C¨®mo nos influyen las expectativas de los dem¨¢s
Nuestras creencias afectan directamente a la realidad que?construimos, pero tambi¨¦n los pensamientos de?los?dem¨¢s fabrican una imagen de nosotros mismos
El poder de nuestras creencias y expectativas influye en las personas que nos rodean. El concepto que tenemos de nosotros mismos se ha ido creando influido por las perspectivas y las im¨¢genes que han tenido y tienen los dem¨¢s. En nuestra ni?ez crecimos influidos por nuestros padres. Tambi¨¦n los maestros y los compa?eros que tuvimos en la es??cuela, y hasta nuestros amigos, han influido a la hora de crear nuestra imagen. Somos, en gran medida, lo que los dem¨¢s esperan que seamos. Esto tiene repercusiones tanto a nivel personal como en el ¨¢mbito laboral, en el escolar, social y familiar, y pueden ser productivas o contraproducentes. Conocer c¨®mo funciona este efecto, llamado Pigmali¨®n, nos ayudar¨¢ a ser conscientes de c¨®mo influimos unos en otros con nuestras miradas y expectativas.
En el ¨¢mbito educativo, la imagen o expectativas que tiene el educador en relaci¨®n al alumnado influye en el comportamiento de este. Cuando damos responsabilidad a los estudiantes, cuando confiamos en ellos, les ense?amos a creer en ellos mismos. Las expectativas del docente constituyen uno de los factores m¨¢s influyentes en el rendimiento escolar de sus estudiantes.
¡°Se ha demostrado, tanto en el aula como en el laboratorio¡±, afirma el profesor David Cooperrider, ¡°que los maestros que tienen im¨¢genes muy positivas de sus estudiantes tienden a ofrecerles: un mayor soporte emocional (Rist, 1970; Rubovitz y Maechr, 1973); una retroalimentaci¨®n m¨¢s clara, m¨¢s inmediata y m¨¢s positiva en cuanto a efecto y desempe?o (Weinstein, 1976; Cooper, 1979), y mejores oportunidades para desempe?arse y aprender materias con m¨¢s alto contenido de reto (Brophy y Good, 1974; Swann y Snyder, 1980)¡±.
La profec¨ªa de un suceso lleva al suceso de la profec¨ªa¡±
Paul Watzlawick
En el ¨¢mbito de la empresa, el efecto Pigmali¨®n se da cuando un directivo tiene una imagen formada de sus colaboradores y los trata seg¨²n ella. El colaborador la percibe aunque el jefe no se la comunique. Cuando es positiva, todo va bien; pero cuando es negativa, ocurre lo contrario. Desafortunadamente tenemos la costumbre de formarnos ideas negativas de las personas que nos rodean: nos fijamos m¨¢s en sus fallos y en sus errores, y menos en sus talentos y virtudes. Con lo cual proyectamos im¨¢genes negativas que dificultan nuestra comunicaci¨®n y provocan que a la persona le sea m¨¢s dif¨ªcil expresarse con naturalidad y desde su talento, haci¨¦ndolo desde sus inseguridades y temores.
Cuando alguien proyecta una imagen negativa, afecta a nuestra capacidad de comunicarnos abiertamente. M¨¢s bien dudamos, nos bloqueamos y la comunicaci¨®n no fluye. Cuando la comunicaci¨®n est¨¢ encallada, debido a las im¨¢genes negativas formadas de unos y otros, podemos buscar preguntas que faciliten un cambio de visi¨®n. ?Qu¨¦ ha hecho bien esta persona en el ¨²ltimo a?o? Recuerde un momento en que logr¨® algo, o un momento en el que expres¨® una de sus cualidades. Piense en aquello mejor de ella, en lo que le da vida, en su n¨²cleo vital positivo.
Si nos centramos en ese potencial, en lo que nos motiva, en lo mejor de cada uno, desbloqueamos situaciones encalladas. Aprender a desarrollar la capacidad afirmativa, la de reconocer y apreciar los logros de los dem¨¢s, nos ayuda en este proceso. Es la habilidad de ver lo que otros son capaces de hacer y fortalecerlos para que lo hagan. Es tambi¨¦n reconocer nuestros logros y fortalecer nuestras capacidades.
Para cambiar podemos centrarnos en lo que no va bien, en lo err¨®neo, y minimizarlo, o bien centrarnos en lo que va bien, lo correcto, y maximizarlo. La capacidad afirmativa se centra en esta segunda opci¨®n, que est¨¢ demostrado que presenta el doble de efectividad.
