El yo literario de Dominique A
Es uno de los cantantes franceses clave de los ¨²ltimos a?os. Ahora publica su primera novela, escrita a la vez que sus nuevas canciones El protagonista de este relato que se lee de un tir¨®n reposa el paisaje de su ni?ez
Empec¨¦ el libro escribiendo la primera l¨ªnea¡¡±. Tras decir esto, a Dominique A (Provins, Francia, 1968) se le escapa una carcajada: ¡°Menuda idiotez¡±. Sentado en un bar del Barri G¨°tic de Barcelona horas antes de la presentaci¨®n de Regresar (Alpha Decay), su primera y min¨²scula novela, el franc¨¦s, uno de los m¨²sicos clave para entender la escena francesa de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas y abanderado de lo que se llam¨® la nouvelle chanson, trata de explicar la g¨¦nesis de su debut literario. Pero descubre que aquello que siempre sostuvo de que en sus discos los primeros acordes son clave para marcar el tono de despu¨¦s, tal vez pueda aplicarse a la escritura, pero debe explicarse de otra forma. ¡°Perdona, estoy algo nervioso. Me han perdido las maletas, he llegado tarde, tengo una especie de erupci¨®n y me he maquillado yo para una entrevista en la tele, algo que, la verdad, no me resulta c¨®modo ni agradable¡±.
Regresar es una narraci¨®n que se lee como se escucha un disco ¨Cen poco menos de una hora y casi oyendo los surcos del vinilo al pasar las hojas en blanco que separan los cap¨ªtulos¨C, pero que nunca quiso ser otra novela escrita por un m¨²sico. ¡°Tener esa frase fue una forma de ponerme en funcionamiento. No me considero un escritor oficial, pero tampoco quer¨ªa recurrir a la obviedad de contar mi vida, mi vida no est¨¢ tan llena¡±. A Dominique An¨¦ se le vuelva a escapar la risa. ¡°Si te soy sincero, mi primer borrador s¨ª era una digresi¨®n sobre mi infancia, pero mi editora lo ley¨® y me respondi¨® que era interesante y que ah¨ª dentro hab¨ªa un libro. ?Ah¨ª dentro? Y pensaba que ya estaba listo para publicar. Entonces entend¨ª que un libro est¨¢ acabado cuando el editor te lo dice, mientras que las canciones se acaban cuando lo digo yo. Eso me provoc¨® cierta inseguridad y pas¨¦ al otro extremo: ahora, para m¨ª, un libro nunca acaba. Podr¨ªa estar a¨²n ah¨ª cambiando frases. Supongo que me considerar¨¦ escritor el d¨ªa en que est¨¦ tan seguro de que algo que escribo est¨¢ listo como lo estoy con las canciones¡±.
Un libro est¨¢ acabado cuando el editor te lo dice, mientras que las canciones se acaban cuando lo digo yo¡±
Si quer¨ªa publicar un libro que estuviera a la altura de su reputaci¨®n como m¨²sico, deb¨ªa dejar de actuar como tal y volver a ser Dominique An¨¦. Gracias a ese ejercicio de humildad, encontr¨® la forma de convertir aquel borrador en un libro. ¡°Decid¨ª cambiar el foco hacia la relaci¨®n con el decorado, con el paisaje de mi infancia¡±. As¨ª, Regresar termin¨® siendo una narraci¨®n en la que el principal protagonista es Provins, la ciudad a cien kil¨®metros al sureste de Par¨ªs donde naci¨® y con la que ya hab¨ªa tratado de ajustar cuentas en un par de temas (Rue des Marais y Les terres brunes, cuyas letras se incluyen al final del volumen). Monocrom¨¢tica, monotem¨¢tica y monocorde, la localidad define al personaje, un ni?o solitario que crece hasta ser un adolescente sensible y creativo, al menos hasta que, ya mayor y exitoso, vuelve al lugar que le vio nacer para dar un concierto y descubre que no solo las cosas fueron y son algo distintas de lo que pensaba, sino que ¨¦l mismo tal vez jam¨¢s fue el ni?o que idealiz¨®. Para alguien tan obsesionado con la memoria fue traum¨¢tico. Dominique lo explica en ingl¨¦s, deseando poder cont¨¢rselo, en vez de al periodista, al camarero, que s¨ª habla su idioma materno. ¡°Cuando volv¨ª, todo me hablaba. La primera noche vi im¨¢genes de m¨ª mismo de peque?o y todo se hizo obvio. Tambi¨¦n hab¨ªa un c¨®mic escrito por dos amigos: yo era el protagonista. Hay una p¨¢gina en la que se me imagina como un monje; en otra, como a un director de banco¡ Al final se dice que no puedo ser otra cosa que un cantante. Me di cuenta de que cuando era un ni?o era muy t¨ªmido, pero que tambi¨¦n pose¨ªa una enorme determinaci¨®n. Es extra?o. A¨²n hoy, no me siento como los dem¨¢s, y casi nunca estoy c¨®modo conmigo. Bueno, estoy bien. Me siento m¨¢s fuerte. Estoy casi preparado para morir. Ya he escrito un libro¡±.
