Egipto en estado de excepci¨®n

Lo que est¨¢ ocurriendo en Egipto, es decir, la matanza indiscriminada de civiles inocentes a manos del Ej¨¦rcito que dio el pasado 3 de julio un golpe de Estado, es inaceptable y no deber¨ªamos permanecer callados ni un minuto m¨¢s.

Podemos recelar del intento islamista de imponer su voluntad civil y religiosa a la sociedad civil egipcia ¡ªsi puede hablarse de tal cosa en los pa¨ªses musulmanes¡ª, pero el depuesto y secuestrado Morsi fue elegido en unas elecciones libres y democr¨¢ticas que dieron la victoria a los Hermanos Musulmanes. Ocultar esa realidad con eufemismos o tergiversaciones, como han hecho la mayor¨ªa de los Gobiernos occidentales, incluido el de Espa?a, no solo es una muestra de hipocres¨ªa y de estrecho c¨¢lculo pol¨ªtico, siempre sometido a los intereses geoestrat¨¦gicos de Estados Unidos, sino que supone de facto la complicidad con los incesantes asesinatos derivados del golpe. Esa sangre nos salpica a todos.

Alterar el equilibrio de la balanza pol¨ªtica de Oriente Pr¨®ximo trucando los pesos es una medida intervencionista, injusta y peligros¨ªsima. Si as¨ª queremos cambiar la actitud de los pueblos isl¨¢micos hacia Occidente o redefinir el escenario pol¨ªtico de la regi¨®n, no haremos sino crear all¨ª un polvor¨ªn cuya explosi¨®n nos alcanzar¨¢ a todos, sobre todo a los pa¨ªses mediterr¨¢neos.

Egipto, por su escala demogr¨¢fica, econ¨®mica y cultural no es T¨²nez ni Libia, ni siquiera Siria. Una guerra civil en Egipto tendr¨ªa unas consecuencias imprevisibles.¡ª Jos¨¦ Manuel Asensio Villar.