Bernardo Bertolucci: ¡°Con el cine busco la poes¨ªa¡±
Autor de obras fundamentales como ¡®Novecento¡¯ y ¡®El ¨²ltimo tango en Par¨ªs¡¯, est¨¢ fascinado por la tecnolog¨ªa y la frescura de los j¨®venes
Bernardo Bertolucci ha regresado. A sus 72 a?os, el director de cine italiano conduce su ¡°silla el¨¦ctrica¡± por el barrio del Trastevere sorteando los agujeros que el anterior alcalde, el posfascista Gianni Alemanno, le ha dejado en herencia a la ciudad de Roma. El autor ¨Centre otras muchas¨C de El ¨²ltimo tango en Par¨ªs, Novecento y El ¨²ltimo emperador hab¨ªa firmado su ¨²ltima pel¨ªcula (So?adores) en 2003, y desde entonces se hab¨ªa encerrado, tal vez escondido, en este silencioso apartamento de techos altos, libros y recuerdos junto al T¨ªber. El a?o pasado, una novela del escritor Niccol¨° Ammaniti, Io e te (publicada en Espa?a por Anagrama con el t¨ªtulo T¨² y yo), logr¨® finalmente sacarlo de su soledad buscada, de esas cuatro paredes en las que tantas otras veces ha encerrado a sus personajes. ¡°El cine es mi terapia¡±, reconoce, para preguntar despu¨¦s con la ilusi¨®n de un chaval: ¡°?Sabes que ser¨¦ presidente del jurado en el Festival de Venecia?¡±. La promoci¨®n en Italia de T¨² y yo (que se estrena en Espa?a el 26 de julio) le ha servido para constatar que, al margen de las cr¨ªticas buenas o malas, los italianos lo sit¨²an ya en el altar de sus mitos. Dice que est¨¢ fascinado por las nuevas tecnolog¨ªas ¨Cvalor¨® incluso la posibilidad de rodar su ¨²ltima obra en 3D¨C, pero muy preocupado por esta Italia que, tan religiosa de puertas para afuera, no termina de hacer prop¨®sito de enmienda ante sus pecados ancestrales. Tal vez por eso sigue buscando en la esperanza que encierran los j¨®venes su fuente de inspiraci¨®n.
PREGUNTA: ?Qu¨¦ debe tener un libro, un guion, para que se decida a convertirlo en una pel¨ªcula?
RESPUESTA: Cada vez es por una cosa distinta. Aqu¨ª es por los j¨®venes. Me gusta trabajar con j¨®venes. Tambi¨¦n en la ¨²ltima pel¨ªcula, So?adores, lo son. No s¨¦ por qu¨¦. No es solo por est¨¦tica, la belleza que todav¨ªa conservan. Tal vez es porque tengo la sensaci¨®n de verlos crecer delante de la c¨¢mara. De hecho, Jacopo [Olmo Antinori, el protagonista masculino de Io e te] ha crecido desde el inicio hasta el fin de la pel¨ªcula. Lamentablemente no me acord¨¦ de tomar las medidas haciendo una se?al sobre la pared. Habr¨ªa sido bonito. Me gusta mucho la frescura de los j¨®venes. En esta pel¨ªcula se hace evidente una estrategia m¨ªa de director: una vez terminado el reparto, cuando comienza el rodaje, aquello que he ido descubriendo en los actores se convierte en un material para m¨ª irrenunciable, que va modelando a los personajes escritos sobre el papel, otorg¨¢ndoles un aspecto m¨¢s definido. Tea Falco [la protagonista femenina] es una muchacha de Catania, parece muy sofisticada con su pelo rubio y largo, pero a la vez ¨Cy es una pena que solo los italianos que vean la pel¨ªcula puedan notarlo¨C tiene un marcado acento siciliano. El resultado es que tenemos a una especie de modelo salida de Vogue que, cuando habla, tiene este acento¡ Despu¨¦s se descubre que detr¨¢s de esa belleza y ese acento hay una historia. Tambi¨¦n los espectadores. Es un viaje.
P: Un viaje al trastero del s¨®tano puede convertirse en un viaje hacia el infinito.
