Contra las fugas fiscales
El plan del G-20 para evitar la evasi¨®n de las multinacionales requiere el apoyo de los Estados
El G-20, como otros organismos multilaterales, suele enfrentarse a los problemas econ¨®micos cuando ya han adquirido una dimensi¨®n que los hace dif¨ªcilmente ocultables y manejables. El grupo se ha dado cuenta de que existe un grave estrangulamiento fiscal en todo el mundo, provocado por la capacidad que tienen las multinacionales para desplazar sus beneficios a los pa¨ªses con menor carga fiscal para pagar all¨ª sus impuestos. Las grandes compa?¨ªas disponen de una compleja red de asesores fiscales que dise?an estrategias tributarias a la carta para jibarizar su carga tributaria. Pues bien, el grupo, inspirado por la OCDE, quiere combatir este escamoteo planetario de bases imponibles con un plan de 15 puntos, vigente durante los pr¨®ximos dos a?os, que se est¨¢ analizando en la reuni¨®n de Mosc¨².
La equidad fiscal exige que sociedades con beneficios no paguen entre el 0% y el 5% de impuestos cuando los asalariados, en funci¨®n de sus ingresos, est¨¢n obligados a pagar como media en todo el mundo entre el 30% y el 60%. Y no es que la ingenier¨ªa fiscal de las multinacionales o empresas estrat¨¦gicas de cabecera sea ilegal ¡ªes estrictamente legal¡ª, sino que deben taparse los resquicios entre las legislaciones nacionales y las internacionales a trav¨¦s de los cuales se evade el pago de tributos. La ingenier¨ªa fiscal no es condenable per se, pero los coladeros tributarios, que equivalen a fabricarse para¨ªsos fiscales a voluntad, mediante el traslado de beneficios, son una pr¨¢ctica abusiva.
La v¨ªa l¨®gica para evitar la huida de tributos es la unificaci¨®n o aproximaci¨®n de las normas nacionales, de forma que desaparezcan los puntos de fuga, y la sustituci¨®n del entramado jur¨ªdico actual que evita la doble imposici¨®n de las multinacionales en todo el mundo ¡ªm¨¢s de 4.000 convenios vigentes¡ª por otro m¨¢s racional en el que, por supuesto, se evite la doble imposici¨®n pero, al mismo tiempo, se garantice que las sociedades transnacionales pagan al fisco lo que les corresponde. Esta es una tarea tit¨¢nica, m¨¢s f¨¢cil de enunciar que de realizar, en la que deben implicarse los Estados con m¨¢s ah¨ªnco que el que han mostrado hasta el momento. No hay m¨¢s que comprobar la complacencia de Espa?a al aceptar la desgravaci¨®n del Fondo de Comercio de las compa?¨ªas en contra de la doctrina europea.
La iniciativa del G-20 es saludable y mejorar¨¢ la equidad fiscal en todo el mundo. Como poco evitar¨¢ casos sangrantes y, si cristaliza debidamente, puede convertirse en un fermento homogeneizador de la fiscalidad global. Conviene recordar que hay otra semilla de desigualdad impositiva, esta vez de orden nacional: la persistencia de cuantiosos beneficios fiscales concedidos a las empresas a trav¨¦s de numerosas exenciones en el impuesto de sociedades. Exenciones que en su d¨ªa se concedieron por causa de pol¨ªtica econ¨®mica (crear empleo, por ejemplo) pero que ya han perdido su eficacia y su raz¨®n de ser. Hacienda tambi¨¦n deber¨ªa revisar a fondo la onerosa factura de los gastos fiscales.
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