Estamos perdiendo la ciberguerra
Estados Unidos lleva tiempo usando la tecnolog¨ªa digital para atacar a sus enemigos
?No s¨¦ con qu¨¦ armas se luchar¨¢ en la Tercera Guerra Mundial, pero en la Cuarta se pelear¨¢ con palos y piedras. Cuando Albert Einstein hizo esta afirmaci¨®n, efectivamente era dif¨ªcil predecir las armas que se usar¨ªan en la pr¨®xima guerra mundial, pero estaba convencido de que su poder destructivo ser¨ªa de una magnitud tal que, en el mejor de los casos, la humanidad retroceder¨ªa a la edad de piedra.
Son muchos hoy los que aseguran conocer ya las armas que se usar¨¢n en la tercera guerra mundial y que, de hecho, esta ya hace tiempo que ha empezado: se trata de la ciberguerra, es decir, el uso de tecnolog¨ªas digitales para atacar y destruir sistemas estrat¨¦gicos esenciales para nuestra forma de vida, empezando, por ejemplo, por los grandes centros de producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica. La ciberguerra ¡ªy el ciberespionaje¡ª est¨¢n aqu¨ª, desde hace unos a?os: el caso de Google y China ocup¨® mucho espacio en la prensa a partir de 2009, en lo que parec¨ªa ser tan solo la punta de un iceberg de una extensa operaci¨®n de espionaje a trav¨¦s de Internet de grandes empresas americanas. El descubrimiento llev¨® a Obama a declarar que la ciberseguridad se hab¨ªa convertido en una cuesti¨®n prioritaria, y a la toma en consideraci¨®n de diversas acciones que ten¨ªan como objetivo preparar a Estados Unidos para la ciberguerra, convirtiendo, de una manera expl¨ªcita, el ciberespacio en un nuevo campo de batalla militar.
Aparentemente Obama no contaba con Wikileaks, primero, y con Snowden, despu¨¦s. Con sus acciones, entre muchas otras cosas, ambos han confirmado lo que eran secretos a voces y que se pretend¨ªa desacreditar calific¨¢ndolos de teor¨ªas conspiranoicas. Han destapado que, m¨¢s all¨¢ de ser simple v¨ªctima del ciberespionaje y del ciberterrorismo, ya hace tiempo que Estados Unidos viene us¨¢ndolos en su beneficio con la aquiescencia servil de sus aliados europeos, y tal vez esa sea la principal justificaci¨®n del ensa?amiento con el que los persigue, incluyendo al soldado Bradley Manning.
Hay quien dice que los derrotados de esta guerra ser¨¢n todos los ciudadanos
De hecho, era bien conocido que el primero en usar las tecnolog¨ªas digitales como herramienta de sabotaje fue precisamente Estados Unidos, que las utiliz¨® contra la econom¨ªa sovi¨¦tica en los a?os ochenta. En una trama ¡ªconocida como el caso Farewell¡ª que involucr¨® a esp¨ªas de los dos lados del Tel¨®n de Acero, as¨ª como agentes dobles, los americanos fueron capaces de ¡°colocar¡± chips defectuosos destinados a controlar los sistemas de un gasoducto ruso, provocando aver¨ªas que ocasionaron una de las mayores explosiones no termonucleares de la historia. Por tanto, parece razonable la preocupaci¨®n sobre la ciberguerra, m¨¢s ahora con las posibilidades que Internet ofrece y si se tiene en cuenta que diversos experimentos han probado que es efectivamente posible boicotear remotamente instalaciones esenciales, como centrales de electricidad o de distribuci¨®n de agua potable.
Uno de estos experimentos ofreci¨® a los terroristas potenciales una fuente de conocimiento sensacional, puesto que los mismos encargados de realizar la simulaci¨®n publicaron en Internet ¡ªaparentemente por error¡ª los detalles de c¨®mo hab¨ªan conseguido inutilizar una estaci¨®n distribuidora de electricidad. Todo ello sin olvidar el caso del virus Stuxtnet, destinado ¡ªy parece ser que con ¨¦xito¡ª a inutilizar las centrifugadoras de uranio de Ir¨¢n, lo que provoc¨® un considerable retraso en su programa nuclear. Nadie se ha arrogado la autor¨ªa de este virus, pero los expertos dicen que los conocimientos e infraestructuras necesarios para realizarlo son tan considerables que solo una o varias agencias gubernamentales pueden haberlo hecho.
La declaraci¨®n de Obama top¨® en su momento con el escepticismo mostrado por uno de los m¨¢s prestigiosos expertos mundiales en temas de seguridad inform¨¢tica, como es Bruce Schneir, para quien todo el debate est¨¢ plagado de ¡°exageraciones e hip¨¦rbolas¡±, con el objetivo de alimentar los miedos de la poblaci¨®n y as¨ª conseguir m¨¢s poder y presupuestos para los diversos organismos involucrados, quienes, siempre seg¨²n Schneir, estar¨ªan incumpliendo su misi¨®n, que es la defensa de cualquier ataque, incluidos los que vengan a trav¨¦s del ciberespacio. Y es que, como viene ocurriendo en este tipo de acciones, los defensores de la necesidad de prepararse para la ciberguerra ¡ªentre los que cabe incluir el CNI espa?ol¡ª aseguran que ya est¨¢ declarada y que la estamos perdiendo, a lo que Schneir responde que quien la acabar¨¢ perdiendo de verdad con estas medidas es la ciudadan¨ªa en general.
En cualquier caso, de todas las informaciones que van apareciendo se puede extraer una conclusi¨®n clara y positiva: la ciberseguridad requiere y requerir¨¢ muchos especialistas, es decir, es un campo con grandes expectativas de ocupaci¨®n para aquellos que est¨¦n preparados. Lo cual no deja de ser una muy buena noticia en estos tiempos que corren.
Lloren? Valverde es catedr¨¢tico de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)
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