¡°Los dos Xabis¡± o ¡°los dos Xavis¡±
La l¨ªnea medular de la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol cuenta con Xavi Hern¨¢ndez, Xabi Alonso... y adem¨¢s Javi Mart¨ªnez
La selecci¨®n espa?ola suele contar en su equipo titular con Xabi Alonso y Xavi Hern¨¢ndez, vasco de Tolosa el jugador madridista y catal¨¢n de Terrassa el azulgrana. No pudieron jugar juntos en la Copa Confederaciones que se disput¨® el pasado junio, porque el tolosarra sufr¨ªa una lesi¨®n, pero lo han hecho en innumerables ocasiones y ¡ªpor el bien del f¨²tbol¡ª esperemos que coincidan muchas veces m¨¢s.
La semejanza que algunos locutores han percibido en sus nombres y la b¨²squeda incesante de la originalidad en el periodismo han dado lugar a que en ciertas ocasiones se hable de ¡°los dos Xabis¡± (?o ¡°los dos Xavis¡±?) en algunas emisoras que ofrecen de esta forma la alineaci¨®n correspondiente a la zona medular: ¡°En el centro del campo, los dos Xabis¡±.
Salvando todas las distancias, y con el respeto que merecen ambos futbolistas, el problema se parece a aquel chascarrillo seg¨²n el cual una vaca viajaba subida en la baca y al accidentarse el coche se ca¨ªan las dos. ?Las dos bacas? ?Las dos vacas?
La respuesta adecuada indicaba que no se pod¨ªa hablar ni de bacas ni de vacas, pues se trataba no solo de dos significados diferentes sino tambi¨¦n de dos significantes distintos.
¡°Los nombres
Baca y vaca constituyen un claro ejemplo de t¨¦rminos que t¨¦cnicamente se llaman ¡°par¨®nimos¡±: vocablos ¡°que tienen entre s¨ª relaci¨®n o semejanza, por su etimolog¨ªa o solamente por su forma o sonido¡±. Y que no por ello son sin¨®nimos.
As¨ª sucede con Xabi y Xavi. Y tambi¨¦n con Javi, porque la Espa?a plural disfruta de un f¨²tbol tan rico que su calidad y variedad se extiende incluso a las formas l¨¦xicas. En el equipo conviven, con la contribuci¨®n del navarro Javi Mart¨ªnez, tres maneras distintas de expresar el mismo nombre en tres lenguas espa?olas.
?Diremos alg¨²n d¨ªa que coinciden en un partido de la selecci¨®n ¡°los tres Javis¡±, ¡°los tres Xabis¡±, ¡°los tres Xavis¡±?
El motivo de que Xabi se escriba con ¡°be alta¡± y Xavi con ¡°ve baja¡±, seg¨²n designan a estas letras en Am¨¦rica, no tiene relaci¨®n alguna con la estatura de cada uno de ellos como o¨ª una vez a alguien que hablaba con buen humor. La escritura es distinta porque se trata de dos palabras de dos idiomas diferentes.
En euskera la graf¨ªa correcta del ap¨®cope que en castellano escribimos ¡°Javi¡± precisa de una equis y una be. Y en catal¨¢n, la be se torna una uve.
Ser¨ªa interesante que todos supi¨¦semos algunos rudimentos de las lenguas auton¨®micas
Esos dos nombres ni siquiera tienen la misma pronunciaci¨®n, hecho al que debieran atender con m¨¢s mimo (y mayor respeto a nuestras lenguas) algunos narradores deportivos: el ¡°Xabi¡± vasco suena m¨¢s a Sabi; mientras que el catal¨¢n anda cerca de la pronunciaci¨®n Chavi. Pero o¨ªmos con frecuencia ¡°Sabi Hern¨¢ndez¡± y ¡°Chavi Alonso¡±, sin mayor criterio.
Igual suceder¨ªa con dos jugadores que se llamasen ¡°Charles¡± y ¡°Carlos¡±. ?¡°Los dos Charles¡±, ¡°los dos Carlos¡±? No, estamos ante dos palabras y dos lenguas distintas. La confusi¨®n se extiende a otros nombres vascos o catalanes, como Mikel y Miquel (llana aquella palabra en euskera, aguda esta en catal¨¢n).
Hace muchos a?os que convivimos en los medios de comunicaci¨®n con nombres propios del catal¨¢n, el gallego y el euskera. Anta?o casi nadie se llamaba en p¨²blico Agust¨ª, Brais o Ander, ni mucho menos en el registro. Incluso un peri¨®dico de Madrid castellaniz¨® durante a?os, ya en plena democracia, los nombres propios de persona de otras lenguas espa?olas: ¡°Miguel Roca¡± en vez de ¡°Miquel Roca¡±, por ejemplo.
En esta serie...
Los nombres de pila ajenos al castellano suelen ocasionar dificultades a quienes hablan en la radio o la televisi¨®n. Cu¨¢ntas veces hemos o¨ªdo ¡°?rtur Mas¡± con acentuaci¨®n llana en el nombre de pila pese a que corresponde aguda, pues no se trata de un ingl¨¦s sino de un catal¨¢n. O R¨®bert donde procede ¡°Robert¡± (en este caso con mayor intensidad en la ¨²ltima s¨ªlaba).
Tal vez resulte interesante para la mejor convivencia de las culturas peninsulares, y sin desd¨¦n alguno hacia las insulares, que todos conoci¨¦semos algunos rudimentos de las lenguas auton¨®micas: que los castellanohablantes supi¨¦ramos, por ejemplo, contar hasta diez en catal¨¢n o en euskera o en gallego, o decir ¡°buenos d¨ªas¡± y ¡°buena suerte¡±, o ¡°hasta ma?ana¡± y ¡°feliz Navidad¡± o ¡°feliz cumplea?os¡± en cualquiera de esos idiomas; o ¡°felicidades por la victoria de tu equipo ayer¡±.
Quiz¨¢s para algunas generaciones resulte algo dif¨ªcil a estas alturas, pero al menos los periodistas que han de citar a diario nombres propios en catal¨¢n, gallego o euskera s¨ª pueden, si as¨ª lo desean, afrontar el esfuerzo de saber bien c¨®mo se pronuncian. Y tal vez no sea mala idea que los maestros de toda Espa?a ocupen algunos ratos de sus clases ¡ªincluso a iniciativa personal¡ª para impartir ciertas nociones sobre esos idiomas y sus palabras m¨¢s usuales. (Quiz¨¢s muchos ya lo hacen).
Qui¨¦n sabe si as¨ª todos sentiremos m¨¢s nuestras las otras lenguas que, en tanto que ciudadanos de una naci¨®n rica en culturas, tambi¨¦n podemos considerar como propias.
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