Por un nuevo sector de la edificaci¨®n
Las viviendas deben orientarse en Espa?a a una sociedad que se ha transformado
Entre 2006 y 2012, el sector de la edificaci¨®n de nuestro pa¨ªs sufri¨® una ca¨ªda de actividad del 90%, una aut¨¦ntica liquidaci¨®n que lo deja en niveles de hace muchos decenios. Ello ha supuesto el hundimiento de la demanda industrial que generaba y especialmente del empleo, con una p¨¦rdida de casi 1.400.000 puestos de trabajo entre 2007 y 2011. Adicionalmente, la explosi¨®n de la burbuja inmobiliaria ha sacudido la econom¨ªa de los espa?oles puesto que su riqueza inmobiliaria ya ha ca¨ªdo un 22% desde 2007.
Pero con este desplome se nos ha ido tambi¨¦n un sector cuya reciente actividad ha comprometido gravemente la sostenibilidad de la sociedad espa?ola. Econ¨®micamente, porque ha transformado y destruido nuestro sistema bancario, con las consecuencias de todos conocidas. Socialmente, porque ha alimentado la corrupci¨®n de nuestro sistema institucional y porque ha arruinado a muchas familias espa?olas, dejando a una parte de ellas sin vivienda y al borde de la exclusi¨®n social. Ambientalmente, porque su actividad produc¨ªa la destrucci¨®n del entorno, y pon¨ªa en riesgo la competitividad de nuestra econom¨ªa en el marco de las restricciones que impone la lucha contra el cambio clim¨¢tico.
Quiz¨¢ el hecho m¨¢s significativo de su insostenibilidad se desvela en su funci¨®n social de satisfacer el derecho a la vivienda recogida en la Constituci¨®n, puesto que en el momento de m¨¢xima producci¨®n el sector fue incapaz de proporcionar un hogar a amplias capas sociales que deb¨ªan competir en el mercado con aquellos que ve¨ªan en la vivienda una inversi¨®n remuneradora y, sobre todo, segura.
Esta seguridad se basaba en el continuado aumento del precio de la vivienda en Espa?a, en una sociedad cuya poblaci¨®n no hab¨ªa dejado de crecer a lo largo de un siglo y con ella la demanda de viviendas. Ello fue configurando un sector de la edificaci¨®n b¨¢sicamente orientado hacia la construcci¨®n de nuevos edificios, definiendo sobre esa actividad el papel de sus agentes, el marco normativo que lo regulaba y el modelo financiero que permit¨ªa su funcionamiento.
Pero ahora esa situaci¨®n de crecimiento poblacional ya no existe. Ya no es necesario el sector de la edificaci¨®n que configur¨® ese crecimiento poblacional. Ahora necesitamos un sector de la edificaci¨®n que satisfaga las necesidades de vivienda de la poblaci¨®n.
Necesitamos un sector de la edificaci¨®n dedicado a asegurar la calidad de las viviendas que habitamos, atendiendo a la resoluci¨®n de sus carencias en lo que se refiere a la accesibilidad, la seguridad de uso y su adaptabilidad a las necesidades de una poblaci¨®n que presenta nuevas caracter¨ªsticas como son el envejecimiento y una organizaci¨®n en modelos de hogares muy distintos a la familia nuclear, el modelo para el que se ha construido gran parte de nuestro patrimonio edificado. Un sector dedicado b¨¢sicamente a la rehabilitaci¨®n del parque construido, que sea ambiental y econ¨®micamente solvente.
Un sector que tambi¨¦n tenga en cuenta los recursos necesarios para habitar los edificios, como es la energ¨ªa necesaria para obtener un confort razonable: hoy d¨ªa m¨¢s de un 10% de la poblaci¨®n ya est¨¢ sufriendo pobreza energ¨¦tica, eso es, no puede afrontar los costes de su factura energ¨¦tica dom¨¦stica porque hacerlo supone dedicar a ello una parte excesiva de su renta.