R: As¨ª es. Solo al final de la pel¨ªcula podremos deducir un viaje hacia el infinito. Antes no se sabe c¨®mo ser¨¢ este viaje, ad¨®nde ir¨¢ Lorenzo. Un adolescente que, en vez de marcharse de excursi¨®n durante la semana blanca, elige la opci¨®n m¨¢s extrema para un chico de 14 a?os, la de encerrarse en el s¨®tano de casa, haci¨¦ndoles creer a sus padres que est¨¢ muy lejos de all¨ª, con sus compa?eros de clase, disfrutando de la semana blanca. Yo no he tenido hijos, pero a trav¨¦s de los hijos de algunos amigos he sabido que es una edad muy dif¨ªcil. He visto a estos muchachos sentir odio por sus padres, verg¨¹enza de salir a la calle con ellos. Se cierran en su habitaci¨®n, con la m¨²sica alt¨ªsima. Es un momento de la vida verdaderamente dif¨ªcil. De hecho, al inicio de la pel¨ªcula, la relaci¨®n del protagonista con la madre, ya se ve que ¨¦l no logra controlarse, que la provoca. Pueden ser muy infantiles y muy adultos a la vez. Tener ¨Ccomo Lorenzo¨C caracteres contradictorios. Ser muy retra¨ªdos hasta llegar a preocupar a los padres y, en cambio, demostrar muy buen sentido, mucho control. Se ve cuando organiza meticulosamente su encierro.
P: Como en El ¨²ltimo tango en Par¨ªs (1972) o en Asediada (1998), en su nueva pel¨ªcula tambi¨¦n encierra a su pareja protagonista en un lugar aislado, para que desde all¨ª busquen la libertad, la transgresi¨®n. ?Se siente usted bien en los lugares cerrados?
R: Mira a tu alrededor. Hace bastante tiempo eleg¨ª este lugar donde estar siempre. Y esta ¨²ltima pel¨ªcula la he rodado aqu¨ª al lado, al final de Via Corsini. Al lado del Jard¨ªn Bot¨¢nico hay una casa con un estudio muy grande propiedad de un pintor de vanguardia, Sandro Chia, y en ese estudio hemos creado las condiciones para que me pudiera mover por all¨ª con la silla el¨¦ctrica, dentro del patio, en el garaje¡ No tardaba m¨¢s de un minuto en ir de mi casa al rodaje. Me he tenido que crear unas condiciones amables para trabajar sabiendo que esta ciudad no es ¨Co no era en el tiempo del alcalde Gianni Alemanno [alcalde de Roma hasta hace un mes]¨C una ciudad amigable. El Trastevere es un barrio muy hermoso, pero cuando salgo de casa tengo que estar muy atento a no tropezar con mi silla el¨¦ctrica, porque faltan sampietrini [los caracter¨ªsticos adoquines romanos], hay agujeros en las aceras, corro un riesgo cierto de caerme. Esta ciudad tan bella se ha convertido en lo contrario de amable. Es hostil.
P: Su otra ciudad prohibida¡
R: Cierto. Es una verdadera ciudad prohibida. Por cierto, ?tambi¨¦n la ciudad prohibida de El ¨²ltimo emperador (1987) era un espacio cerrado! Otra pel¨ªcula m¨ªa que se desarrolla en un lugar cerrado. No s¨¦. Tal vez en el fondo esto tenga alguna relaci¨®n con el hecho de que a m¨ª, cuando ten¨ªa cuatro o cinco a?os, me gustaba mucho ir a la cama de mis padres y meterme bajo las s¨¢banas, ir hasta el final ¨C con el p¨¢nico de asfixiarme¨C y luego regresar para volver a respirar. Nunca se sabe si esas peque?as cosas de cr¨ªo¡ Pero es verdad eso que se dice: buscar la libertad en un lugar cerrado. Eso es.
El hijo del poeta
Bernardo Bertolucci (Parma, Italia, 1941) supo nada m¨¢s empezar a leer que su padre escrib¨ªa poes¨ªa. Con los versos de ¡®La rosa blanca¡¯ comprendi¨® siendo un ni?o que era hijo de alguien que hac¨ªa poes¨ªa con lo sencillo, aquello que ten¨ªa a su alrededor. Y sinti¨® que su padre le hab¨ªa ense?ado a saber buscar la l¨ªrica en todas partes.
