Submarino
La temporada pasada el Vila-real fue derrotado, pero no vencido
Aunque en aquel tiempo este equipo de f¨²tbol no exist¨ªa, en el fondo de la memoria se oye el grito: ?Gol del Vila-real! La ovaci¨®n ha hecho que emergieran del subconsciente aquella casa de la calle Ecce Homo, los soldados repartiendo lentejas al vecindario, la madre freg¨¢ndote la cara con estropajo para llevarte a la escuela donde sor Genoveva te introduc¨ªa en el bosque de las letras y de las s¨ªlabas hasta formar las primeras palabras, que despu¨¦s ser¨ªan sue?os de corsarios y piratas bajo el olor a serr¨ªn mojado. Y la radio de capillita que emit¨ªa el radiante himno de los Voluntarios, y aquel fraile que te recogi¨® en la plaza porticada cuando te perdiste y t¨² cre¨ªas que era el Padre Eterno porque llevaba la misma barba blanca que aparec¨ªa en el Mi Jes¨²s, un devocionario con tapas de n¨¢car. ?Gol del Vila-real! Ese grito a¨²n no exist¨ªa, pero te devuelve al pasado en un viaje que est¨¢ al alcance de toda mi generaci¨®n. Los zapatos de Segarra, el olor a gasoil del autob¨²s que, atravesando los martillazos de los primeros talleres familiares de maquinaria agr¨ªcola, te llevaba a Castell¨®n a que te cosiera unos pantalones bombachos el sastre Forcada. En Vila-real las bombas de la guerra eran ahora, a?os cincuenta del siglo pasado, las bombas de los motores de riego que sacaban agua de los pozos artesianos, a 300 metros de profundidad, para regar el secano transformado en tierra de naranjos. ?Gol del Vila-real! Este grito es la magdalena de Proust, versi¨®n huertana, con el Seat 600 en la playa de Benicasim y el primer cemento que empezaba a cubrir el horizonte del mar de la infancia bajo las canciones de Gloria Lasso, las f¨¢bricas de azulejos que comenzaron a echar humo por todas partes cuando la plaga de la tristeza arruin¨® el cultivo de los c¨ªtricos. ?Gol del Vila-real! Ese sonido tambi¨¦n acompa?a a la horterada que lleg¨® con la fiebre del ladrillo, el negocio redondo, la corrupci¨®n, la baja estofa de la pol¨ªtica, la voracidad de los tiburones de piscina. La temporada pasada este equipo de f¨²tbol fue derrotado, pero no vencido. ?Gol del Vila-real! Ese sonido surge ahora desde el fondo de la crisis, pero ha bastado solo un a?o para que el submarino amarillo haya vuelto a la superficie con toda la gloria. Fue tocado, pero no hundido.
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