Antes de llegar a la mesa, la fruta vive un infierno qu¨ªmico
Por Enric Urrutia, director de Bio Eco Actual
Entrevista a Jordi Bigues, periodista, activista y ecologista. Con los libros Lletra petita (Letra peque?a), Tot el que et pots estalviar per tenir una bona vida (Todo lo que te puedes ahorrar para tener una buena vida) y el programa de televisi¨®n Lletra Petita (en el canal auton¨®mico catal¨¢n TV3), nos ayuda a que nuestro d¨ªa a d¨ªa sea lo m¨¢s respetuoso posible con el planeta que pisamos y con nosotros mismos.
?Crees que la sociedad del llamado primer mundo sabe lo que come y le importa?Creo que s¨ª. Cabr¨ªa preguntarse c¨®mo los medios de comunicaci¨®n predican la conformidad y la idoneidad del pienso que se administra: la resignaci¨®n diaria de la publicidad. Es curioso que todas las religiones tienen principios ¨¦ticos respecto a qu¨¦ se puede comer y qu¨¦ no y en cambio mucha gente cree que la comida est¨¢ al margen de los criterios ¨¦ticos. De vez en cuando, y cada vez m¨¢s a menudo, se produce un esc¨¢ndalo alimentario. Se demuestra que los mecanismos de control de la industria no funcionan pero tienen la desfachatez de decir que estaban alerta.
?Qu¨¦ valor tiene una semilla sin manipular en la sociedad actual?La semilla, m¨¢s que un patrimonio es un matrimonio de la humanidad, la uni¨®n leg¨ªtima de la humanidad con la madre Tierra. La semilla es y ha sido siempre el gran capital y una de las m¨¢quinas naturales m¨¢s fascinantes. Su protecci¨®n de cualquier alteraci¨®n ha sido una constante en la humanidad que a estas alturas se ha agrietado por el monopolio y por la contaminaci¨®n tecnogen¨¦tica del origen de las diferentes plantas alimenticias para nuestra especie.
?Qu¨¦ le puedes explicar al ciudadano que descubre que la mayor¨ªa de frutas y
verduras que encontramos en el mercado han sido probadas en animales antes de
ir al consumo dom¨¦stico?
Antes de llegar a la
mesa, la fruta ha vivido en un infierno qu¨ªmico: los biocidas. Algunas ni siquiera han visto el sol. No sabemos ni con qu¨¦ productos la
han tratado ni si tan solo quedan residuos. ?Es un Top Secret! Todo lo contrario a la transparencia. ?Hay que fiarse
de los controles de una administraci¨®n cerrada, desacreditada y arrodillada ante
la industria? Los funcionarios deber¨ªan rebelarse y negarse a ocultar lo que
ven y encuentran.
Las vacas de raza Holstein (de manchas negras y blancas) viven unos 17 a?os en
estado natural y de 3 a 4 a?os cuando son explotadas para obtener unos 45
litros de leche diarios. ?Es este el futuro a seguir para alimentarnos:
explotar todo ser de otra especie para nuestro provecho?
No dejan que las vacas crezcan y as¨ª no
desarrollen enfermedades como la de las vacas locas. De vez en cuando
detectan vacas que han desarrollado la enfermedad, pero todav¨ªa no hay ninguna
prueba anal¨ªtica que detecte la presencia de los priones malditos. Una cosa es
ser portador y otra es desarrollar la enfermedad. Como esta se desarrolla preferentemente
en vacas adultas... las matamos antes. La precauci¨®n de no comer las v¨ªsceras o
la m¨¦dula no tiene ning¨²n sentido. Una cosa es la presencia de los priones y
otra cosa es d¨®nde se desarrolla la enfermedad, la encefalopat¨ªa espongiforme
bovina (EEB).
?Reduciendo el consumo de carne, reducir¨ªamos los gases de efecto invernadero?
S¨ª, es as¨ª. Se hab¨ªa menospreciado el
impacto clim¨¢tico del modelo ganadero industrial. No son s¨®lo los gases
g¨¢stricos de las vacas. Es el tr¨¢fico internacional del pienso, el modelo
alimentario e, incluso, el empobrecimiento de los suelos.
La reeducaci¨®n social en materia de consumo en general, por parte de los
estamentos gubernamentales, es pr¨¢cticamente nula. ?Por qu¨¦?
Hay una dejadez de responsabilidad. Uno de los primeros objetivos fue controlar
con subvenciones a las asociaciones de consumidores. Por cada euro que
recib¨ªan, las asociaciones ecologistas recib¨ªan un centavo. Estaba claro
qui¨¦nes eran los que defend¨ªan los bienes comunes y la gran distancia entre
unos y otros. En todo caso, gracias a la Uni¨®n Europea, las leyes se han ido
actualizando, pero no se ha logrado ni
transparencia ni sistemas de regulaci¨®n concertada (donde todos tengan voz) a
excepci¨®n de la agricultura ecol¨®gica certificada y la certificaci¨®n energ¨¦tica
y el ecolabel. Piensa que desde peque?os nos cuentan que nada puede
cambiar, que nuestra voz no tiene peso. Y sin embargo, los hechos lo
desmienten.
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