Veamos c¨®mo podemos aplicar la capacidad afirmativa en nuestras relaciones. Si tenemos la tendencia de fijarnos en los errores y fallos del otro, nos desesperamos. La imagen del error del otro hace sentir rabia y las expectativas son negativas, esperando lo peor. Pero con esa actitud solo condiciono a que se repita el mismo patr¨®n de conducta. En cambio, si vemos lo mejor de las personas con quienes interactuamos y nos centramos en im¨¢genes positivas de los dem¨¢s, expresaremos lo mejor de nosotros mismos y avanzaremos en mantener relaciones saludables.
La expectativa o la realidad anticipada del m¨¦dico influye en la recuperaci¨®n del paciente. Parece que el efecto placebo es m¨¢s fuerte cuando la creencia en la efectividad del tratamiento es compartida en un grupo¡± O¡¯Regan, 1983
Cuando la imagen que nos hemos formado de otra persona es positiva, esta imagen nos sirve como un radar que aumenta nuestra capacidad de percibir los ¨¦xitos del otro, nos ayuda a recordar los aspectos positivos en lugar de los negativos, y cuando las situaciones son ambiguas, tomamos en cuenta las posibilidades positivas en lugar de las negativas. ¡°Es bastante posible que la capacidad afirmativa de sintonizar a nivel cognitivo con los aspectos m¨¢s positivos de otro ser humano sea, en realidad, una capacidad humana extraordinaria¡±, afirma Cooperrider.
Atraemos hacia nosotros aquello que deseamos o rechazamos seg¨²n el poder de nuestras expectativas y creencias. Pongamos atenci¨®n a los miedos que tenemos porque atraemos hacia nosotros aquello que tememos. Si tiene miedo a equivocarse, tiene muchas m¨¢s probabilidades de equivocarse. Del mismo modo, prestemos atenci¨®n a lo que creemos, puesto que nuestras creencias influyen directamente en la realidad que vivimos. Si cree que no podr¨¢, ser¨¢ cierto y no podr¨¢. Si cree que podr¨¢, tambi¨¦n ser¨¢ cierto y podr¨¢. A esto se le denomina la profec¨ªa autocumplida, una expectativa que incita a las personas a actuar de formas que hacen que lo que esperan se convierta en realidad.
En definitiva, se trata de prestar atenci¨®n a las im¨¢genes que nos hemos formado de las personas con quienes convivimos o trabajamos, c¨®mo han influido en las creencias y expectativas que tenemos de ellas y de qu¨¦ manera esto afecta a nuestra conducta para con ellos y la realidad que construimos. Es decir, que si la imagen que nos hemos formado del otro es negativa, estamos precondicionados.
Naturalmente, hay que atreverse a cambiar nuestra imagen negativa, por ejemplo de alguien cercano, para comprobar que funciona y que marca una gran diferencia en nuestras vidas. Procuremos ver alguna de sus virtudes, cualidades o talentos. Fortalezcamos una imagen positiva. Si lo creemos, funcionar¨¢. Porque el poder de nuestras creencias influye directamente en la realidad que construimos.
El poder de las im¨¢genes
Libro
¨C 'Indagaci¨®n apreciativa. Un enfoque innovador para la transformaci¨®n personal y de las organizaciones. Inspir¨¦monos para dise?ar nuestro futuro' (editorial Kair¨®s, Barcelona, 2013). Miriam Subirana y David Cooperrider, sus autores, explican el impacto de las im¨¢genes positivas.
Teatro
¨C 'Pigmali¨®n', de George Bernard Shaw, est¨¢ basada en el relato de Ovidio. En el mito de Pigmali¨®n, de origen griego, este se enamora de una estatua que ¨¦l ha creado. Su imagen y creencia de que la estatua es real tiene tal poder que logra que esta tome forma humana y consiguen as¨ª estar juntos.
Pel¨ªcula
¨C 'El club de los poetas muertos', dirigida por Peter Weir, narra el encuentro de un profesor de literatura con un grupo de alumnos. A trav¨¦s de la poes¨ªa, el maestro inspira un cambio vital en ellos.
¨C En 'Invictus', de Clint Eastwood, se ve la influencia de las im¨¢genes positivas que proyecta Nelson Mandela.
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