Marcaje a Di St¨¦fano
Los planes de boda con su secretaria han desatado una tormenta Los hijos del mito buscan incapacitarlo y alejar su legado de las manos de su ambiciosa prometida
Si a los aficionados al f¨²tbol se les pregunta por los mejores jugadores de la historia, su nombre siempre aparece. Alfredo Di St¨¦fano lleva muchos a?os viviendo como una leyenda. Respetado por todos y venerado por estrellas del siglo XXI como Cristiano Ronaldo y Leo Messi, don Alfredo disfrutaba hasta hace poco de una pl¨¢cida vejez. Eso s¨ª, siempre cerca del f¨²tbol y del Real Madrid, del que es presidente de honor. Pero su deseo de casarse, a los 86 a?os, con una mujer de 36 ha disparado las alarmas en sus cinco hijos, que han solicitado su incapacidad para impedir el matrimonio. El jueves d¨ªa 16, un m¨¦dico forense examinar¨¢ a Di St¨¦fano y determinar¨¢ si se halla en plenas facultades. En los ¨²ltimos tiempos sobrelleva sus problemas cardiacosy suele hablar m¨¢s del pasado que del presente. El anuncio de boda ha desatado un debate entre quienes lo ven como el deseo de agradar a la mujer que lo acompa?a en esta etapa de su vida y quienes ven un empe?o de ella de formalizar una relaci¨®n para convertirse en propietaria de la rentable marca Di St¨¦fano.
¡°Estoy enamorado¡±, dicen que proclam¨® don Alfredo al anunciar su matrimonio. Fuentes del club aseguran que esa declaraci¨®n de amor est¨¢ teledirigida y forma parte de una estrategia. Hace dos semanas, el jugador estuvo en una cl¨ªnica de Madrid haci¨¦ndose unas pruebas. Hasta all¨ª fueron a visitarlo miembros del club, pero a ninguno de ellos les cont¨® sus planes de boda y su deseo de que Florentino P¨¦rez, el presidente, fuera su padrino. ?Fue discreto? ?Todav¨ªa no hab¨ªa planes... o ¨¦l los desconoc¨ªa?
El 24 de abril, los cinco hijos de Alfredo Di St¨¦fano acudieron a un tribunal de Madrid para pedir la incapacidad de su padre. Poco antes hab¨ªan descubierto que en los juzgados de la madrile?a calle de Pradillo hab¨ªan comenzado a tramitarse los papeles para celebrar la boda de su progenitor con Gina Gonz¨¢lez, su secretaria, representante y acompa?ante en los ¨²ltimos a?os. El 26 de abril, el juez admiti¨® la demanda. Ocho d¨ªas despu¨¦s, la pareja anunciaba al diario El Mundo que se casaba.
Desde que se ha iniciado el proceso de incapacidad, el mito del f¨ªtbol no sale de casa. Tampoco ha ido al estadio a ver jugar a su equipo. Siempre est¨¢ acompa?ado por su familia y tiene el tel¨¦fono m¨®vil restringido. Ni sus amigos ni el club han podido hablar con ¨¦l. Sus hijos tambi¨¦n guardan silencio. Solo se pronuncian a trav¨¦s de comunicados y despu¨¦s de descubrir c¨®mo un asunto familiar se ha convertido en p¨²blico.
¡°Ante el deterioro evidente de las facultades f¨ªsicas e intelectivas que se viene observando en nuestro padre desde hace meses, sus cinco hijos, previo diagn¨®stico m¨¦dico de su estado de salud, tomamos la decisi¨®n de solicitar ante los juzgados competentes, y en su exclusivo inter¨¦s, su declaraci¨®n de incapacidad (...)¡±, se?alan en el texto. Justifican su decisi¨®n de intervenir, en que, ¡°de no adoptarse las medidas solicitadas, se generar¨ªa una situaci¨®n de desamparo que es nuestra intenci¨®n evitar a toda costa¡±. El pasado jueves difundieron un segundo anuncio para precisar que no mantienen ¡°incomunicado¡± a su padre y que su decisi¨®n de intervenir es previa al anuncio de su boda. Gina Gonz¨¢lez est¨¢ en Madrid y guarda silencio aunque ha intentado ir cobrando a un programa de televisi¨®n.
La relaci¨®n de Di St¨¦fano con Gina Gonz¨¢lez viene de lejos y se conoc¨ªa en ambientes del f¨²tbol. Era habitual ver al presidente de honor del Madrid llegar al Bernab¨¦u en una silla empujada por ella. Pero pocos pensaron que pudiera acabar en matrimonio.
Hace casi diez a?os, Gina Gonz¨¢lez aterriz¨® en Madrid procedente de Costa Rica. A algunos se present¨® como periodista; a otros, como abogada. Buscaba trabajo. En una entrevista al diario As lleg¨® a decir: ¡°Quiero dirigir al Madrid¡±. Tambi¨¦n intent¨® ser representante de jugadores. Su presencia se convirti¨® en habitual all¨ª por donde iba el equipo. Frecuent¨® a directivos y poco despu¨¦s logr¨® entrar en el club como becaria de la Fundaci¨®n Real Madrid. Se mov¨ªa bien y siempre estaba dispuesta a ayudar. Conocer a Di St¨¦fano fue su llave definitiva.
