Uni¨®n atrancada
El desacuerdo en la integraci¨®n bancaria de la UE acent¨²a la inestabilidad financiera
Los ministros de Finanzas de la UE han sido incapaces de avanzar en un aspecto esencial de la uni¨®n bancaria y en concreto de su mecanismo de resoluci¨®n de crisis: las reglas que han de aplicar los Estados miembros para salvar a los bancos en dificultades y los criterios para utilizar el fondo de 500.000 millones de euros de que dispondr¨¢ el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad) en la capitalizaci¨®n de los bancos que lo precisen.
Junto a la disposici¨®n de una supervisi¨®n com¨²n y un sistema homog¨¦neo de garant¨ªa de dep¨®sitos, el mecanismo de resoluci¨®n de las crisis bancarias es uno de los tres pilares de la proyectada uni¨®n bancaria, cuya fecha de inicio estaba prevista para el a?o pr¨®ximo. Habr¨¢ que esperar al mi¨¦rcoles para ver si ese aspecto central re¨²ne el consenso necesario antes del Consejo Europeo. De lo contrario, la vulnerabilidad volver¨¢ a la escena financiera, dada la estrecha conexi¨®n entre los mercados de deuda p¨²blica y la fragilidad de los sistemas bancarios en el sur de la eurozona.
La gran duda es qui¨¦nes han de soportar las consecuencias de las insuficiencias de capital de los bancos, si los acreedores e inversores, o los contribuyentes, y con qu¨¦ grado de prelaci¨®n. La experiencia de Chipre act¨²a como principal referencia. Antes de aportar dinero p¨²blico, deber¨¢n ser los accionistas y todo tipo de inversores, incluidos los depositantes a partir del l¨ªmite garantizado por el seguro de dep¨®sitos (100.000 euros) los que asuman los da?os derivados de la quiebra de un banco.
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La flexibilidad en la aplicaci¨®n de esa regla ¡ªlas eventuales excepciones para algunos depositantes¡ª, sintetiza las discrepancias entre los Gobiernos. Alemania ha encabezado el grupo de pa¨ªses partidarios de conceder poca flexibilidad a las autoridades nacionales a la hora de delimitar qui¨¦nes son los afectados por las p¨¦rdidas de los bancos. El Gobierno franc¨¦s, por su parte, es el que ha encabezado el grupo de pa¨ªses partidarios de la flexibilidad adecuada a las especificidades de los sistemas financieros nacionales. En esta posici¨®n estar¨ªa tambi¨¦n el Gobierno espa?ol, partidario de algunas excepciones a dep¨®sitos de peque?as empresas.
La ausencia de acuerdo en la conformaci¨®n de la uni¨®n bancaria, o su subordinaci¨®n a las elecciones alemanas, prolonga una interinidad que ha acentuado la inestabilidad financiera. El horizonte de retirada de los est¨ªmulos monetarios en EE UU o los arbitrados por otros bancos centrales, como ahora reclama el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en ingl¨¦s) complicar¨¢ la esperada recuperaci¨®n en las econom¨ªas m¨¢s da?adas. En especial en aquellas, como la espa?ola, donde el endeudamiento privado y la persistencia de una elevada tasa de desempleo renueva los temores sobre la salud de sus bancos. Y, consecuentemente, sobre la necesidad de que el cada d¨ªa m¨¢s caro endeudamiento p¨²blico vuelva a actuar como principal mecanismo de auxilio.
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