A ver qu¨¦ decimos ma?ana

Cuando empez¨¢bamos a aplaudir que la primavera ¨¢rabe consistiera en la occidentalizaci¨®n de Egipto, van y ganan las elecciones los desoccidentales. Pod¨ªas permanecer hasta las tantas de la noche escuchando los an¨¢lisis de tirios y troyanos, preparando tu propio discurso por si el redactor jefe te encargaba un editorial sobre la cosa, y el resultado ¨²ltimo siempre era la par¨¢lisis intelectual. ?Hostias, qu¨¦ l¨ªo! Bien, los egipcios han votado libremente, pero no sabemos si han elegido la primavera ¨¢rabe o el invierno musulm¨¢n. Tantos esfuerzos para cargarnos a un dictador de los de toda la vida, para luego en las urnas, y si lo hemos entendido bien, reclamar su vuelta.

De modo que se ponen a gobernar los elegidos por el pueblo y quiz¨¢ por los servicios secretos norteamericanos (de esto ¨²ltimo no podemos dar fe), cuando llega una cosa que, al reunir todas las caracter¨ªsticas de un golpe de Estado, intentamos llamarlo de este modo. Un momento, un momento, empiezan a decir los analistas, conviene matizar, recordemos lo de Hitler, etc¨¦tera. ?Pero es o no es un golpe de Estado? Bueno, bueno, habr¨ªa mucho que hablar. Y ah¨ª tienen ustedes a todos los jefes de secci¨®n de la prensa libre de Occidente acojonados, claro, por si les encargan el editorial. Entre tanto, esta imagen muestra la represi¨®n que sufren los que ganaron democr¨¢ticamente las elecciones, v¨ªctimas de un golpe militar sangriento alentado por la buena gente civilizada de all¨ª, de aqu¨ª, y quiz¨¢ con la ayuda de los Estados Unidos (?c¨®mo saberlo?). Total, que a ver qu¨¦ dice uno ma?ana en la tertulia.