Demencia

El Gobierno lleva meses haciendo ojales a la espera de que se manifiesten m¨¢gicamente los botones. Y hemos dicho ojales por no decir agujeros, pues los hace sin cuidado alguno, introduciendo la tijera a lo bruto, da?ando la tela, sin remates, sin fruncidos, sin la sensualidad labial que se le supone a esa hendidura. Lo malo es que detr¨¢s de la tela estamos usted y yo, est¨¢n nuestros cuerpos, llenos de heridas, algunas de car¨¢cter grave. Heridas en la sanidad, en la educaci¨®n, en la cesta de la compra, en la investigaci¨®n m¨¦dica y tecnol¨®gica; heridas en la alimentaci¨®n infantil, en el cuidado de los dependientes, en el respeto a los ancianos, en la limpieza de las ciudades, en la econom¨ªa dom¨¦stica; heridas en el estado de ¨¢nimo, en la democracia, en el orden p¨²blico, en las bibliotecas, en el cine, en el teatro¡­

No hay aspecto de la vida comunitaria que no hayan atravesado brutalmente con la punta de la tijera. Es para hacer ojales, dicen, de manera que cuando lleguen los botones tengan donde abrocharse. Pero los botones no llegan; es m¨¢s, los botones huyen espantados porque son amigos de las proporciones, de las cosas bien hechas, y no se abrochan as¨ª como as¨ª a cualquier abertura. Y a la furia con la que vienen haciendo lo que venimos llamando eufem¨ªsticamente ojales se le a?ade la ceguera loca del que no est¨¢ dispuesto a aceptar la realidad. Ayer mismo, Rajoy y B¨¢?ez y Guindos aseguraban que la reforma laboral, uno de los grandes rotos de estos sastres chiflados, est¨¢ dando ya sus frutos en lo que se refiere al empleo. ?En lo que se refiere al empleo! Empezaron mintiendo, y a base de repetir la mentira como una letan¨ªa han acabado delirando. Y mientras ellos deliran, los b¨¢rbaros del norte nos aprietan las tuercas. Lo raro es la fascinaci¨®n catat¨®nica con la que la oposici¨®n asiste al espect¨¢culo.