Los son¨¢mbulos
El eje francoalem¨¢n no funciona por la austeridad. Y los bancos son factor de preocupaci¨®n
Hay veces que los medios de comunicaci¨®n tienen la virtud de conectar con exactitud con un estado de opini¨®n. Entonces aciertan y se les reconoce su calidad, su imprescindibilidad para la calidad de la democracia. Ha sido, por ejemplo, el caso de la ¨²ltima portada del semanario brit¨¢nico The Economist. En ella se ve a los principales l¨ªderes de la UE (Merkel, Hollande, Draghi, Rajoy, Van Rompuy, Barroso...) caminando al borde de un precipicio, y los califica de ¡°los son¨¢mbulos¡±.
Aunque se puede disentir de la idea de Europa que editorialmente defiende de modo tradicional el semanario, en su diagn¨®stico de la situaci¨®n hay muchos elementos de lo que ahora ocurre en la eurozona. A saber:
¡ªEs peligrosa la idea de que lo peor ha pasado porque en estos momentos haya calma chicha en los mercados de deuda y la prima de riesgo de muchos pa¨ªses tienda a bajar. Ello ha sido debido al efecto placebo de las declaraciones del gobernador del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, a favor el euro. Pero los indicadores centrales de la coyuntura (sobre todo el paro) no cejan de empeorar. Y Europa, cuando permanece en la inacci¨®n, retrocede. Ello dice la historia. La calma de Bruselas, m¨¢s que un s¨ªntoma de recuperaci¨®n, es una muestra de decadencia.
¡ªLa zona euro necesita desesperadamente un plan de impulso. Es preciso utilizar la liquidez de unos pa¨ªses centrales para impulsar la inversi¨®n y el empleo (juvenil) en los de la periferia, los que m¨¢s sufren la recesi¨®n. Por eso al club de todos ellos se le denomina Uni¨®n Europea. El europe¨ªsmo significa la superaci¨®n de las pulsiones nacionalistas.
¡ªDe nuevo, uno de los principales factores de estrangulamiento es la banca, que no proporciona apenas cr¨¦dito. Los bancos europeos necesitan fondos a toda costa. EE UU ha conseguido recuperarse antes que Europa, entre otros aspectos porque ha puesto en orden su banca para que ayude a generar actividad.
¡ªEl eje francoalem¨¢n, que es el motor de la Europa unida, no est¨¢ funcionando. A la distancia entre Merkel y Hollande contribuye la idea de austeridad: mientras la primera la extrema hasta el dogma, Francia opina como Pierre Moscovici, su ministro de Econom¨ªa, que ha declarado, sin duda para acaparar titulares: ¡°Austeridad es cuando se mata al paciente¡±.
¡ªHay movimientos antieurope¨ªstas crecientes, no solo en la derecha del espectro pol¨ªtico sino tambi¨¦n en la izquierda del mismo. La unanimidad sobre las bondades del euro se ha roto, y se ha abierto un debate del que conviene no orillarse.
The Economist habla de desilusi¨®n, comunidades deterioradas, vidas desaprovechadas. Y concluye rotundo: ¡°Si a los son¨¢mbulos les importa su moneda y su pueblo, necesitan despertarse (...) El desastre es cuesti¨®n de tiempo¡±. Los son¨¢mbulos salen de la cama, caminan, pero permanecen inconscientes y son incapaces de comunicarse con los dem¨¢s.
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