Pero la ineficiencia energ¨¦tica de nuestro parque inmobiliario supone un riesgo cierto tanto para nuestra calidad de vida como para la competitividad de nuestra econom¨ªa. A medida que suba el precio de la energ¨ªa ¡ªy la factura energ¨¦tica de los hogares pas¨® de 10.000 a 20.000 millones de euros entre 2002 y 2010¡ª la parte de la renta destinada a pagarla aumentar¨¢, disminuyendo la capacidad de compra para otros bienes y, a causa de nuestra dependencia energ¨¦tica, generando d¨¦ficit comercial. Tambi¨¦n, las emisiones de gases de efecto invernadero producidas para satisfacer esa demanda de energ¨ªa son un lastre para nuestra econom¨ªa a medida que aumentan las restricciones a las emisiones nacionales.
En 2010 una decena de expertos creamos una entidad independiente para promover la transformaci¨®n del sector de la vivienda en Espa?a: el Grupo de Trabajo para la Rehabilitaci¨®n (GTR). En los dos informes realizados hasta ahora, GTR ha demostrado que es posible definir un plan de rehabilitaci¨®n energ¨¦tica econ¨®micamente viable, imprescindible a largo plazo para asegurar la competitividad de nuestra econom¨ªa. Un plan que supone la rehabilitaci¨®n de m¨¢s de 10 millones de viviendas hasta 2050, creando hasta 170.000 empleos, y permitiendo ¡ªjunto a otras medidas¡ª el ahorro del 20% de las emisiones del sector en 2020 y del 80% en 2050, coadyuvando a alcanzar estos objetivos ambientales de la UE.
Sin embargo, esto requiere la transformaci¨®n del marco organizativo, normativo y financiero del sector de la edificaci¨®n espa?ol. Un cambio que supone una verdadera reconversi¨®n del sector.
La nueva Ley 8/2013 de Rehabilitaci¨®n, Regeneraci¨®n y Renovaci¨®n Urbanas recientemente aprobada supone un paso decisivo en esa direcci¨®n. Se trata de una ley que, junto a otros cambios legales, rompe los cauces que form¨® el antiguo sector de la edificaci¨®n y los abre a la rehabilitaci¨®n. A una rehabilitaci¨®n a escala urbana, de barrio, reconociendo la necesidad de redefinir el urbanismo dedic¨¢ndolo a una verdadera reconstrucci¨®n de la ciudad dirigida a garantizar una habitabilidad basada en el acceso a los servicios p¨²blicos que definen hoy el modelo de vida socialmente aceptado.
Sin embargo, se requiere a¨²n un nuevo impulso para configurar el sector de la edificaci¨®n que necesitamos. Un impulso que debe implicar al resto de Administraciones con competencias en vivienda y en energ¨ªa, que permita orientar a los agentes hacia sus nuevos fines, que adecue el marco normativo y el marco financiero a la nueva actividad. Y para ello son necesarios otros instrumentos, pasar de la legislaci¨®n ¡ªde la regulaci¨®n de una actividad existente¡ª al plan, a la definici¨®n de unos objetivos viables y a organizar los esfuerzos para conseguirlos, detectando oportunidades y barreras y permitiendo a todos los agentes implicados entender cu¨¢l es su papel, su actividad, sus riesgos y sus beneficios.
Un cambio de sector de la edificaci¨®n que genera tambi¨¦n suspicacias, puesto que si el riesgo de la nueva construcci¨®n es la especulaci¨®n del suelo, el riesgo de la rehabilitaci¨®n es la gentrificaci¨®n, la especulaci¨®n que genera la expulsi¨®n de los habitantes para sustituirlos por otros de mayor renta. Los riesgos son ciertos, hay que conocerlos y establecer los mecanismos para superarlos. Pero eso es lo interesante: ahora los ciudadanos estamos dentro del sector como agentes imprescindibles. Si hablamos de rehabilitar nuestras viviendas eso reclama nuestra participaci¨®n, nuestra implicaci¨®n. Cambiar nuestras casas, nuestros barrios¡ nuestras vidas, y con ello cambiar el pa¨ªs. ?Hacer pol¨ªtica! No debemos dejar perder esa oportunidad.
Albert Cuch¨ª y Peter Sweatman son miembros del Grupo de Trabajo para la Rehabilitaci¨®n GTR.
Si hablamos de rehabilitaci¨®n, eso implica que todos participemos
La ineficiencia energ¨¦tica de nuestro parque inmobiliario supone un riesgo para nuestra calidad de vida
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