Despu¨¦s se convirti¨® en cineasta. Autor de t¨ªtulos inolvidables de la ?historia del cine en el siglo XX como ¡®Novecento¡¯, ¡®El ¨²ltimo tango en Par¨ªs¡¯ y ¡®El ¨²ltimo emperador¡¯, estren¨® su ¨²ltima cinta, ¡®So?adores¡¯, en 2003. Diez a?os despu¨¦s vuelve a buscar la poes¨ªa del cine en un nuevo t¨ªtulo de su filmograf¨ªa, ¡®T¨² y yo¡¯, que se estrena en Espa?a a finales de julio.
P: Claustrofilia en vez de claustrofobia¡
R: S¨ª, mucha gente suele sentir claustrofobia en los lugares cerrados, yo en cambio siento claustrofilia.
P: A pesar del tiempo transcurrido desde que rod¨® por ¨²ltima vez, su ¨²ltima pe?l¨ªcula est¨¢ llena de huellas de otras ?pel¨ªculas suyas.
R: Ummm¡ Es probable. Pero no a prop¨®sito. ?En qu¨¦ piensa?
P: Ya hemos hablado de los lugares cerrados, pero tambi¨¦n est¨¢ el baile de los protagonistas.
R: ?El baile entre hermano y hermana? S¨ª, tal vez. Es una especie de catarsis. En ese momento, all¨ª, en el trastero del s¨®tano, yo veo que florece el amor entre ellos y que lo aceptan. Es el momento en que se rinden y aceptan amarse. Me he re¨ªdo porque alg¨²n amigo, algo decepcionado, me ha dicho: ¡°Yo esperaba que sucediese alguna cosa er¨®tica¡±. No. El amor entre hermano y hermana puede ser tambi¨¦n er¨®tico, naturalmente, pero aqu¨ª no me interesaba esa v¨ªa. Me interesaba m¨¢s la otra experiencia, la de llegar a la liberaci¨®n a trav¨¦s de un trastero oscuro. La ayuda que ¨¦l, un chico de 14 a?os, es capaz de prestar a su hermana, 10 a?os mayor, drogadicta, para ayudarla a salir del s¨ªndrome de abstinencia. ?l le acompa?a, e incluso va a robar los somn¨ªferos de su abuela. Y all¨ª ¨¦l est¨¢ creciendo.
P: ?Los j¨®venes de hoy piensan todav¨ªa que es posible cambiar el mundo como aquellos de hace 30 o 40 a?os?
R: No lo s¨¦. Lamentablemente no tengo hijos. Veo solo a los hijos de los amigos. Yo viv¨ª una ¨¦poca extraordinaria. Desde ni?o ya crec¨ª en la leyenda de la resistencia ¨Cyo soy de Parma, los partisanos, los comunistas¡¨C, y despu¨¦s me encontr¨¦ con esa onda maravillosa de los a?os sesenta, del 68, que ha sido despu¨¦s muy criticada, olvidada incluso. Pero para m¨ª el 68 ¨Cque dur¨® hasta la d¨¦cada de los ochenta¨C sigue siendo muy importante: fue el ¨²ltimo momento en que, a trav¨¦s de los j¨®venes, la gran comunidad internacional so?¨® con cambiar el mundo. Y de all¨ª parti¨® de alguna manera el nuevo modelo de sociedad. Despu¨¦s del 68, por ejemplo, las mujeres lograron mucho m¨¢s espacio y comenzaron a ser conscientes de su papel en la sociedad¡ Hoy no s¨¦ si los j¨®venes conservan ese esp¨ªritu.
P: Ahora, al menos, las calles vuelven a estar llenas de gente que busca una salida. Tal vez haya algo en el ambiente parecido a aquella ¨¦poca.
R: Yo miro mucho al presente. Miro sin estar presente. Veo muchas cosas. Y lo que siento es que el cambio ha sido muy fuerte, pero no nos hemos dado cuenta. Se nota en todo. Incluso en la actitud que se tiene al juzgar una pel¨ªcula. Nuestra generaci¨®n ten¨ªa una actitud muy diferente.
P: ?En qu¨¦ sentido?
R: Tal vez porque no ten¨ªamos esa especie de bombardeo constante de im¨¢genes. Y que de alguna manera empobrecen la sorpresa de una pel¨ªcula. Cuando yo ten¨ªa 15 a?os, se hablaba de un chino y se pensaba en los chinos que hab¨ªa dentro de las novelas de aventuras. F¨ªjate: yo estaba tan fascinado por el misterio de los chinos que fui a China a hacer El ¨²ltimo emperador¡ Ja, ja, ja. Pero ahora todo se ha globalizado y desmitificado. Hay cosas cercanas que estaban en el fondo del tab¨².
