Isabel II abre la puerta a Carlos
A los 87 a?os, la reina de Inglaterra, cede parte del protagonismo a su heredero pero no piensa abdicar
Han bastado dos gestos aparentemente triviales pero de enorme significaci¨®n para que los brit¨¢nicos empiecen a darse cuenta de que el reinado de Isabel II puede estar acerc¨¢ndose a su final. No porque vaya a abdicar, algo que nadie cree que pueda ocurrir salvo por razones de causa mayor, sino porque la reina ha cumplido 87 a?os y, aunque de recia salud y un historial de gran longevidad entre las mujeres de la familia, a esa edad todo es posible en cualquier momento.
Primero, los portavoces del palacio de Buckingham anunciaron el martes que el monarca no asistir¨¢ en noviembre a la cumbre bianual de la Commonwealth que se celebrar¨¢ del 15 al 17 de noviembre en Colombo, la capital de Sri Lanka. En su representaci¨®n estar¨¢ su hijo Carlos, heredero de la corona. El mi¨¦rcoles, la soberana se hizo acompa?ar del pr¨ªncipe de Gales y su esposa en el tradicional discurso de la reina en el parlamento de Westminster con el que cada a?o se inaugura el curso parlamentario.
Son solo dos gestos, pero de gran calado. Tanto el hecho de que la reina recorte su programa de actividades en el extranjero como el relevante papel que est¨¢ adoptando el heredero. ?Significa eso que Isabel II se est¨¢ preparando para abdicar, como acaba de hacer la reina Beatriz de Holanda? ??No!!, proclaman a coro los expertos en la realeza brit¨¢nica. La reina de Inglaterra no abdicar¨¢ nunca, aseguran.
Lo que est¨¢ haciendo el monarca brit¨¢nico es reconocer que no es inmortal, que los a?os no pasan en balde y que en el futuro no podr¨¢ soportar la enorme carga que sigue llevando a pesar de su edad, asistiendo a m¨¢s de 400 actos al a?o.
Abdicar es una palabra que no existe en el diccionario de Isabel II, a pesar de que el a?o pasado festej¨® los 60 a?os en el trono. Eso se debe, sobre todo, a dos razones. Una, de car¨¢cter hist¨®rico: la abdicaci¨®n sigue ligada a uno de los peores momentos de la historia reciente de la monarqu¨ªa brit¨¢nica, cuando su t¨ªo Eduardo VIII renunci¨® al trono en diciembre de 1936 tras un ef¨ªmero reinado de menos de 11 meses para casarse con la mujer de la que estaba enamorado, la millonaria y divorciada Wallis Simpson. Eso le trae a Isabel no solo im¨¢genes de inestabilidad en la instituci¨®n, sino el recuerdo de la tragedia personal de su padre, el rey Jorge VI, un hombre que no esperaba alcanzar el trono y que se vio obligado a reinar contra su voluntad personal. Por eso Isabel es ahora reina.
La otra raz¨®n, quiz¨¢s a¨²n m¨¢s importante para ella, es que su reconocida profesionalidad est¨¢ re?ida con la idea misma de renunciar al trono, algo solo concebible en el caso de que su salud le impidiera ocuparlo con la dignidad necesaria.
Los expertos recuerdan ahora que en 1947, cuando cumpli¨® 21 a?os y a¨²n no hab¨ªa accedido al trono, la entonces princesa declar¨® en un mensaje a la Commonwealth: ¡°Declaro ante todos vosotros que toda mi vida, lo mismo si es larga que si es corta, estar¨¢ consagrada a vuestro servicio y al servicio de la gran familia imperial a la que todos pertenecemos¡±. Un compromiso que ella considera reiterado por la ceremonia de coronaci¨®n, en la que el arzobispo de Canterbury le inserta el Anillo de Inglaterra que simboliza que el monarca est¨¢ casado con el pa¨ªs.
El hecho de que el pr¨ªncipe de Gales asuma la representaci¨®n de su madre en los viajes al extranjero que ella ya no puede realizar es absolutamente normal. Pero que Isabel II se hiciera acompa?ar de ¨¦l en el parlamento y que Carlos estuviera acompa?ado de su esposa, la duquesa de Cornualles, es un claro mensaje de que la reina est¨¢ diciendo a los brit¨¢nicos que se preparen para verle reinar. La presencia de Camila junto a Isabel II, el duque de Edimburgo y el pr¨ªncipe Carlos en el pomposo discurso de la reina en la C¨¢mara de los Lores hubiera sido impensable hace 10 a?os. Hoy es el s¨ªmbolo de que, sea cual sea su estatuto institucional como segunda esposa del heredero, Camila ser¨¢ la reina consorte cuando Carlos acceda al trono a la muerte de su madre.
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