s¨ªmbolo m¨¢s reciente del terror. No pod¨ªa haber un contrapunto m¨¢s atroz a la alegr¨ªa, la hermandad y el esfuerzo que encarna un marat¨®n popular que esas dos mochilas con explosivos y metralla colocadas el lunes a ras del suelo en la meta. Las im¨¢genes de decenas de corredores con las piernas destrozadas son el compendio de la vileza y la insania.
El deseo de los asesinos de amplificar su mensaje de horror atacando un acto tan multitudinario sell¨® su destino: algunas c¨¢maras, de las miles all¨ª activadas, registraron los movimientos de los hermanos de origen checheno Dzhokhar y Tamerlan Tsarnaev, identificados tres d¨ªas despu¨¦s del atentado. Esta sociedad del Gran Hermano de masas ha mostrado su rostro m¨¢s provechoso. La colaboraci¨®n ciudadana ha sido decisiva; e impresionante, a primera vista, la eficacia de las fuerzas de seguridad, coordinadas en un despliegue espectacular.
A¨²n queda mucho por desvelar en este atentado, el primero con ¨¦xito desde el 11-S en territorio estadounidense. Los autores resid¨ªan y estudiaban en EE UU. El rastro que han dejado en las redes sociales los presenta como devotos musulmanes y defensores de la independencia de Chechenia, foco de varias milicias islamistas nacidas al calor de la guerra contra Rusia. Si actuaron solos, como una pareja enajenada, o si formaban parte de una trama de m¨¢s calado, es algo que se sabr¨¢ m¨¢s temprano que tarde.
La tragedia, por otra parte, ha sacado lo mejor del pa¨ªs golpeado. Los habitantes de Boston han reaccionado con coraje y se han volcado con las v¨ªctimas, sin estridencias, sin permitir que el atentado los paralice. Las autoridades, tanto federales como locales, han demostrado que est¨¢n la altura de las circunstancias y que piensan ante todo en el ciudadano. Barack Obama ha actuado con serenidad y prudencia, y republicanos y dem¨®cratas han aparcado sus batallas.
Ser¨ªa deseable que ese esp¨ªritu de unidad perdure, sobre todo si se confirma la pista islamista. La sombra del ataque de Bengasi, hace siete meses, a¨²n acecha. El asalto de una c¨¦lula salafista al consulado de EE UU en esa ciudad libia, que se cobr¨® la vida del embajador y otros tres funcionarios, revel¨® una serie de errores de c¨¢lculo que golpearon a Obama. Mal har¨ªan sus rivales en utilizar ahora el atentado de Boston como ariete contra el plan del presidente de dar carpetazo a la guerra contra el terrorismo desatada tras el 11-S, con excrecencias como Guant¨¢namo, para recuperar los principios y valores sobre los que se fundamenta Estados Unidos.
El pa¨ªs es notablemente m¨¢s seguro hoy que hace 12 a?os. Pero en la lucha contra un terrorismo cada vez m¨¢s atomizado, muchas veces, la mayor¨ªa, se gana, pero a veces tambi¨¦n se pierde. El terrorismo forma parte de nuestras vidas. Y la mejor respuesta la han dado los bostonianos: pensar ya en la pr¨®xima carrera.
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