Irak, diez a?os de pretextos
Estados Unidos y sus aliados invadieron el pa¨ªs bas¨¢ndose en justificaciones hoy desenmascaradas
No es que los pretextos para dominar Irak comenzaran en 2003, con las armas de destrucci¨®n masiva que los h¨¦roes de las Azores todav¨ªa no han desmentido. Comenzaron mucho antes. Pero no es cuesti¨®n de remontarse a 1991, cuando tras la guerra se impuso un devastador embargo para debilitar el r¨¦gimen de Sadam Husein que solo debilit¨® a la sociedad iraqu¨ª. Ni a la anterior guerra del Golfo (1980-1988), la que enfrent¨® a Irak, el socio occidental, con el Ir¨¢n reci¨¦n salido de la revoluci¨®n isl¨¢mica. Basta el cat¨¢logo de lo acontecido en estos ¨²ltimos 10 a?os para revisar las formas posibles de la ignominia contempor¨¢nea y comprobar c¨®mo en Irak Occidente ha tocado fondo. Y, lo que es peor, las repercusiones regionales no dejan de sucederse.
?1. El pretexto humanitario. Irak es un ejemplo perverso de c¨®mo el humanitarismo se ha convertido en un arma letal en la nueva din¨¢mica global entre guerra y soberan¨ªa. EE UU y sus aliados no solo se sirvieron para la invasi¨®n del principio del mal menor interpretado en t¨¦rminos humanitarios, sino que la posterior d¨¦cada de ocupaci¨®n lo ha naturalizado. Eyal Weizman explica en su excelente The least of all possible evils. Humanitarian violence from Arendt to Gaza (Verso, 2012) c¨®mo en los ¨²ltimos 20 a?os el c¨¢lculo del mal menor ha llegado a regular las formas sistem¨¢ticas de violencia, de modo que la previsi¨®n de la cantidad de violencia aceptable ha reemplazado a la vieja mec¨¢nica administrativa de ¡°la banalidad del mal¡± de Arendt. Lo distintivo de la noci¨®n de mal menor hoy no es que normativice la violencia, sino que se retroalimenta de ella y se sirve de actores no estatales como las ONG. En Irak, al ignorar las resoluciones de Naciones Unidas, los aliados descubrieron que violentando la legalidad so pretexto de la obligaci¨®n humanitaria se relativizaba la noci¨®n de ley y se abr¨ªa la puerta a que lo ilegal se convirtiera en legal a trav¨¦s de la violaci¨®n sistem¨¢tica, como ha acabado siendo la t¨®nica.
Esta deriva ha quedado de manifiesto en la magnitud de los ¡°da?os colaterales¡± fruto de la intervenci¨®n y ocupaci¨®n militares, sujetos a c¨¢lculos previstos por el Pent¨¢gono y superados por la realidad misma. Solo hay que acudir a los informes de Acnur, Unicef, UNDP o la OMS para comprobarlo. En estos 10 a?os han muerto 117.000 civiles, seg¨²n las estimaciones m¨¢s moderadas. M¨¢s de cuatro millones de iraqu¨ªes han tenido que abandonar sus hogares (de ellos la mitad ha dejado el pa¨ªs). Solo uno de cada tres ni?os iraqu¨ªes menor de cinco a?os dispone de agua potable, y uno de cada cuatro padece malnutrici¨®n cr¨®nica. Si en 1986 la tasa de analfabetismo adulto era del 6% (pr¨¢cticamente igual a la de Espa?a), en 2010 es del 23% (en Espa?a es del 2,3%). Y, para colmo de males, la basura nuclear que hay en el pa¨ªs es 14.000 veces la de Hiroshima.
En una d¨¦cada han muerto 117.000 civiles seg¨²n las estimaciones m¨¢s moderadas
2. El pretexto democratizador. Cuando el 9 de abril de 2003 las tropas estadounidenses derribaron la estatua de Sadam Husein de la plaza Firdaus (El Para¨ªso) de Bagdad, el j¨²bilo de muchos iraqu¨ªes ten¨ªa sobrados motivos. Con la mole se desmoronaban tres d¨¦cadas de autoritarismo baazista. Pero pronto qued¨® claro que el recambio no consistir¨ªa en la instauraci¨®n de la democracia prometida por Bush. El desmantelamiento del aparato estatal baazista, ejecutado en menos de dos meses por el proc¨®nsul de la Coalici¨®n Internacional, Paul Bremer, dej¨® el campo pol¨ªtico en manos de la ¨²nica oposici¨®n organizada, los grupos chi¨ªes apoyados por Ir¨¢n. A pesar de las rivalidades cl¨¢nicas, los chi¨ªes en su conjunto sirvieron a la vez al mando americano y al amigo iran¨ª y organizaron, junto a los partidos kurdos, la nueva estructura pol¨ªtica del pa¨ªs. De esta forma se materializ¨® otra paradoja del conflicto: lo que era bueno para Teher¨¢n ?era bueno para Washington!