P: Hablando de tab¨²es, a principios de los setenta, despu¨¦s de rodar El ¨²ltimo tango en Par¨ªs, usted perdi¨® el derecho de voto por ofensa al pudor. Fue condenado en Italia, y tambi¨¦n lo fue Marlon Brando. ?Aquellos tab¨²es cayeron del todo o est¨¢n todav¨ªa en pie, sobre todo en Italia, donde la presencia del Vaticano es muy fuerte?
R: Hace 40 a?os, los jueces condenaron la pel¨ªcula, al autor, a los actores, al productor con penas que inclu¨ªan la prisi¨®n, pero al final nos dieron la condicional y no tuvimos que ir. Pero s¨ª nos quitaron los derechos civiles. Yo no pude votar durante cinco a?os. Para m¨ª supuso una herida. Tenga en cuenta que fue a mitad de los a?os sesenta, era justo cuando est¨¢bamos m¨¢s politizados, cuando rod¨¦ Novecento. No s¨¦. A pesar de las expresiones multitudinarias de fe, el modo de ser religioso de los italianos es, dig¨¢moslo as¨ª, muy c¨®modo. Las iglesias est¨¢n vac¨ªas, a los seminarios solo van los j¨®venes que vienen de pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. El hecho de haber elegido a Francisco ha sido una gran jugada de astucia por parte del Vaticano. Porque la Iglesia vive unos momentos dif¨ªciles, la presi¨®n de quienes quieren que los curas se casen, los casos de pederastia. ?No crees que si los curas pudieran casarse no disminuir¨ªa el problema? ?T¨² eres cat¨®lico¡? Yo no puedo decir que no soy cat¨®lico. Porque he nacido en este pa¨ªs, somos de procedencia cat¨®lica. Y sobre la presi¨®n de la Iglesia, qu¨¦ decir¡ Los romanos, dada la cercan¨ªa del Vaticano, han encontrado un modo inteligente de convivir.
P: ?C¨®mo ve la actual situaci¨®n de Italia?
R: Despu¨¦s de las elecciones generales, me ha dado la impresi¨®n de estar asistiendo al suicidio del centroizquierda. Me parece que el Partido Democr¨¢tico (PD) ha puesto en escena un gran suicidio. Y ni siquiera rom¨¢ntico. Estamos viviendo un momento m¨¢s fuerte incluso que cuando el Partido Comunista Italiano (PCI) se fue despojando del nombre para convertirse en el Partido Democr¨¢tico. Lo de ahora es un suicidio. ?Qu¨¦ error han cometido? No lo s¨¦. Se puede hablar de una mutaci¨®n casi. En cualquier caso, durante mi ya larga vida he visto y vivido situaciones que parec¨ªa imposible que sucedieran. Tal vez por eso mi generaci¨®n, e incluso las generaciones m¨¢s j¨®venes, somos incapaces de leer bien lo que sucede. Analizamos siempre lo que sucede con una ¨®ptica un poco¡ anticuada.
P: Tal vez esa ¨®ptica pueda servir de referencia para entender que est¨¢ sucediendo en Italia, en Europa en su conjunto, un empobrecimiento general, una p¨¦rdida de algunos derechos alcanzados. Hace unas semanas, Soledad Gallego-D¨ªaz escrib¨ªa en EL PA?S que ¡°la normalidad¡± en Grecia incluye que un 10% de los ni?os sufran inseguridad alimentaria y que Amanecer Dorado env¨ªe al hospital a seis inmigrantes diariamente. Y dec¨ªa: ¡°El jueves, como en Novecento, un capataz dispar¨® contra jornaleros inmigrantes que reclamaban salarios atrasados¡±.
R: ?En Grecia? ?Y lo compar¨® con Novecento? S¨ª, ciertamente hay una alarma social de la que no se habla lo suficiente porque se tiene miedo. Yo no ser¨ªa capaz de condenar a un padre que roba para dar de comer a sus hijos. Creo que pueden darse situaciones dram¨¢ticas.
P: En Parma, su ciudad, escenario tambi¨¦n de Antes de la revoluci¨®n (1964), se produjo el primer ¨¦xito electoral de Beppe Grillo, que precisamente es quien ha capitalizado la indignaci¨®n que provocan esas situaciones tan dram¨¢ticas. ?Qu¨¦ piensa del Movimiento 5 Estrellas?