La asociaci¨®n de veteranos tiene la sede en el Bernab¨¦u, muy cerca de la Fundaci¨®n. Esa proximidad hizo posible que Gonz¨¢lez visitara a Di St¨¦fano con frecuencia y se convirtiera en su asistente. Lo mismo le ayudaba a escribir unas memorias que atend¨ªa el correo o llamadas que ped¨ªan una entrevista con el astro del f¨²tbol. En poco tiempo se convirti¨® en la persona clave para acceder a Di St¨¦fano. Su papel nunca estuvo definido. ?Secretaria? ?Representante...?
Algunos de los veteranos del Real Madrid pronto desconfiaron de las atenciones que Gina ten¨ªa con su amigo. Hasta tal extremo lleg¨® la tensi¨®n que Di St¨¦fano comenz¨® a ocultar, como relatan algunos de ellos, sus encuentros.
Por aquel entonces, Di St¨¦fano viv¨ªa la fama de la calle, pero sufr¨ªa la soledad en su casa. En 2005 muri¨® Sara Freites, su mujer, la madre de sus seis hijos. Discreta como nadie, nunca busc¨® la fama; bien al contrario, huy¨® de ella y supo entender a la perfecci¨®n al futbolista que triunfaba y en ocasiones mostraba un car¨¢cter complicado y refunfu?aba. Tras quedarse solo, apareci¨® Gina Gonz¨¢lez.
Don Alfredo no es Rico. Su patrimonio est¨¢ en su legado deportivo
Di St¨¦fano resid¨ªa en Madrid junto a su hija Nanette hasta que el pasado mes de diciembre esta muri¨®. Entonces el Madrid decidi¨® darle toda la asistencia necesaria a su presidente de honor: m¨¦dicos a domicilio, personal para atenderlo de noche y el coche con ch¨®fer de Florentino P¨¦rez siempre listo para desplazarle donde fuera necesario. A Gina Gonz¨¢lez la ve¨ªa lejos del ¨¢mbito familiar y dom¨¦stico. Y eso que hubo ocasiones.
Cuando Di St¨¦fano cumpli¨® 85 a?os, ella organiz¨® una fiesta por todo lo alto a la que convoc¨® a veteranos jugadores y a miembros de la Federaci¨®n. No acudi¨® ninguno de sus hijos y tampoco los jugadores del Real Madrid, que quisieron as¨ª dejar claro que Gonz¨¢lez no era, en su opini¨®n, una buena compa?¨ªa. La historia se repiti¨® cuando el pasado verano la embajada de Colombia organiz¨® un homenaje al m¨ªtico jugador. Esa vez Gina no acudi¨®, s¨ª el resto.
Di St¨¦fano siempre ha impuesto la presencia de Gina Gonz¨¢lez. Incluso lleg¨® a pedir al Madrid que le diera un asiento permanente en el palco de honor, a lo que el club no accedi¨®. Hubo una temporada en la que quien es presidente de honor se neg¨® a asistir a los partidos a no ser que pudiera ir con ella.
De un tiempo a esta parte varios testigos relatan c¨®mo en las tertulias que se forman en los restaurantes frecuentados por la gente del f¨²tbol era habitual escuchar a Gina decirle a Di St¨¦fano delante de todos: ¡°Bueno, ?te casas conmigo o qu¨¦?¡±. Esos mismos testigos se?alan que no pensaron que la pregunta encontrara repuesta.
Di St¨¦fano no es rico. Posee un par de pisos y algunos ahorros. Su patrimonio es el deportivo. Cuando Florentino P¨¦rez decidi¨® que fuera presidente de honor, lo hizo para ayudarle. El club dispuso que tuviera un sueldo ¡ªalgo que no tiene ning¨²n directivo¡ª de 180.000 euros al a?o y lleg¨® a un acuerdo para gestionar un museo con su patrimonio deportivo ¡ªcamisetas, botas, trofeos...¡ª por el que el club le paga otros 120.000 euros. Adem¨¢s tiene dos contratos con el diario Marca, uno para escribir art¨ªculos, que elabora con ayuda de Gonz¨¢lez, y otro por el que cede su nombre para un trofeo que el peri¨®dico otorga anualmente. Con ese dinero, el m¨ªtico jugador disfruta de una acomodada vejez. Tras su muerte, el patrimonio deportivo de Di St¨¦fano ser¨¢ muy valioso. En esa sociedad, el jugador ha depositado todo su legado. Tambi¨¦n est¨¢ registrado su nombre y comercializaci¨®n. Sus herederos lo saben. Y Gina Gonz¨¢lez, tambi¨¦n. Si finalmente hay boda, su viuda se quedar¨¢ con el usufructo de la sociedad que gestiona la marca. A sus 36 a?os, tiene m¨¢s posibilidades de disponer de ¨¦l que sus hijos, bastante mayores que la mujer que intenta convertirse en su madrastra.
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