?C¨®mo est¨¢ Mandela? La pregunta de cada d¨ªa en Sud¨¢frica
Por Marta Rodr¨ªguez (Johannesburgo)
?C¨®mo est¨¢ Mandela? Es la pregunta con la que cada d¨ªa se acuesta y se levanta Sud¨¢frica.
Mensajes frente a la casa de Nelson Mandela: "Ponte pronto bueno, abuelo (Tata)". Fotograf¨ªa de MUJAHID SAFODIEN/AFP
Dejando a un lado que se est¨¢ ante un drama personal, familiar o incluso de un pa¨ªs que debe a Mandela (entre otras muchas cosas, el hecho de haber tenido una transici¨®n hacia la democracia sin sobresaltos), lo cierto es que la no muerte de Mandela est¨¢ resultando en un negocio para unos y una ruina para otros.
Hace ya a?os que las grandes cadenas de televisi¨®n empezaron a planificar la muerte del l¨ªder. Dicho as¨ª suena cruel e insensible pero se trata de uno de los grandes acontecimientos a nivel global, su seguimiento desplegar¨¢ equipos t¨¦cnicos y humanos de todo el mundo... y la improvisaci¨®n es mala compa?era.
Makaziwe y Ndileka, hija y nieta de Mandela, llegando al hospital. Fotograf¨ªa de Chip Somodevilla/Getty
La tradici¨®n africana reniega de hablar de la muerte de un vivo. As¨ª que poco se sabe de c¨®mo van a transcurrir los actos oficiales. Las teles y empresas proveedoras se han dedicado a sondear a las fuentes autorizadas que se dejaban para adivinar escenarios y tempo e ir contactando y contratando habitaciones de hoteles, lugares para colocar los eventuales plat¨®s con vistas a los escenarios emblem¨¢ticos donde se presume que se celebrar¨¢n los actos oficiales y populares de despedida y el entierro en s¨ª, seguramente en la peque?a localidad de Qunu, cerca del oc¨¦ano ?ndico donde Mandela pas¨® su infancia.
El primer presidente de la Sud¨¢frica democr¨¢tica ha estado ingresado cuatro veces desde diciembre. Sobre todo a ra¨ªz de esta ¨²ltima hospitalizaci¨®n, los medios han enviado masivamente personal que pacientemente ha hecho guardia ante el Mediclinic Heart Hospital de Pretoria y la casa de Mandela (en el exclusivo barrio de Houghton de Johannesburgo). Eso supone muchas reservas de hotel (sobre todo los del distrito econ¨®mico de Sandton y en los suburbios ricos del norte) y hacer caja para restaurantes, bares y coches de alquiler, sin olvidar el trabajo que da a periodistas locales como productores para encontrar las mejores localizaciones y ofrecer contactos para entrevistas y reportajes.
Mophete Thebe (que no es periodista pero conoce todo sobre la ciudad) lleva un tiempo dedic¨¢ndose a facilitar el trabajo de los enviados especiales. Acaba de despedir hasta la pr¨®xima a unos de una televisi¨®n canadiense que han estado una semana pendiente de la evoluci¨®n de Mandela mientras mima a su cliente estrella, un periodista de un diario japon¨¦s con el que est¨¢ trabajando codo con codo desde hace casi un a?o a raz¨®n de unos 200 euros el d¨ªa.
A nivel t¨¦cnico, poco queda ya por hacer. S¨®lo que se d¨¦ la orden para sacar de los almacenes las c¨¢maras, sat¨¦lites y artilugios varios tra¨ªdos expresamente desde Europa o Estados Unidos que se necesitan para las conexiones entre Sud¨¢frica y los estudios centrales. Incluso hasta una armer¨ªa est¨¢ sirviendo para custodiar parte de este valioso material que nadie sabe cu¨¢ndo se va a usar. La suerte es para los propietarios de los locales quienes ven como a cada d¨ªa de vida de Mandela crecen sus ingresos.
Con todo preparado ya s¨®lo queda saber el cu¨¢ndo suceder¨¢...
Y ese es el problema. Las televisiones, por ejemplo, han alquilado las habitaciones de un hotel de lujo en Pretoria (el Sheraton) con vistas a los edificios gubernamentales (Union Building), donde todo hace pensar que se celebrar¨¢ el funeral de Estado. La reserva est¨¢ hecha pero ?qu¨¦ pasar¨¢ si cuando Mandela fallezca, el establecimiento coloca el cartel de "completo" por alg¨²n otro evento? On verra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.