R: A pesar de haber nacido de la improvisaci¨®n, y de sufrir de esta improvisaci¨®n, Beppe Grillo ha logrado mostrarse como el representante alternativo de una Italia que ya no soporta la corrupci¨®n. Es un c¨®mico, un hombre de teatro, y sabe c¨®mo atrapar a la gente. Lo he visto el a?o pasado en sus m¨ªtines. Desde el escenario dec¨ªa: ¡°PDL [el partido de Silvio Berlusconi], vaffanculo, PD vaffanculo¡±. Y luego dec¨ªa: no somos un partido, somos un movimiento. Hay alguna cosa que no me disgusta, la cr¨ªtica a la liturgia pol¨ªtica. Pero, por otra parte, perdona, Beppe, si no sois un partido, ?qu¨¦ sois? ?T¨²? ?Solo t¨² y alrededor toda Italia ador¨¢ndote¡? No, sin partido no se puede gestionar la sociedad en la que estamos habituados a vivir. No quiero un l¨ªder ¨²nico. He sido educado para amar las diferencias, los distintos.
P: En los ¨²ltimos tiempos, en Italia se ha vuelto a hablar de Tangentopoli, aquella extensa red de corrupci¨®n que acab¨® con la Primera Rep¨²blica. Dos d¨¦cadas despu¨¦s, da la impresi¨®n de que estamos en las mismas¡
R: En aquel momento, yo me dec¨ªa: Italia no debe perder esta oportunidad. No solo por los 200 o 300 involucrados en el proceso de Manos Limpias. Aquello era solo la parte visible del iceberg. El problema es que aqu¨ª todos estamos en esa mentalidad. En Italia somos muy poco respetuosos con las reglas. A veces los italianos hasta nos vanagloriamos de no haber respetado las reglas. Viviendo mucho tiempo fuera, por ejemplo en Inglaterra, me he dado cuenta de que la gente respeta las reglas, y cuando uno no las respeta, los otros le llaman la atenci¨®n. En Italia hay otra mentalidad. Por eso digo que los italianos no aprovecharon la experiencia de Tangentopoli para hacer examen de conciencia. El ejemplo es que durante los 20 a?os que siguieron al proceso Manos Limpias votaron a Berlusconi.
P: Y todav¨ªa le siguen votando¡
R: S¨ª, todav¨ªa. En las ¨²ltimas elecciones generales no lo ha hecho nada mal. ?Qu¨¦ se puede decir ante esto? Tal vez se pueda decir: ¡°Ah, s¨ª, antes ya hab¨ªan votado a Mussolini¡±. Hay en el alma de los italianos la b¨²squeda de una figura autoritaria. Es justo aquello contra lo que me ense?aron a luchar desde ni?o.
P: C¨®mo influy¨® su padre, Attilio Bertolucci, un poeta muy querido, en su vocaci¨®n.
R: Nada m¨¢s empec¨¦ a leer, supe que mi padre escrib¨ªa poes¨ªa. Y le¨ª una poes¨ªa que se llama La rosa blanca, que dice: ¡°Coger¨¦ para ti / la ¨²ltima rosa del jard¨ªn, / la rosa blanca que florece / en las primeras nieblas. / Las ¨¢vidas abejas la han visitado / hasta ayer, / pero es tan dulce a¨²n / que hace temblar. / Es un retrato tuyo a treinta a?os / un poco desmemoriada, / como t¨² ser¨¢s entonces¡±. Le¨ª aquella poes¨ªa y sal¨ª al jard¨ªn, y all¨ª, al fondo, estaba la rosa blanca. No tuve necesidad de ir m¨¢s lejos. Entend¨ª enseguida que la poes¨ªa de mi padre estaba hecha con aquello que ten¨ªa alrededor. Es como si ¨¦l me hubiese ense?ado a buscar la poes¨ªa en todo. En todo. Tambi¨¦n donde no te lo esperas. Esta es la cosa m¨¢s importante. Escrib¨ª poes¨ªa, pero decid¨ª no continuar porque ¨¦l era demasiado bueno y no pod¨ªa ganarle. As¨ª que cambi¨¦ de oficio. Fue ¨¦l, de alguna manera, quien me orient¨® hacia el cine¡ Con el cine, tambi¨¦n yo busco la poes¨ªa.
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