Catalu?a ?un nuevo Estado en Europa?
Se confunde a la opini¨®n p¨²blica con alternativas que se saben imposibles
Hay muchas maneras de manipular la opini¨®n p¨²blica a favor de intereses pol¨ªticos. Una de las m¨¢s comunes es emitir mensajes simples, que sean f¨¢cilmente aceptados por los ciudadanos, aunque oculten o eludan aspectos esenciales de la cuesti¨®n planteada que podr¨ªan modificar radicalmente su sustancia o sus efectos.
Esto es lo que puede estar pasando con el lema m¨¢s usado en sus manifestaciones por los independentistas catalanes: ¡°Catalu?a, un nuevo Estado en Europa¡±. Como nadie puede negarle a Catalu?a su ubicaci¨®n en el continente europeo, sea independiente o no, es evidente que el lema no se refiere a la geograf¨ªa, sino que con el t¨¦rmino ¡°Europa¡± se quiere aludir a su estructura pol¨ªtica: la Uni¨®n Europea (UE).
No explican los soberanistas c¨®mo se producir¨ªa la transici¨®n entre la integraci¨®n en Espa?a y la creaci¨®n de un Estado propio en el seno de la UE. Siempre que se ha planteado que la independencia supondr¨ªa la salida de Catalu?a de la Uni¨®n, han eludido el debate arguyendo que hay diferentes interpretaciones, que no hay una postura oficial comunitaria, y que el sentido com¨²n indica que Catalu?a no podr¨ªa en ning¨²n caso ser excluida de la familia comunitaria.
Es ese mismo sentido com¨²n, sin embargo, el que deber¨ªa llevar a los nacionalistas a reconocer que la UE se rige por unos instrumentos jur¨ªdicos, encabezados por los tratados, que son los que regulan su estructura y su funcionamiento, y que nada puede ser hecho ¡ªni va a ser hecho¡ª en contradicci¨®n con su contenido.
Bruselas no aceptar¨ªa una declaraci¨®n unilateral de independencia
Los tratados indican que una declaraci¨®n unilateral de independencia nunca ser¨ªa aceptada por la UE. El art¨ªculo 4.2 del Tratado de la Uni¨®n Europea (TUE) dice: ¡°La Uni¨®n respetar¨¢¡ las funciones esenciales del Estado, especialmente las que tienen por objeto garantizar su integridad territorial¡¡±. Esta formulaci¨®n excluye que una regi¨®n separada de uno de los Estados miembros, sin respetar sus procedimientos constitucionales, pudiera ser reconocida por la Uni¨®n.
Pero incluso en el caso en que la separaci¨®n se hiciera de acuerdo con las disposiciones constitucionales y la aquiescencia del estado matriz, el nuevo Estado surgido de la escisi¨®n no podr¨ªa permanecer autom¨¢ticamente en la Uni¨®n, ya que la inclusi¨®n de un nuevo miembro, provenga de donde provenga, requiere modificaciones en los tratados que solo pueden sustanciarse mediante los mecanismos establecidos. El art¨ªculo 52.1 del TUE, por ejemplo, contiene una relaci¨®n nominal de los Estados a los que se aplican los tratados, que son los que forman la Uni¨®n. Solamente para incluir a Catalu?a en la relaci¨®n, ser¨ªa evidentemente necesario modificar este art¨ªculo, lo que requiere la aprobaci¨®n por unanimidad en el Consejo Europeo, y la correspondiente ratificaci¨®n por cada uno de los Estados miembros, procedimiento por el cual se ha incluido a Croacia, y que deber¨¢ seguir cualquier otro Estado ¡ªnuevo o viejo¡ª que quiera sumarse a los 28 actuales.
Se ha pretendido arg¨¹ir que los catalanes ya son ciudadanos europeos y no se les podr¨ªa privar de esa ciudadan¨ªa, pero esa interpretaci¨®n es dif¨ªcilmente sostenible. El art¨ªculo 9 del TUE dice: ¡°¡Ser¨¢ ciudadano de la Uni¨®n toda persona que tenga la nacionalidad de un Estado miembro. La ciudadan¨ªa de la Uni¨®n se a?ade a la ciudadan¨ªa nacional sin sustituirla¡±. Es decir, se es ciudadano de la UE porque se es ciudadano de un Estado miembro ¡ªen este caso Espa?a¡ª y, en sentido contrario, la p¨¦rdida de esa condici¨®n implica simult¨¢neamente la p¨¦rdida de la ciudadan¨ªa europea, que es consecuencia de aquella.
