Mitad artista, mitad guerrero
El director de 'As' repasa la leyenda de Di St¨¦fano
El pr¨®ximo 23 de octubre se cumplir¨¢n 50 del partido Inglaterra-Resto del Mundo que se disput¨®, con todo boato, en el viejo Wembley para celebrar el centenario de la creaci¨®n del f¨²tbol. Di St¨¦fano fue capit¨¢n de la Selecci¨®n del Resto del mundo. Me pareci¨® en aquel momento que no le cab¨ªa mayor honor a un futbolista. A¨²n me lo sigue pareciendo.
Para todos los europeos que ya segu¨ªan el f¨²tbol en aquella ¨¦poca, empezando por el hoy presidente de la FIFA, Joseph Blatter, Di St¨¦fano sigue siendo el mejor jugador de todos los tiempos. Despu¨¦s de un arranque brillante y fugaz en Argentina, se march¨® a Colombia, al Millonarios, donde se cre¨® un campeonato pirata, construido sobre la base de reclutar jugadores de toda Sudam¨¦rica (y aun algunos europeos) sin pagar traspaso. All¨ª jug¨® Di St¨¦fano cuatro a?os, como extraordinario agitador y goleador de su equipo, que fue conocido como El ballet azul. La FIFA arregl¨® aquel cisma, quiz¨¢ el mayor problema que ha sufrido el f¨²tbol en el plano profesional-internacional, con el llamado pacto de Lima, una de cuyas consecuencias ser¨ªa el diab¨®lico caso de la doble contrataci¨®n de Di St¨¦fano en Espa?a, por el Barcelona y el Madrid.
La primera vez que vino aqu¨ª fue en 1952, en las Bodas de Oro del Madrid. Aquel nueve rubio que se mov¨ªa por todas partes y marcaba goles con facilidad impresion¨® a todos. El Bar?a fue por ¨¦l, v¨ªa River, a donde deb¨ªan volver sus derechos en 1954; el Madrid, v¨ªa Millonarios, que a¨²n era propietario de su ficha, pero que no lo pod¨ªa vender sin permiso de River. Cada club ten¨ªa un papel, pero le faltaba el otro. La FIFA dict¨® que jugara en el Madrid las temporadas primera y tercera, en el Bar?a las segunda y cuarta y que, pasado ese tiempo, se reabriera la cuesti¨®n. As¨ª empez¨® la primera campa?a, la 53-54, y a las seis jornadas, en v¨ªsperas justo de un Madrid-Bar?a, el club catal¨¢n decidi¨® vender su parte al Madrid. Renunci¨® a sus dos a?os a cambio de la cantidad que tiempo atr¨¢s hab¨ªa dado a River m¨¢s unos intereses.
Para cuando lleg¨® Di St¨¦fano, el Madrid no ten¨ªa m¨¢s que dos Ligas, ambas durante al Rep¨²blica. Desde que ¨¦l lleg¨®, en sesenta a?os ha ganado tantas ligas como todos los dem¨¢s equipos juntos. Al segundo a?o de su aparici¨®n se cre¨® la Copa de Europa, a la que el Madrid acudi¨® sistem¨¢ticamente con ¨¦l, derecho que renovaba una y otra vez por ganar la competici¨®n, hasta que dej¨® de ganarlas y empez¨® a acudir como campe¨®n de Liga. Di St¨¦fano jug¨® nueve veces la Copa de Europa. Gan¨® cinco y otras dos veces lleg¨® a la final. Las cinco que gan¨® fueron las cinco primeras, de forma consecutiva, y en todas aquellas finales marc¨® al menos un gol. Gan¨® dos Balones de Oro, si bien una vez le declararon ¡°fuera de concurso¡±, y gan¨® el franc¨¦s Kopa, en 1958. La leyenda universal del Madrid nace de esos a?os. El Madrid desplaz¨® al Athletic de Bilbao de la condici¨®n de equipo favorito del pa¨ªs. Una Espa?a pobre, aislada y emigrante se enorgullec¨ªa del equipo que lideraba un hombre elevado a la condici¨®n de sonido victorioso en la radio, donde su nombre resonaba como un latigazo.
Mitad artista, mitad guerrero, ten¨ªa el trabajo de los modestos, la elegancia de Zidane y la contundencia de los mejores goleadores. M¨¢s de una vez se le vio sacar un bal¨®n de la raya y llegar al remate, o marcar en un contraataque fulminante. No era tan t¨¦cnico como Kubala, ni su disparo era el de Puskas, ni su velocidad la de Gento, ni su regate el de Kopa. Pero era el segundo en todas esas cosas y, por agregaci¨®n, el mejor de todos. Su ¨²ltimo partido con el Madrid fue una final de Copa de Europa. Aquel a?o el Madrid hab¨ªa sido campe¨®n de Liga. ?l, con 37 a?os largos, segu¨ªa siendo titular y figura. Pero tuvo que irse para dar paso a una renovaci¨®n en el equipo y a¨²n jug¨® dos a?os en el Espa?ol. Se retir¨® casi con cuarenta.
Aquel Bal¨®n de Oro que le deb¨ªan se lo devolvieron cuando se cumplieron los treinta a?os del galard¨®n y France Football le concedi¨® ¡°el Bal¨®n de Oro de los Balones de Oro¡±. Una reparaci¨®n y un gran honor para un jugador que por unas cosas y otras (la fuga de Argentina, una mala tarde ante Suiza que nos priv¨® de Suecia-58, una lesi¨®n cuando Espa?a fue a Chile-62¡) se qued¨® sin jugar un solo Mundial.
Pero yo a¨²n sigo pensando que su mayor honor fue capitanear a la Selecci¨®n del Resto del Mundo en la solemne fiesta de Wembley. Y su mayor logro, haber sido causante de que el Real Madrid fuese proclamado Mejor Club del Siglo XX. En aquella gala, el premio al mejor jugador hubo que repartirlo entre Pel¨¦ y Maradona tras una pelea de vedettes. Pero el de mejor equipo no tuvo duda: fue para el Madrid y lo cogi¨® Di St¨¦fano, alma mater de aquella gesta.
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