Un problema de rentas
La vuelta de tuerca laboral que pide Linde para crear empleo olvida el desplome del consumo
El Banco de Espa?a ha entrado de forma contundente en la controversia sobre el alcance de la recesi¨®n, el debate salarial y la reforma de las pensiones exigida por la Comisi¨®n Europea. El primer informe anual bajo el mandato del gobernador Linde recomienda la supresi¨®n selectiva del salario m¨ªnimo, firmar contratos al margen de los convenios (opci¨®n tambi¨¦n selectiva) y anticipar la norma de jubilaci¨®n a partir de los 67 a?os. En cuanto a la evaluaci¨®n de la recesi¨®n, supone el servicio de estudios del banco que la segunda fase recesiva ser¨¢ menos intensa, pero m¨¢s larga que la primera (la que acab¨® en 2009) y avanza que quiz¨¢ los primeros signos de recuperaci¨®n aparezcan este mismo a?o.
El Banco parte de un an¨¢lisis correcto del mercado laboral. Efectivamente, la reforma apenas ha servido para aminorar la destrucci¨®n de empleo o limitar la dualidad del mercado. Es necesario, dice, adoptar medidas que creen empleo a corto plazo. Pero no explica el salto argumental por el cual de la inocuidad de la reforma se pasa a considerar como soluci¨®n una intensificaci¨®n de algunos aspectos de la misma, ni por qu¨¦ esa vuelta de tuerca que propone va a crear empleo ahora.
Dicho de otro modo, el banco se limita a considerar que el paro que sufre la sociedad espa?ola es un problema de rentas y precios; si se baja el coste del empleo, el paro disminuir¨¢. Esta es la percepci¨®n tradicional de la entidad, preocupada siempre ¡ªen especial en tiempos de Fern¨¢ndez Ord¨®?ez¡ª en reducir los costes laborales. Pero la resistencia de los empresarios a contratar y la persistencia del desempleo a pesar de los abaratamientos de costes hacen pensar que el paro es tambi¨¦n un problema de hundimiento de la demanda de consumo y de falta de inversi¨®n. Por esa raz¨®n, no basta con subvencionar la contrataci¨®n (aunque no sobre), sino que parece necesario adem¨¢s estimular el consumo y volver a un flujo razonable de financiaci¨®n de las empresas.
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La insistencia en la moderaci¨®n salarial apenas es discutible. Igual que el empleo, es un mecanismo de ajuste que las empresas aplican de suyo como respuesta a la recesi¨®n. Que esa moderaci¨®n sea necesaria despu¨¦s de que se produzca la recuperaci¨®n es m¨¢s discutible; en todo caso, depender¨¢ de lo que se entienda por recuperaci¨®n. Si se trata de crecimientos d¨¦biles, insuficientes para crear empleo, quiz¨¢ el banco tenga raz¨®n. Pero en una fase de creaci¨®n neta de empleo ¡ªuna situaci¨®n lejana, m¨¢s all¨¢ de 2014¡ª, los salarios deben quedar al libre juego del mercado y los agentes sociales.
En cambio, nada hay que oponer a las recomendaciones sobre la reforma de las pensiones. Efectivamente, ser¨ªa deseable aplicar el retraso de la edad de jubilaci¨®n a los 67 a?os no en la d¨¦cada pr¨®xima, sino en a?os pr¨®ximos. Y no porque lo reclame la Comisi¨®n, sino porque la estabilidad del sistema de pensiones requiere acciones relativamente r¨¢pidas. Todo en el marco del Pacto de Toledo, por supuesto.
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