La Comisi¨®n Europea, ante una pregunta de la europarlamentaria laborista brit¨¢nica Eluned Morgan, dictamin¨® en marzo de 2004, que ¡°cuando una parte del territorio de un Estado miembro deja de formar parte de ese Estado, por ejemplo porque se convierte en un Estado independiente, los tratados dejar¨¢n de aplicarse a este Estado. En otras palabras, una nueva regi¨®n independiente, por el hecho de su independencia, se convertir¨¢ en un tercer Estado en relaci¨®n a la Uni¨®n y, desde el d¨ªa de su independencia, los tratados ya no ser¨¢n de aplicaci¨®n en su territorio¡±. Este dictamen fue reiterado por el presidente de la Comisi¨®n, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, en noviembre de 2012, y por la portavoz Pia Ahrenkilde y el comisario Joaqu¨ªn Almunia el pasado d¨ªa 16.
Se es ciudadano de la UE porque se es ciudadano de un Estado miembro
En cuanto a un posible reingreso, no existe otro camino que el descrito en el art¨ªculo 49 para cualquier ampliaci¨®n, es decir, mediante un tratado de adhesi¨®n espec¨ªfico, y si hubiera otra v¨ªa en el futuro tendr¨ªa que ser previamente aprobada tambi¨¦n por unanimidad de los miembros actuales. En el Consejo Europeo, donde deber¨ªa ser aceptado el hipot¨¦tico reingreso de Catalu?a, todos los Estados miembros tendr¨ªan derecho de veto. Por tanto, ese reingreso solo ser¨ªa posible con el acuerdo de Madrid, aunque ni siquiera ese acuerdo garantizar¨ªa que no fuera vetado ¡ªo pospuesto¡ª por cualquier otro Estado miembro
Nada s¨®lido se ha construido nunca sobre bases falsas. Las posibilidades de que una Catalu?a independiente se convirtiera en un Estado miembro de la UE, de forma autom¨¢tica, son nulas. No es un asunto en el que quepan diversas interpretaciones, o para el que no haya una posici¨®n clara de la UE. Los tratados establecen de manera inequ¨ªvoca las condiciones de acceso de cualquier nuevo miembro, incluyendo la unanimidad en el Consejo Europeo. Ocultar a los ciudadanos catalanes esta realidad ¡ªy sus consecuencias econ¨®micas¡ª es enga?arlos y puede llevar a falsear una consulta democr¨¢tica, mientras se invoca la democracia para demandar su celebraci¨®n.
El asunto es demasiado grave como para no ser honrados. Quiz¨¢ algunos nacionalistas ¡ªlos m¨¢s radicales¡ª prefieran una Catalu?a independiente, aunque quede fuera de la UE y su reingreso sea imposible sin el consentimiento de Espa?a. Es posible que otros ¡ªm¨¢s moderados¡ª no busquen la independencia completa, sino un reconocimiento de soberan¨ªa que les facilite negociar con Madrid un estatuto muy ventajoso sin llegar a una ruptura formal, lo que les permitir¨ªa seguir en la UE como parte de Espa?a. Ambas posiciones pol¨ªticas son respetables si se asumen abiertamente, aunque requieren una modificaci¨®n de la Constituci¨®n.
Lo que no es respetable es confundir a la opini¨®n p¨²blica presentando alternativas que se saben imposibles. Hay que decir a los catalanes lo que verdaderamente se quiere y cu¨¢les ser¨¢n las consecuencias de la decisi¨®n que se tome. Lo contrario es una manipulaci¨®n que ni los catalanes ¡ªque la han de sufrir¡ª ni el resto de los espa?oles merecemos.
Jos¨¦ Enrique de Ayala es miembro del Consejo de Asuntos Europeos de la Fundaci¨®n Alternativas.
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