La segunda sorpresa que se llev¨® en su retorno a su pueblo natal fue que, sorprendente, nadie quiso asesinarle. Para el autor fue fascinante que le recibieran como a un h¨¦roe y no como a un traidor. ¡°No me siento c¨®modo cuando alguien me dice que se siente orgulloso de ser de alg¨²n sitio, se me hace imposible hablar con esa gente. Pero tambi¨¦n lo que sucede es que, si renuncias a tus tradiciones, pierdes tu cultura. ?D¨®nde est¨¢ el equilibrio correcto? No lo s¨¦. Nac¨ª donde nac¨ª, no tiene por qu¨¦ gustarme. No fue m¨¦rito m¨ªo, fue un maldito espermatozoide¡±. El tema identitario es algo no resuelto sobre lo que siempre le ha gustado bromear. ¡°A veces intento hacer bromas al respecto cuando estoy en Breta?a, Catalu?a o el Pa¨ªs Vasco¡ Pero he aprendido a callarme. No lo s¨¦ todo, pero s¨ª s¨¦ que no puedo entender la pasi¨®n que alguien puede sentir por un pa¨ªs en concreto¡±, dice el artista.
Esfuerzos por incordiar aparte, Dominique An¨¦ ha terminado encontrando p¨²blico af¨ªn a sus postulados literarios en los lugares m¨¢s sorprendentes, incluso en el ej¨¦rcito. Recuerda el franc¨¦s que, cual Marilyn Monroe, fue invitado a actuar ante las tropas, aunque el evento fue un festival literario en un cuartel. ¡°Estaba ah¨ª de pie, leyendo pasajes sobre ese ni?o d¨¦bil y t¨ªmido delante de soldados y oficiales del Ej¨¦rcito franc¨¦s, gente que representa todos esos valores tradicionales asociados al hecho de ser un hombre. Despu¨¦s de la lectura, se me acerc¨® un coronel y me dijo que se hab¨ªa emocionado mucho con mis palabras y que se hab¨ªa sentido muy identificado. Me cont¨® que proced¨ªa de una ciudad con un paisaje similar. Me dijo que de donde ¨¦l ven¨ªa, el cielo lloraba. Supongo que eso es el lirismo militar¡±.
El ¡®feedback¡¯ recibido es m¨¢s serio que el de los discos. Siento que los que han le¨ªdo mi novela piensan menos en meterse en la cama conmigo¡±
A pesar del empe?o por diferenciar su yo musical del literario, Regresar se gest¨® a la vez que su ¨²ltimo ¨¢lbum, Vers les leurs, editado a finales de 2012. Aislado en una casa en el campo, escrib¨ªa por las ma?anas en un ordenador y grababa por las tardes canciones redactadas a mano. El autor admite que pudo haber cierta contaminaci¨®n, pero le gusta pensar que lo ¨²nico en com¨²n entre ambos proyectos fue que se tratara de dos formas de arte, el elep¨¦ y la novela, cuyo fallecimiento llevamos a?os anunciando y sobre cuya vigencia ¨¦l sigue convencido. ¡°La gente piensa que un disco es algo que se hace para salir de gira. Me niego a aceptar eso. Un d¨ªa alguien me dir¨¢ que no debo grabar discos de 40 minutos y entonces querr¨¦ saber por qu¨¦. Para m¨ª, aparte de los asuntos financieros, esta es la clave: ver qu¨¦ lanzaremos y qu¨¦ nivel de concentraci¨®n tendr¨¢ el p¨²blico ante las obras de arte. Le¨ª una entrevista con Bj?rk, que es como la vanguardia del pop, y le preguntaron si el ¨¢lbum estaba muerto, y respondi¨® que no. Si Bj?rk dice eso, me quedo m¨¢s tranquilo¡±, recuerda el m¨²sico, quien siente que a¨²n le queda mucho que hacer para que su m¨²sica y su escritura dejen de compartir audiencia. ¡°En Francia, de la gente que ha le¨ªdo mi libro, casi todos conoc¨ªan mi obra como m¨²sico. Mi ilusi¨®n es llegar a esa parte del p¨²blico que no me conoce como cantante. De cualquier modo, s¨ª ha habido alguna diferencia en el feedback recibido del libro con respecto al que estoy acostumbrado con los discos. Es m¨¢s serio, y siento que los que han le¨ªdo mi novela piensan menos en meterse en la cama conmigo¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.