Controles, pupusas y ayuda al desarrollo
Aterric¨¦ ayer en San Salvador a las 8:00 pm hora local despu¨¦s de m¨¢s de 14 horas de viaje. Como me quedo en casa de unas amigas pude atravesar victoriosa el enjambre de taxistas que se arremolina en la puerta a la salida diciendo ¡°no gracias¡±. Si hay algo que me angustia cuando visito un pa¨ªs por primera vez es el tema de c¨®mo relacionarme con los taxistas. Es importante tener claro si hay que regatear, si los precios son fijos a las zonas o si una acepta sencillamente que la timen por no comerse la cabeza.
El caso es que me ahorr¨¦ esa parte y pude hacer el camino en un coche privado. Pasamos varios controles en la carretera, y estuvimos a punto de atropellar a un par de personas que cruzaban la carretera de 4 carriles como el que cruza un camino comarcal, esto en plena noche y sin iluminaci¨®n. Nos pararon en un control. Pese a que todo estaba en orden la tensi¨®n nos inund¨®. Es esa sensaci¨®n de vulnerabilidad que se ha instalado en mi pecho desde entonces. La indefensi¨®n ante los que los que se supone te defienden.
Aprovech¨¦ el largo viaje para hacer las preguntas b¨¢sicas del kit de c¨®mo se mueve uno por aqu¨ª. ¡°Pues en carro y con mucho cuidado. Los buses no son seguros, porque te pueden pasar cosas y porque tienen accidentes. No debes pasear por barrios que no conoces, es decir en tu caso por ninguno. Debes coger taxis amigos, a los que llamas por tel¨¦fono y te llevan y te traen. Y no hay que llamar la atenci¨®n, que no parezca que tienes algo de inter¨¦s. Cuando tienes experiencia y ya vas conociendo el sitio puedes hacer las cosas de otro modo. Pero hay que estar muy atento todo el rato.¡± Aunque ya me lo imaginaba la sensaci¨®n de sobrecarga es inevitable. Me vino inmediatamente a la cabeza una maravillosa entrada de Miquel Carrillo publicada aqu¨ª hace algunos meses sobre el ¡°derecho a pasear¡±: ¡°La pr¨®xima vez que salgan a pasear con los ni?os o de ca?as con sus amigos, piensen c¨®mo ser¨ªa si no pudieran hacerlo siempre que quisieran y sin ning¨²n tipo de angustia.¡± Pues en esas estoy yo ahora mismo.
Cenamos pupusas rellenas de cosas con nombres que ya no recuerdo. Mis amigas son cooperantes. Me contaron que el Salvador se est¨¢ llenando de gente espa?ola que viene huyendo de la crisis. La crisis que aqu¨ª tiene un aterrizaje claro con la impactante disminuci¨®n de la ayuda al desarrollo. Las ONGs est¨¢n cerrando oficinas enteras, reduciendo personal cualificado expatriado. Los que llegan y los que despiden se buscan la vida como pueden accediendo a puestos dise?ados para personal local. Me resulta interesante pensar en c¨®mo tratamos nosotros a los inmigrantes y como nos tratan sus pa¨ªses de origen a nosotros. Creo que aqu¨ª no hay CIEs, pero se lo tengo que preguntar a mis amigas.
He venido al encuentro de periodismo m¨¢s grande de la historia de Centroam¨¦rica con la convicci¨®n de que sin periodismo de calidad la cooperaci¨®n no conseguir¨¢ remontar el vuelo. Voy a pasar una semana en esta ciudad y se lo voy a ir contando, todo.
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