Violencia en Egipto
El desarrollo de una agenda democr¨¢tica es incompatible con la convulsi¨®n permanente
Otras nueve personas murieron ayer y decenas m¨¢s resultaron heridas en El Cairo y otros lugares de Egipto en nuevos choques entre partidarios y adversarios del depuesto presidente Mohamed Morsi. Son ya m¨¢s de un centenar los fallecidos por la violencia pol¨ªtica desde el golpe militar que derroc¨® este mes a los Hermanos Musulmanes. A las v¨ªctimas en las ciudades se suman las de los ataques islamistas contra instalaciones de las fuerzas de seguridad en el norte de la pen¨ªnsula del Sina¨ª.
Tras el calamitoso experimento islamista de Morsi, Egipto no puede instalarse en la convulsi¨®n pol¨ªtica permanente. Los Hermanos Musulmanes rechazan reconocer al Gobierno provisional del presidente Adli Mansur ¡ªning¨²n islamista, mayor¨ªa de tecn¨®cratas liberales, tres mujeres, dos cristianos¡ª, en el que el jefe de las fuerzas armadas, general Sisi, se ha reservado una vicepresidencia y la cartera de Defensa. Y desaf¨ªan su legitimidad en la calle. Como lo rechazan ahora, despu¨¦s de haber apoyado el golpe, los salafistas de Nur, segunda fuerza islamista m¨¢s votada.
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Nada presagia que este c¨ªrculo vicioso vaya a quebrarse en tanto los generales, que tutelan al Gobierno y dictan su agenda, no den los pasos necesarios para devolver la calma a las calles y persuadir a los egipcios de que se abren paso r¨¢pidamente la transparencia y la recomposici¨®n de las maltrechas instituciones. La normalizaci¨®n exige con car¨¢cter inmediato la liberaci¨®n del expresidente Morsi si no hay cargos formales contra ¨¦l, y en cualquier caso informaci¨®n sobre su estado y paradero. Morsi, cuya familia ha denunciado a los tribunales su secuestro por los militares, no puede seguir siendo un prisionero oculto a los ojos de sus compatriotas.
Una pol¨ªtica pendular no devolver¨¢ a Egipto el centro de gravedad que desesperadamente necesita. El golpe ya ha sentado un grav¨ªsimo precedente para otras tambaleantes democracias regionales. Restituir a los civiles el control del m¨¢s importante pa¨ªs ¨¢rabe y rescatar su ag¨®nica econom¨ªa es una tarea inabordable en las circunstancias de inestabilidad actuales. La represi¨®n a ultranza de los Hermanos Musulmanes no puede abonar una revisi¨®n constitucional democr¨¢tica e incluyente. Tampoco unas elecciones dignas de ese nombre en febrero de 2014. La animadversi¨®n de muchos egipcios por el Gobierno doctrinario e incompetente de los islamistas no ha otorgado a los generales un cheque en blanco.
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