C¨¦sar visionario
La ¨²ltima vivienda de C¨¦sar Manrique en Lanzarote se abre al p¨²blico como museo
Este pa¨ªs se ha hecho de peque?os pueblos que han dado grandes hombres y de peque?os pueblos que los han olvidado hasta en el callejero.
En abierto contraste con ingleses o franceses, que hacen de la memoria de sus artistas una orla permanente en sus lugares de nacimiento, donde se abren museos o bibliotecas y no s¨®lo se ponen calles, aqu¨ª hay que buscar con lupa incluso las referencias de los que parecer¨ªan inolvidables.
En el olvido no est¨¢n s¨®lo la nomenclatura sino los lugares donde nacieron o los patrimonios que dejaron. En M¨¦xico comenzaron hace un a?o a rescatar las bibliotecas de los grandes escritores del siglo XX, tal como esos artistas las fueron concibiendo; son espacios abiertos por el Estado para impedir el olvido de lo que hicieron habiendo le¨ªdo.
Aqu¨ª estamos m¨¢s por el olvido y por el desd¨¦n que por el recuerdo. Por ejemplo, la casa donde naci¨® Goya, en Fuendetodos, fue rescatada de la ruina por unos vecinos y por el Ayuntamiento (150 habitantes) cuando el Gobierno espa?ol, en los a?os 80, estaba sufragando la casa donde muri¨® el artista en Burdeos¡
Ahora se ha producido en Lanzarote un ejemplo al rev¨¦s, debido a la iniciativa privada. La casa de Har¨ªa en la que quiso vivir los ¨²ltimos a?os de su vida (y s¨®lo vivi¨® tres, hasta 1992, cuando muri¨® en un accidente) C¨¦sar Manrique ha sido abierta al p¨²blico con su obra y con sus recuerdos hasta el ¨²ltimo objeto y hasta el ¨²ltimo instante. El heredero de Manrique, Jos¨¦ Juan Ram¨ªrez, que es el presidente de la Fundaci¨®n C¨¦sar Manrique, quiso que pasara a pertenecer al patrimonio fundacional.
Sin apoyo institucional alguno, en confrontaci¨®n abierta con los poderes pol¨ªticos que contradicen la herencia comprometida de Manrique con el medio ambiente, la Fundaci¨®n que lleva el nombre del visionario que hizo de Lanzarote una obra de arte ha querido prolongar en Har¨ªa lo que ya hab¨ªa hecho el propio C¨¦sar en Tahiche, su otra vivienda-taller.
Ahora la historia ha querido que la isla de Lanzarote tenga abiertas al p¨²blico tres casas c¨¦lebres, la que el Nobel Jos¨¦ Saramago tuvo en T¨ªas (abierta por la iniciativa de la viuda, Pilar del R¨ªo) y las que C¨¦sar hizo para pintar y para vivir. Es, sin duda, un saludable contraste en este pa¨ªs tan indiferente al patrimonio que dejaron muchos.
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