Divertirse es re-crearse
El juego es fundamental para el aprendizaje y la empat¨ªa Si somos capaces de recuperarlo, encontraremos el camino del desarrollo personal y el bienestar emocional
Hasta hace muy poco, un adulto con tendencia a tomarse las cosas como cuando nos divert¨ªamos de ni?os estaba mal visto, siendo acusado de irresponsable e inmaduro. Las cosas han cambiado. Los estudios cient¨ªficos avalan las propiedades de las actividades l¨²dicas y su repercusi¨®n positiva en el desarrollo personal, tanto a nivel emocional como creativo. Incluso se ha acu?ado el t¨¦rmino ¡°d¨¦ficit de juego¡± para aquellas personas que debido a las rutinas, las responsabilidades y el ambiente laboral sufren por no poder jugar sin otra finalidad que la diversi¨®n. Esta actitud es la manera m¨¢s eficaz de combatir el estr¨¦s, de entrar en armon¨ªa con nosotros mismos y de liberarnos de las tensiones, dejando lugar a la recreaci¨®n. Y es que hacerlo es re-crearse, es decir, evolucionar y recargarse de energ¨ªa.
Pero no solo se han detectado estos efectos positivos en las personas, tambi¨¦n se han estudiado los beneficios en las empresas que lo incluyen como parte de sus pol¨ªticas. Hoy d¨ªa, las empresas modernas y adaptadas a la competitividad del mercado saben de la importancia de generar un ambiente de trabajo que no est¨¦ re?ido con la diversi¨®n y el entretenimiento. Conseguirlo es poder contar con una plantilla motivada, inspirada y capaz de generar ideas que aporten la innovaci¨®n y la creatividad.
Veo, veo. ?Qu¨¦ ves? Una cosita. ?Y qu¨¦ cosita es?¡±
(Canci¨®n popular)
Todos sabemos jugar porque todos hemos crecido haci¨¦ndolo. El secreto est¨¢ en recordar de qu¨¦ manera lo hac¨ªamos; dejarse y abandonarse a una actividad que no tenga otra finalidad que la actividad misma. Hagamos la prueba. Levantemos por un momento la mirada de este art¨ªculo y busquemos a nuestro alrededor un objeto que empieza, por ejemplo, por la letra P. Sin m¨¢s. Solo eso.
Esperemos una l¨ªnea.
Bien. Aquellos que se hayan sumado al peque?o juego ver¨¢n que no les ha llevado m¨¢s de medio minuto encontrar la soluci¨®n, y sin embargo, en ese breve espacio de tiempo han pasado cosas maravillosas: Hemos superado la verg¨¹enza que nos produce jugar a algo tan infantil, rompiendo la barrera que nos separa del ni?o que llevamos dentro y del que a¨²n tenemos muchas cosas que aprender. Incluso hemos empezado a hacerlo con media sonrisa de satisfacci¨®n en los labios.
Nos hemos conectado con el entorno de una manera nueva y creativa. Incluso puede que nos hayamos fijado en objetos que de otra manera hubieran pasado inadvertidos.
Hemos enfocado nuestra atenci¨®n para descubrir qu¨¦ hay a nuestro alrededor que empiece con la P.
Hemos usado el pensamiento l¨®gico tratando simplemente de nombrar las cosas que nos rodean.
Si el pensamiento l¨®gico no ha dado resultado, habremos pasado al pensamiento lateral. Es decir, tal vez hemos visto un bal¨®n de f¨²tbol y lo hemos descartado, pero tal vez luego nos hemos dado cuenta de que al bal¨®n tambi¨¦n se le llama pelota. Pensamiento lateral en todo su esplendor.
Hemos sentido la satisfacci¨®n de haber resuelto el peque?o desaf¨ªo, lo que nos ha producido, aunque sea fugazmente, un placer infantil indescriptible.
Todas estas cosas han sucedido en menos de medio minuto con un entretenimiento de lo m¨¢s simple. No hemos competido contra nadie. Por un instante, hemos jugado, nos hemos re-creado. Imaginemos si llevamos esta actitud a todos los ¨¢mbitos de nuestra vida¡
El sabio no compite, por eso no puede ser vencido¡±
(Proverbio tao¨ªsta)
Podemos estar corriendo el marat¨®n de Nueva York y estar divirti¨¦ndonos, disfrutando alegremente del ambiente y de la autosuperaci¨®n. Pero tambi¨¦n podemos sufrir por ver c¨®mo nos adelantan otros corredores. Nos podemos tomar el marat¨®n como un divertimento o como una competici¨®n. Y es que jugar no es una actividad concreta, es una actitud.
Stuart Brown y Christopher Vaughan en su libro ?A jugar! definen el juego como aquello que hacemos para divertirnos de forma voluntaria. Es agradable por s¨ª mismo, y entretenido y absorbente. Nos ayuda a improvisar, porque dentro de sus par¨¢metros se producen siempre situaciones inesperadas que nos desaf¨ªan. Adem¨¢s, es algo que deseamos siempre, debido al placer que nos produce. A los aficionados a los maratones les gusta participar en ellos. Simplemente. No hay m¨¢s explicaci¨®n que esa. Nosotros podemos tomarnos cualquier actividad de la vida con la actitud del juego o con la de la pugna. Parad¨®jicamente, seremos mucho m¨¢s competitivos si en lugar de combatir nos divertimos.
Brown y Vaughan nos explican el proceso que seguimos durante el juego, descrito por Scott Eberle, historiador de esta materia:
- Anticipaci¨®n, espera ansiosa, pregunt¨¢ndonos qu¨¦ ocurrir¨¢, llenos de curiosidad.
- Sorpresa ante un descubrimiento, una nueva sensaci¨®n o idea, o un cambio de perspectiva.
- Placer ante una nueva situaci¨®n que nos abre nuevas posibilidades en el esquema del juego.
- Comprensi¨®n en la adquisici¨®n de un nuevo conocimiento de una nueva faceta que tal vez desconoc¨ªamos.
- Fuerza como la reconfortante sensaci¨®n de haber superado el desaf¨ªo o habernos enfrentado a ¨¦l.
Estos pasos hacen que una actitud de juego ante cualquier actividad de la vida nos produzca un placer y un bienestar muy superior, ya sea en nuestro trabajo, ya sea en una salida con nuestra pareja o un domingo de lluvia con nuestros hijos.
El tobog¨¢n de Google
Si buscamos en Internet ¡°oficinas google suiza¡±, veremos unas fotograf¨ªas espectaculares y nos preguntaremos si se trata de un lugar de trabajo o de un parque infantil. ?Hasta veremos un tobog¨¢n! ?Y unas hamacas! S¨ª, efectivamente, en las oficinas de Google en Suiza hay toboganes, hamacas, billares y acuario. Todo para crear un espacio que invite a la creatividad y a la innovaci¨®n.
Desde sus inicios, la empresa m¨¢s famosa de la Red ha impulsado un ambiente de juego en todas sus sedes, llev¨¢ndolo hasta las ¨²ltimas consecuencias, como por ejemplo permitir a sus trabajadores que dediquen un 20% de su tiempo laboral a actividades que les diviertan y les motiven, tengan o no tengan que ver con su trabajo. La apuesta les ha salido redonda, y rentable. Y es que, por ejemplo, el popular Google Maps naci¨® de un trabajador que invirti¨® ese tiempo de recreo, de re-creaci¨®n, en crear esta tecnolog¨ªa.
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