Las escaleras son una ilusi¨®n de la mente

He aqu¨ª un fotograma de una pel¨ªcula de cine negro. El personaje baja las escaleras de espaldas, para aparentar que las sube. Por si su actitud no fuera del todo convincente, se vuelve con perspicacia al objetivo y adelanta un poco la mano que permanece a la vista para subrayar el efecto. F¨ªjate bien, parece decir, estoy subiendo, a ver qu¨¦ public¨¢is luego. Nos recuerda al criminal de novela policiaca que baja colocando los pies sobre las huellas que dej¨® al subir a fin de que la poli se vuelva luego loca.

¨CHay huellas de subida, pero no de bajada.

¨CRegistrad la azotea.

Y mientras una brigada entera se engolfa en el tejado y sus alrededores, el asesino reforma las pensiones que jur¨® no tocar, sube los impuestos que jur¨® disminuir, viola la constituci¨®n a la que prometi¨® no tocar, se carga las energ¨ªas alternativas, introduce la religi¨®n como materia obligatoria, proh¨ªbe el aborto, salva a los bancos con el dinero del IVA, y pone por testigos a sus muertos de que ni conoci¨® a ese B¨¢rcenas que le pasaba presuntamente sobres de dinero negro.

¨C?Pero usted sube o baja?

¨C?Yo subo o bajo qu¨¦?

¨CLas escaleras, claro.

¨CPero si aqu¨ª no hay escaleras.

Y es que a lo mejor ni siquiera las hay, a lo mejor las escaleras las pone nuestro cerebro, como cuando vemos medio gato asomar por detr¨¢s de un ¨¢rbol y damos por supuesto que se trata de un gato entero. As¨ª tambi¨¦n resulta imposible ver a Rajoy y no dar por hecho que se encuentra en unas escaleras, subi¨¦ndolas o baj¨¢ndolas, eso no se sabe, aunque seguro que para enga?ar a alguien.