Sin embargo, los escenarios prefabricados al abrigo del pretexto democratizador son de imposible encaje democr¨¢tico. Los resultados electorales de 2010 no satisficieron ni a Estados Unidos (partidario de la coalici¨®n Al Iraqiya) ni a Ir¨¢n (partidario del Consejo Supremo Isl¨¢mico de Irak). Nuri al Maliki, l¨ªder del Partido de la Dawa Isl¨¢mica, tercera formaci¨®n en discordia, se convirti¨® en primer ministro. El objetivo de Al Maliki en sus dos a?os de Gobierno ha sido acaparar el control de las distintas instancias del Estado en previsi¨®n de la retirada de las tropas norteamericanas: los cuerpos de seguridad, la judicatura, el Parlamento, todo a trav¨¦s de una mara?a de corruptelas pol¨ªticas y econ¨®micas. El recrudecimiento de los atentados desde 2011 no ha sido ajeno a esta estrategia, al tiempo que la misi¨®n securitaria le ha dado al r¨¦gimen de Maliki una raz¨®n de ser ante una poblaci¨®n exhausta.
3. El pretexto identitario. Si hay algo en lo que el 90% de los iraqu¨ªes coincide es en rechazar toda visi¨®n sectaria de la identidad. A pesar de ello, el argumentario que sostiene que el sectarismo es inherente a la sociedad iraqu¨ª es el m¨¢s socorrido entre el establishment occidental a la hora de explicar cualquier enfrentamiento social o pol¨ªtico. Las etiquetas que describen el conflicto en t¨¦rminos de sunn¨ª / chi¨ª; ¨¢rabe / kurdo / turcomano / asirio; cristiano / musulm¨¢n, contradicen la realidad de una poblaci¨®n h¨ªbrida en t¨¦rminos de expresi¨®n identitaria. Resulta tan absurdo como in¨²til preguntar a un iraqu¨ª si va a una mezquita sunn¨ª o chi¨ª o si es esto o lo otro... Hasta en el Kurdist¨¢n o entre los iraqu¨ªes con d¨¦cadas de exilio a la espalda, la pertenencia se expresa por medio de dos o tres identidades, incompatibles para Occidente. No es raro que alguien sea, por ejemplo, sunn¨ª por parte de padre, chi¨ª por parte de madre, kurdo de origen y de cultura ¨¢rabe.
Es la ocupaci¨®n extranjera la que ha afianzado en la zona a grupos terroristas yihadistas
Recordaba recientemente el novelista liban¨¦s Elias Khoury en el diario Al-Quds al-Arabi (9-4-2013) que a las potencias coloniales primero, y a los dictadores ¨¢rabes despu¨¦s, siempre les ha sido muy rentable inocular el virus sectario en las sociedades ¨¢rabes con el pretexto de defender a las minor¨ªas. Lo hizo Sadam Husein, lo hizo Mubarak, lo hicieron y siguen haci¨¦ndolo los El Asad y lo hacen tambi¨¦n ahora Morsi y Al Maliki. Lo sorprendente en el caso de Irak es la gran resistencia de la poblaci¨®n a que el sectarismo se naturalice.
4. El pretexto antiyihadista. La presencia de Al Qaeda en Irak fue un pretexto tan falso para la invasi¨®n de 2003 como es hoy una espinosa realidad. Porque ha sido la ocupaci¨®n la que ha posibilitado el afianzamiento de grupos terroristas de car¨¢cter yihadista en un pa¨ªs que los hab¨ªa mantenido a raya. La operaci¨®n (junio de 2006) que acab¨® con la c¨¦lula de Abu Musab al Zarqawi sirvi¨® para que los defensores de la ocupaci¨®n abundaran en las tesis del peligro yihadista, si bien hay muchos puntos por aclarar sobre el papel que jug¨® Al Zarqawi en Irak. Incluso The Washington Post (9-4-2006) lleg¨® a cuestionar su importancia en la insurgencia iraqu¨ª, que habr¨ªa que achacar a la campa?a orquestada en su contra por el Ej¨¦rcito americano. Lo que s¨ª es cierto es que la resistencia iraqu¨ª se vio seriamente afectada por la intromisi¨®n del yihadismo. Es este un patr¨®n que por desgracia vemos repetirse en el actual escenario revolucionario sirio.
Estos cuatro pretextos de EE UU y sus aliados para la invasi¨®n, la guerra y la ocupaci¨®n de Irak son igualmente mentiras y cr¨ªmenes. Cr¨ªmenes cometidos en nombre del humanitarismo, la democracia, la lucha contra el terrorismo y la defensa de las minor¨ªas. Contra ellos se concentra la juventud iraqu¨ª cada viernes en las principales ciudades del centro y oeste del pa¨ªs. Esta otra ¡°revuelta ¨¢rabe¡±, pac¨ªfica y silenciada, constituye en la actualidad el mayor desaf¨ªo a la pol¨ªtica oficial, y evidencia la posibilidad de un Irak unido y libre.
Luz G¨®mez Garc¨ªa es profesora de Estudios ?rabes e Isl¨¢micos de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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