Bloqueo inaceptable
La negativa de Rajoy a explicar el 'caso B¨¢rcenas' en el Congreso cuestiona la autoridad del Gobierno
La negativa de la mayor¨ªa absoluta del PP a toda comparecencia parlamentaria de Mariano Rajoy hasta septiembre es una decisi¨®n inaceptable, basada en argumentos como que B¨¢rcenas solo dice mentiras. Hasta ahora nadie ha puesto la mano en el fuego por el extesorero del PP, excepto este partido en un pasado no tan lejano. El uso de la mayor¨ªa absoluta para impedir la comparecencia no resuelve nada y es la forma m¨¢s segura de dar p¨¢bulo a las especulaciones de que el presidente del Gobierno se encuentra sometido a un chantaje del que no sabe bien c¨®mo zafarse.
Rajoy nunca ha dado explicaciones en el Parlamento sobre la supuesta financiaci¨®n ilegal del PP reflejada por los papeles de B¨¢rcenas. Por lo tanto, carece de sentido el argumento de que ya se ha explicado para justificar no hacerlo ahora. Tras la reproducci¨®n del cuaderno del extesorero en este peri¨®dico, a partir del 31 de enero, se limit¨® a negar que hubiera recibido ni repartido dinero negro, y lo hizo encapsulado en una reuni¨®n de la direcci¨®n de su partido. Tampoco est¨¢ dispuesto a explicarse ahora, una vez que B¨¢rcenas amenaza con llevar el desaf¨ªo mucho m¨¢s lejos, a pesar de las reiteradas peticiones de la oposici¨®n.
Est¨¢ completamente fuera de lugar el argumento utilizado ayer por el jefe de la mayor¨ªa parlamentaria, Alfonso Alonso, cuando acus¨® a la oposici¨®n de convertirse en ¡°los abogados de un se?or que ya no ten¨ªa quien le defendiera¡± y de ¡°apadrinar¡± a un delincuente, por cierto espl¨¦ndidamente pagado por el PP hasta el 31 de enero. Demasiados nervios, aunque lo peor es la sensaci¨®n de impotencia que transmite la c¨²pula del PP.
Editoriales anteriores
El incidente rompe el clima de relativo consenso entre las principales fuerzas parlamentarias alcanzado en las ¨²ltimas semanas para algunos temas clave. Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, jefe de la minor¨ªa socialista, cuestion¨® ayer a un mandatario que, a diferencia de sus hom¨®logos europeos, reh¨²ye al Parlamento por graves que sean las sospechas difundidas sobre su partido y sobre ¨¦l mismo. Rubalcaba lleva raz¨®n en que los usos de otras democracias son diferentes, como lo evidencia la dimisi¨®n del presidente de Alemania, Christian Wulff, en 2012, por sospechas m¨¢s leves que las apuntadas en el caso B¨¢rcenas, o el anticipo de elecciones en Luxemburgo por su primer ministro, Jean-Claude Juncker, a causa de irregularidades de los servicios secretos.
A la luz de lo sucedido cobra m¨¢s sentido la retirada de varias minor¨ªas parlamentarias de la ponencia encargada de la Ley de Transparencia, entre ellas la socialista y la de Izquierda Unida. No se debe abusar de la t¨¢ctica de la silla vac¨ªa, sobre todo en el caso de una norma que puede contribuir al restablecimiento de la moral p¨²blica. Pero es cierto que la sinceridad del PP para un programa de regeneraci¨®n democr¨¢tica y la autoridad del Gobierno para conducirlo est¨¢n ahora mismo cuestionadas.
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