Moraleja

Esconde la mano, que viene la vieja... Europa, naturalmente. Ahora que las econom¨ªas de Holanda y Finlandia, damas de honor de la Reina de las Nieves, han entrado en recesi¨®n, podemos permitirnos el lujo de aventurar algunas hip¨®tesis de futuro, aunque los incontables ineptos que trabajan como expertos para la UE dediquen todos sus afanes a buscar culpables del resultado de las pol¨ªticas de austeridad que ellos mismos dise?aron y han sostenido durante a?os.

Alemania se ha librado de la recesi¨®n por una miserable d¨¦cima. Si tenemos en cuenta que su deuda suma m¨¢s de dos billones ¡ªs¨ª, han le¨ªdo bien, con b de Barcelona¡ª de euros, y que el 70% de su econom¨ªa se concentra en las exportaciones, el empobrecimiento constante de la zona euro dibuja un panorama pavoroso para su arrogancia. Alemania exportaba, hasta ahora, productos de alta calidad y dise?o por un elevado precio. ?Qui¨¦n los pod¨ªa comprar? Fundamentalmente, los europeos, es decir, los mismos que, desde hace ya alg¨²n tiempo, tenemos que comprar productos asi¨¢ticos ¡ªchinos, japoneses, coreanos¡ª, de peor calidad y m¨¢s feos, pero asequibles para nuestro depauperado bolsillo. Y si las exportaciones se paralizan, y su econom¨ªa entra en recesi¨®n, ?c¨®mo podr¨¢ pagar el Estado alem¨¢n esa exorbitante deuda?

Que Alemania acabe ahorc¨¢ndose con la misma soga que ha usado para ir asfixiando paulatinamente a todos sus socios, no ser¨¢ una buena noticia. Por muy bien empleado que les est¨¦, si ni siquiera ellos logran eludir los recortes, la recuperaci¨®n ser¨¢ mucho m¨¢s larga y dificultosa para todos. En este contexto, la ca¨ªda de nuestra prima de riesgo, siempre en comparaci¨®n con la alemana, no deber¨ªa inspirar tantas ilusiones. Quiz¨¢ no se trate de que los espa?oles hayamos vuelto a inspirar confianza. Quiz¨¢, los que han empezado a ser dignos de desconfianza, son ellos.