Defensa en riesgo
Las Fuerzas Armadas requieren una estructura adecuada a las necesidades reales del pa¨ªs
Espa?a celebr¨® el s¨¢bado el D¨ªa de la Fuerzas Armadas m¨¢s austero de su historia reciente. Desde los 3,6 millones de euros invertidos en tales fastos en 2007 se ha pasado esta vez a los menos de 100.000 euros. Es una reducci¨®n muy significativa, acorde con los problemas de liquidez. Detr¨¢s de ella se esconden, sin embargo, problemas mucho m¨¢s cruciales pendientes de resolver.
El nivel de endeudamiento del Ministerio de Defensa, pr¨®ximo a los 30.000 millones de euros, ha movido al titular de la cartera, Pedro Moren¨¦s, a pedir a Hacienda una financiaci¨®n extra anual de 1.000 millones para poner el contador a cero. Es una iniciativa necesaria para liberar de tal presi¨®n a las Fuerzas Armadas, pero lo que estas requieren tambi¨¦n de manera urgente y en paralelo es una estrategia financiera que adecue los gastos a los requisitos defensivos reales de un pa¨ªs como Espa?a. Nuestras Fuerzas Armadas siguen equipadas para guerras del pasado, con un desequilibrio a favor del componente terrestre que debilita la capacidad naval de un territorio eminentemente mar¨ªtimo. Ah¨ª est¨¢n, por ejemplo, los 235 carros de combate Leopard ya comprados y entregados y cuya operatividad es, de momento, m¨ªnima.
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El verano pasado, el jefe del Estado Mayor de la Defensa present¨® a Moren¨¦s un plan, Visi¨®n 2025, para recortar la plantilla en 20.000 efectivos. Esta sigue siendo muy desproporcionada y engulle una parte demasiado importante del presupuesto de Defensa. Pero m¨¢s all¨¢ de tales ajustes se echa en falta esa estrategia de largo alcance que logre importantes ahorros elevando, al tiempo, la eficiencia de un sistema con una capacidad de disuasi¨®n cre¨ªble a nivel global. Son evidentes los problemas de despliegue de nuestras tropas, por ejemplo, a pesar de disponer de 130.000 militares en activo.
En la estrategia de Defensa es, adem¨¢s, especialmente importante el multilateralismo que la Directiva de Defensa Nacional del Gobierno de Rajoy lanzada hace menos de un a?o despreciaba tan alegremente. La pol¨ªtica de armamento y la estrategia militar de Espa?a pasa ineludiblemente por su compromiso pol¨ªtico y militar con la Uni¨®n Europea, la OTAN y las misiones armadas de la ONU. Lograr la complicidad de nuestros socios y de las empresas internacionales del sector pasa, fundamentalmente, por respetar los proyectos comunes que ahora peligran a causa de los problemas financieros.
De todo ello se deriva la imperiosa necesidad de abrir un verdadero debate sobre cu¨¢les son los riesgos y amenazas reales y qu¨¦ tipo de estructura se necesita para afrontarlos en solitario, pero, sobre todo, en compa?¨ªa de nuestros socios. No hacerlo es un riesgo real a?adido. Enviar al desguace armamento ya inservible al que apenas se le ha dado vida ¨²til o pretender vender a terceros lo que Espa?a ni siquiera es capaz de mantener pone en evidencia su debilidad presupuestaria y defensiva.
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