Bubbles & Dogs, lo sofisticado y lo b¨¢sico

Bubbles&dogs http://www.bubbledogs.co.uk/home es uno de los locales de moda en Londres. Un bar de champagne donde no se sirve caviar, que presume de sus perritos para gourmets con 14 especialidades. En otras palabras, un negocio para ganar dinero.

Aburridos de leer comentarios elogiosos en TimeOut, y en los suplementos de ocio de otras publicaciones brit¨¢nicas, el pasado 27 de abril decidimos ponernos a la cola para averiguar lo que se cuece dentro. Por supuesto, no admiten reservas, salvo para grupos de 6 personas en adelante.

Empezaba a oscurecer y llov¨ªa cuando la risue?a recepcionista nos anunci¨® a pie de calle que calcul¨¢ramos 45 minutos de cola. Nada nuevo. Hace un mes en Nueva York soport¨¦ esperas parecidas para probar hamburguesas que me decepcionaron.

Las fotos que acompa?an esta entrada son bastante malas. Carecen de luz y est¨¢n medio borrosas. Eso s¨ª, reflejan el ambiente del local en penumbra con mesas altas y taburetes incomod¨ªsimos donde una clientela joven se apretuja entregada. Un cuchitril neo chic que ha conectado con cierto p¨²blico londinense.

Cuando por fin nos toc¨® el turno, nos acomodaron al filo de la escalera, sobre la misma barandilla en una repisa inveros¨ªmil. El ruido era atroz y no hab¨ªa forma de entender al camarero. Al cabo de 15 minutos llegaron nuestros perritos y dos copas de champagne Vilmart de un ¡°petit vigneron¡± que elegimos a ojo.

Despu¨¦s del primer mordisco no daba cr¨¦dito. Me encontr¨¦ con una salchicha de piel dura y sabor mediocre. La acompa?aban guarniciones que me parecieron grasientas.

?Tan dif¨ªcil es encontrar buenas salchichas en Londres? En absoluto.

Dejamos los perritos casi intactos, nos bebimos el champagne, muy bueno, pagamos la cuenta 34,88 Libras (44 euros) y salimos aturdidos. En aquel momento y pese a la lluvia, la cola segu¨ªa creciendo. Aparte, Bubbledogs tiene una mesa del chef, de reserva inabordable, para muy pocas personas.

Aunque lo que sucede en los pa¨ªses anglosajones no sea extrapolable a otros lugares hay tendencias que parecen imponerse en grandes ciudades. Bajo la lluvia me fui haciendo reflexiones.

Est¨¢ claro que montar un negocio urbano de ¨¦xito no requiere ni la presencia de un cocinero famoso ni inversiones desmesuradas. Basta con desarrollar una idea y ponerla de moda con una agencia de comunicaci¨®n que maneje los hilos. Con frecuencia la comida pasa a un segundo plano.

Empiezo a pensar que el movimiento hipster y la llamada subcultura contempor¨¢nea merecen un an¨¢lisis sociol¨®gico porque poseen m¨¢s miga de la que parece. http://es.wikipedia.org/wiki/Hipster_(subcultura_contempor%C3%A1nea)

No se explica de otra manera que los neobistr¨®s de moda en Paris y muchos de los locales efervescentes en Nueva York y Londres ofrezcan interiorismos tan austeros, al filo de lo cutre.

?Alguien es capaz de explicarme la afici¨®n por las colas? En Nueva York se habla mucho de esa generaci¨®n de j¨®venes cocineros que no reservan mesa y, sin embargo, cuentan con una clientela incondicional que soporta incomodidades en la calle http://newyork.grubstreet.com/2012/10/new-york-restaurant-line-reviews.html

De momento solo tengo clara una cosa. El mundo de la hosteler¨ªa est¨¢ cambiando deprisa y sus movimientos me desbordan. En twiter: @JCCapel