Un conductor poco ejemplar

El exceso de velocidad es la causa de una parte importante de los accidentes de tr¨¢fico. Por eso las campa?as destinadas a reducir la siniestralidad en las carreteras hacen especial ¨¦nfasis en la necesidad de respetar los l¨ªmites de velocidad y por eso se ha desplegado a lo largo de la red viaria un buen n¨²mero de radares, fijos y m¨®viles, destinados a cazar a los infractores. Uno de esos radares ha arruinado la carrera profesional de Narc¨ªs Cl¨¦, jefe del Servicio Catal¨¢n de Tr¨¢fico (SCT) en Girona.

Tras 14 a?os en el cargo, ha presentado la dimisi¨®n despu¨¦s de haber sido cazado cuando circulaba a 160 kil¨®metros por hora en la autopista AP 7, a la altura del aeropuerto de Girona. Conducir 40 kil¨®metros por hora por encima de la velocidad permitida no es la conducta que cabe esperar de quien tiene precisamente la m¨¢xima responsabilidad de que se cumplan las normas de tr¨¢fico en Girona. Para colmo, regresaba de una reuni¨®n con el consejero de Interior, convocada precisamente para tratar sobre el plan que prepara la Generalitat para reducir a la mitad la siniestralidad en las carreteras de aqu¨ª a 2020, que obviamente incluir¨¢ campa?as espec¨ªficas para evitar los excesos de velocidad.

Tampoco fue muy acertada la justificaci¨®n que intent¨® perge?ar cuando la patrulla de los Mossos d¡¯Esquadra le dio el alto: que estaba de servicio y viajaba en el coche oficial, como si eso le eximiera de cumplir los l¨ªmites de velocidad. Aunque r¨¢pidamente rectific¨® y los Mossos cumplieron impert¨¦rritos el protocolo que corresponde a estos casos ¡ªmulta de hasta 300 euros y dos puntos en el carnet de conducir¡ª, el hecho de que trascendiera la infracci¨®n hizo insostenible su posici¨®n como jefe de Tr¨¢fico.

Y aqu¨ª llega una nueva paradoja: el consejero le acept¨® la dimisi¨®n entre elogios, valor¨¢ndola como ¡°un gesto que le honra¡±. ?Qu¨¦ tiempos estos en que, cuando alguien dimite por haber sido pillado en falta, es alabado por ser considerada la suya una conducta ejemplar! Aunque, a la vista de la cantidad de cargos p¨²blicos y pol¨ªticos que permanecen impasibles en sus puestos pese a estar imputados en graves causas de corrupci¨®n, habr¨¢ que convenir que excepcional, al menos, s¨ª lo es.