Mujercitas
Durante siglos, los cuentos para ni?as las hicieron so?ar con princesitas. Ahora sue?an con dise?adoras de moda.
Una tarde, mi peque?a de dos a?os se engancha a un cap¨ªtulo de Barbie: La vida en la casa de los sue?os. El mundo de Barbie es rosado, con algunos tonos lilas, y la mayor¨ªa de sus habitantes son rubias, aunque, como siempre, la mala es morena. En el mundo de Barbie, el m¨¢ximo reto vital es hornear magdalenas sin ayuda, y el mayor sue?o, ser glamurosa. Han inventado una m¨¢quina, el ¡°purpurinador¡±, que hace a las chicas primorosas, aunque si se pasan con la dosis, pueden quedar lilas.
Por supuesto, tambi¨¦n hay chicos en el reparto. Uno de ellos se disfraza de monstruo para asustar a Barbie porque, ¡°como todo el mundo sabe, una chica asustada abraza al chico m¨¢s cercano, y ese ser¨¦ yo¡±. Cuando Barbie enfrenta un desaf¨ªo invencible, como arreglar la batidora, siempre llama a Ken, ese chaval¨®n guapo y atl¨¦tico que no puede conseguir un trabajo porque no le quedar¨ªa tiempo para sacar de apuros a su pobre amiga desvalida.
Le pregunto a mi hija:
¨C?Qu¨¦ te gusta de Barbie?
Me responde, condescendiente, segura de que no he entendido nada:
¨CEs rosada.
Las chicas como Barbie no me gustan especialmente. Prefiero a mujeres como mi esposa, que tienen un trabajo y a veces visten cosas no rosadas, incluso oscuras. As¨ª que pongo en el DVD una pel¨ªcula m¨¢s cl¨¢sica, Campanilla: el secreto de las hadas. Una historia de toda la vida: un bosque. Un mundo m¨¢gico. Un cuento fant¨¢stico. Nada de boutiques.
Me inquieta comprobar que el hada Campanilla tambi¨¦n es una fashion victim. Vive en el mundo de la primavera tejiendo cestas junto a un grupo de amigas encantadoras (excepto la morena, claro). Se supone que Campanilla no puede pasar al mundo del invierno, porque milenarias maldiciones podr¨ªan caer sobre ella. Pero cuando se acerca a lo prohibido, sus alas brillan con m¨²ltiples colores. Y no puede resistirse a repetir la experiencia. Su filosof¨ªa de vida es: ¡°?Qu¨¦ importa morir si puedes ponerte alas de colorinches?¡±.
Las historias de la televisi¨®n transmiten modelos de personas, deseos y valores
Presa de su ambici¨®n de alta costura, Campanilla transgrede los l¨ªmites de su mundo m¨¢gico ataviada con un luminoso abrigo de piel verde de inspiraci¨®n Armani que dise?a ella misma. Pero el castigo por su rebeld¨ªa es el m¨¢s cruel para toda hada: se le rompe un ala. Moraleja: ¡°Hadas, si viol¨¢is los preceptos m¨¢s profundos de la sociedad, se os rasgar¨¢ el vestido¡±.
A mi hija le encanta. ?Por qu¨¦?
¨CPorque es verde.
Decido buscar una pel¨ªcula sin rubias. No es nada ideol¨®gico, pero me gustar¨ªa que mi hija viese alg¨²n dibujo animado que no modele la casa Christian Dior. Para variar.
Y encuentro uno que parece perfecto: Monster¡¯s High. Aqu¨ª las ni?as son vampiras, muertas vivientes, esqueletos, y conf¨ªo en que sea un alegato por la diver?sidad, un elogio de la tolerancia.
La protagonista de Monster¡¯s High Scaris es una ni?a lobo: Claudine Wolf. Durante los primeros minutos, logro ilusionarme con sus colmillos sin ortodoncia y sus evidentes s¨ªntomas de hirsutismo. He aqu¨ª, pienso, una serie pol¨ªticamente correcta, un ejemplo de pluralismo est¨¦tico.
Pero una vez m¨¢s, la rea?lidad traiciona mis ideales. Claudine quiere ser dise?adora de lo que llama ¡°alta lobura¡±.
Las amigas de Claudine, una troupe de modelos no muertas y mujeres gato, cuelgan en Youtube el v¨ªdeo de su desfile de pasarela, porque en el m¨¢s all¨¢ hay 4G. Y los dise?os de Claudine llaman la atenci¨®n de la diosa de la moda Fantasmella Guillotin¨¦. Pero la malvada Fantasmella traiciona a Claudine y la secuestra. Por suerte, hay un pr¨ªncipe, o, bueno, un lic¨¢ntropo azul que llega a salvarla.
En defensa de la serie, puedo decir que no estigmatiza a las morenas. Ni a las rubias. Ninguna cabellera lleva menos de tres colores. Onda Benetton.
En realidad, no existe una televisi¨®n inocente. Hasta las historias m¨¢s convencionales transmiten modelos de personas, deseos y valores. Durante siglos, el anhelo de las ni?as fue convertirse en princesas. Hoy es venderles ropa.
Eso me tranquiliza, porque es un objetivo m¨¢s democr¨¢tico y accesible. Cuando le pregunto a mi hija qu¨¦ le gusta de Monster¡¯s High, responde:
¨CSon de colores.
¨C?Y de qu¨¦ colores son?
¨CRosados.
Entonces pienso, aliviado, que mi peque?a no ser¨¢ nunca una princesa de verdad, pero, si se lo propone, alg¨²n d¨ªa conseguir¨¢ un buen trabajo. En el gremio de la moda.
Twitter: @twitroncagliolo
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