Pantallas frente a poes¨ªa
El otro d¨ªa en el hospital, aburrida hasta la m¨¦dula, le¨ªa un art¨ªculo de El Pa¨ªs Semanal de Javier Mar¨ªas. Hablaba de la creciente idiotizaci¨®n del ser humano, propiciada, en gran medida, por las pantallas que fielmente nos escoltan all¨¢ donde vayamos. Del consiguiente embrutecimiento de las maneras, del no hablar con quien tienes sentado al lado y, en cambio, partirte de risa in????ter?cambiando bromas a trav¨¦s de whatsapp y dem¨¢s paradojas contempor¨¢neas. En esas estaba cuando, de pronto, la se?ora de 95 a?os que yac¨ªa en la cama contigua a la m¨ªa comienza a recitar una poes¨ªa. Me fue hipnotizando su entra?able pasi¨®n y la sorprendente memoria de la que hac¨ªa gala. De pronto, atronador e insultante, irrumpi¨® el tel¨¦fono m¨®vil de su hija. Entre asqueada y resignada, volv¨ª a mis anteriores cavilaciones acerca del mundo moderno.
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