Colombia se examina de derechos humanos
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Por Isabel Ortigosa, responsable de Incidencia de InspirAction (@isabelortigosa / @inspiractionorg)
Foto: Inspiraction.
El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas celebra hoy por segunda vez el Examen Peri¨®dico Universal (EPU) de Derechos Humanos de Colombia. Este ¡°examen¡±, desconocido por la gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n, es el mecanismo de Naciones Unidas para examinar las pr¨¢cticas en derechos humanos de todos los Estados del mundo, una vez cada cuatro a?os y medio. Por lo tanto, se trata de una herramienta determinante para pa¨ªses como Colombia, sumidos en un conflicto armado interno desde hace d¨¦cadas.
Tras la celebraci¨®n del primer examen peri¨®dico Universal para Colombia, en el a?o 2008, se establecieron una serie de recomendaciones al Estado colombiano. Pero a pesar de que ha habido ciertos avances, y de que en el exterior Colombia es percibido como un pa¨ªs cada vez m¨¢s avanzado, moderno y seguro, contin¨²an sucedi¨¦ndose graves y sistem¨¢ticas violaciones de derechos humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario, que permanecen en la impunidad y que son cometidas por todos los actores armados del conflicto, tanto guerrilla como paramilitares y fuerzas armadas.
En el a?o 2012, 357 defensores de derechos humanos fueron agredidos, 69 perdieron la vida, y 202 fueron amenazados. Las mujeres son particularmente vulnerables, ya que todos los actores del conflicto usan la violencia sexual, con casi total impunidad, como estrategia de guerra y terror.
En Colombia la violencia es la expresi¨®n extrema del poder en una sociedad polarizada. Durante siglos, la riqueza y el poder han estado concentrados en las manos de ¨¦lites que han dominado la pol¨ªtica, monopolizado los recursos y usado el aparato del Estado para reprimir los movimientos sociales, los sindicatos, la oposici¨®n pol¨ªtica y en general, a todo aquel que buscara desafiar el equilibrio del poder.
A pesar de ser un pa¨ªs de ingresos medios, uno de cada tres colombianos vive en la pobreza, que est¨¢ especialmente extendida en las comunidades rurales y afecta particularmente a los desplazados internos (entre cuatro y cinco millones y medio de personas, seg¨²n las fuentes). El 94% de las personas que se vieron forzadas a huir de sus hogares viven en la pobreza, el 77% en la extrema pobreza y cerca de la mitad dice padecer hambre.
Ciertamente, el gobierno actual ha tratado de impulsar medidas para proteger a las v¨ªctimas y restituir sus tierras a los campesinos desplazados. Pero, en la pr¨¢ctica, los avances han sido escasos y la impunidad sigue siendo una constante.
Y no, no estamos hablando de un pa¨ªs violento o injusto por naturaleza: las violaciones de los derechos humanos en Colombia son masivas, sistem¨¢ticas y generalizadas, y no ocurren porque s¨ª, sino que est¨¢n directamente vinculadas con la distribuci¨®n extremadamente desigual de la tierra, el poder y la riqueza. Defensores de derechos humanos, l¨ªderes comunitarios y sindicalistas son el blanco frecuente de un creciente n¨²mero de ataques, amenazas y persecuciones, con claros objetivos econ¨®micos y pol¨ªticos.
En InspirAction encontramos esperanza en el anuncio, en agosto de 2012, del inicio de las negociaciones de paz con la guerrilla FARC/ EP, ya que estamos convencidos de que la v¨ªa del di¨¢logo es la ¨²nica que puede llevar a que los colombianos alcancen la paz sostenible y justa que merecen. Este proceso puede ser una oportunidad clave para enfrentar las causas estructurales del conflicto, como son la concentraci¨®n de la tierra y el poder, la desigualdad, las violaciones de derechos humanos y los altos niveles de impunidad. Pero para ello, las negociaciones deben ser incluyentes y garantizar que las v¨ªctimas est¨¢n representadas y son escuchadas y tomadas en cuenta.
Hoy, en una sesi¨®n m¨¢s en un sal¨®n de Naciones Unidas, se discutir¨¢ la situaci¨®n que viven millones de personas no s¨®lo en Colombia, sino tambi¨¦n en otros 13 pa¨ªses. Parece un martes m¨¢s, pero hoy, 23 de abril, tenemos una oportunidad para desafiar la violencia estructural y los sistemas que evitan el cumplimiento y el respeto de los derechos humanos en estos 14 pa¨ªses. No queremos tener que esperar otros cuatro a?os y medio. Se?ores de Naciones Unidas, escuchen a la sociedad civil, enfrenten la realidad. Podemos cambiarla.
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