Una fuga de manual antiguo
Un preso se escapa de la c¨¢rcel Modelo de Barcelona cambi¨¢ndose la ropa con un familiar
En un tiempo donde es dif¨ªcil encontrar un lugar en la ciudad que no caiga bajo el foco de una c¨¢mara y en el que existen sofisticados artilugios para controlar quien entra y quien sale de cualquier recinto, en la c¨¢rcel Modelo de Barcelona los presos se escapan por el m¨¢s viejo, pedestre y rudimentario de los procedimientos de fuga: cambiarse la ropa con un visitante.
Eso es lo que ocurri¨® el mi¨¦rcoles por la noche. Un preso de origen paquistan¨ª que estaba en prisi¨®n preventiva desde enero por un delito de malos tratos a su pareja, solicit¨® un encuentro con su familia. Cada mes se producen m¨¢s de 2.000 de estas citas, que se celebran en una habitaci¨®n sin c¨¢maras ni vigilancia para preservar la intimidad.
Durante la visita, el fugado se cambi¨® la ropa con un familiar, y se march¨® con el resto de visitantes. Fue el nerviosismo del suplantador el que alert¨® a los vigilantes de que algo ocurr¨ªa. Cuando descubrieron el cambiazo hab¨ªan pasado solo diez minutos, pero la c¨¢rcel Modelo se encuentra en pleno Eixample, a pie de metro. El preso ten¨ªa una orden de alejamiento de la pareja a la que hab¨ªa maltratado. La mujer puede ahora estar en peligro, por lo que la polic¨ªa ha tenido que establecer medidas de protecci¨®n.
Cuando se construy¨®, en 1904, la c¨¢rcel Modelo de Barcelona fue considerada as¨ª, mod¨¦lica, por su estructura de pan¨®ptico, en la que, siguiendo el modelo ideado por Jeremy Bentham, un escaso n¨²mero de vigilantes pod¨ªa controlar la poblaci¨®n reclusa sin que el preso supiera si estaba o no siendo observado. Pero ahora es una instalaci¨®n en estado deplorable y pendiente de clausura, en la que hay 1.781 presos cuando solo tiene capacidad para 1.100.
El protocolo prev¨¦ tomar las huellas dactilares del preso visitado, para cotejarlas cuando regresa a la zona de celdas. Pero se hace con tinta, papel... y una lupa. No muy lejos, una entidad igualmente vetusta como el Ateneo de Barcelona, dispone de modernos lectores digitales que franquean el paso ¨²nicamente a los socios. Es una tecnolog¨ªa relativamente barata ¡ªcada terminal cuesta unos 50 euros¡ª pero por lo visto el presupuesto penitenciario catal¨¢n no da para tales dispendios y ni siquiera las nuevas prisiones, construidas hace pocos a?os, disponen de ella.
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