Petr¨®leo envenenado
Esta entrada ha sido escrita por Miquel Carrillo, del Grupo de Ingenier¨ªa Sin Fronteras de Tarragona.
Incendi¨® de un tren cargado con petr¨®leo en la localidad canadiense de Lac-M¨¦gantic, 6 de julio de 2013. Foto:STRINGER/CANADA (REUTERS).
Probablemente hayan visto por televisi¨®n el horripilante incendio de un tren que transportaba petr¨®leo en Canad¨¢. Y seguro que recuerdan el episodio del Prestige, el Exxon Valdez en Alaska y tantas otras cat¨¢strofes vinculadas al transporte de nuestra energ¨ªa. Es uno de los riesgos inherentes a un sistema energ¨¦tico centralizado, en el que a veces ni siquiera nos tomamos la molestia de transformar en energ¨ªa la materia prima, o utilizarla all¨ª donde se consigue, sino que nos dedicamos a pasearla, en bruto, de un sitio a otro, en tren, barco o tuber¨ªa.
Ecuador apenas tiene un par de refiner¨ªas para procesar su crudo. El grueso de la producci¨®n se exporta, para luego importar el combustible y el resto de derivados del petr¨®leo. Parad¨®jicamente, en Orellana y Sucumb¨ªos, las provincias m¨¢s productoras, el desabastecimiento de gasolina y diesel es habitual.
El pasado 31 de mayo se produjo en Sucumb¨ªos la ruptura de aproximadamente 140 metros del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), debido a un deslizamiento de tierra producido por las lluvias. Seg¨²n fuentes oficiales, se calcula que esta ruptura ha supuesto el vertido de m¨¢s de 10.000 barriles de petr¨®leo, provocando efectos directos sobre las aguas y sedimentos del sistema h¨ªdrico regional.
El SOTE es el oleoducto de transporte de crudo, cuya explotaci¨®n y administraci¨®n son gestionadas por la Empresa P¨²blica Petr¨®leos del Ecuador. Paralelamente a este, tambi¨¦n existe el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), el cual es explotado por empresas extractivas de capital privado y que tuvo un desastre de dimensiones similares en 2009. Tanto el SOTE como el OCP sirven de enlace entre la Amazon¨ªa y la zona del Pac¨ªfico de Ecuador, sorteando los Andes, una zona de alta sismicidad. Mucha gente se pregunt¨® de qu¨¦ serv¨ªa evaluar el riesgo ambiental de la construcci¨®n del OCP, por ejemplo, si iba a pasar a los pies del volc¨¢n Tronador. Pero ya saben que el petr¨®leo tiene la virtud de transmutarse en inofensiva 'plastelina' cuando interesa.
En total son m¨¢s de 100.000 las personas afectadas en la Amazon¨ªa ecuatoriana, aunque hay indicios de que los efectos de la contaminaci¨®n han llegado a Per¨² a trav¨¦s del r¨ªo Napo, y se especula que puedan alcanzar Brasil a trav¨¦s del Amazonas.
Pero, no se enga?en, no es una cuesti¨®n de pa¨ªses pobres y ricos, de mejor o peor tecnolog¨ªa, de protocolos de seguridad m¨¢s o menos avanzados. Es un problema sist¨¦mico y, por tanto, lleno de episodios recurrentes como este, el de Canad¨¢, el de Alaska o el de Galicia. Este derrame y todos son consecuencia de una demanda energ¨¦tica mundial creciente, que nos lleva a aceptar como inevitables tantos da?os colaterales. Debi¨¦ramos plantearnos, por ejemplo, si nuestra necesidad energ¨¦tica justifica poner en peligro santuarios como la Reserva del Yasun¨ª, en la selva ecuatoriana, intacta desde el Terciario, para simplemente generar en total el equivalente al consumo energ¨¦tico mundial de once d¨ªas.
O conseguimos funcionar con menos energ¨ªa y producirla de manera descentralizada, o no habr¨¢ Constituci¨®n que salve nuestra civilizaci¨®n.
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