¡°La cultura es beneficiosa econ¨®micamente¡±
Manuel Borja-Villel ha modernizado la gesti¨®n del Museo Reina Sof¨ªa. Acaba de rechazar una oferta para dirigir el Pompidou. Con la exposici¨®n de Dal¨ª ha conseguido el ¨¦xito de la temporada
El director del Museo Reina Sof¨ªa entra en su despacho con su energ¨ªa habitual. Es martes 3 de septiembre, d¨ªa de su cumplea?os, pero la depresi¨®n posvacacional ni se adivina en su rostro tostado por el sol. Manuel Borja-Villel (Burriana, Castell¨®n, 1957) ha pasado las vacaciones en Sintra (Portugal) y en la costa de M¨¢laga. Como la mayor¨ªa de los espa?oles ha pisado la playa, pero pueden estar seguros de que no ha metido el pie en el agua. Este hombre osado en la gesti¨®n cultural no parece echarle tanto arrojo a otras cuestiones de la vida: ni nada ni conduce. Se mantiene bien alejado del peligro.
Separado y padre de un hijo, empez¨® en enero el sexto a?o al frente del museo, al que accedi¨® tras ser seleccionado por concurso. Nacido en una familia muy humilde, tuvo el privilegio de estudiar una carrera por ser var¨®n. Y lo hizo con becas (la Fulbright o la Kress entre ellas). Tras licenciarse en Historia del Arte pas¨® 10 a?os en Estados Unidos y no volvi¨® a Espa?a hasta recibir una llamada de Antoni T¨¤pies, que le pidi¨® que dirigiera su reci¨¦n creada fundaci¨®n. Nueve a?os m¨¢s tarde pas¨® a dirigir el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (MACBA), y de ah¨ª al Reina Sof¨ªa.
Borja-Villel ha aplicado una nueva gesti¨®n al museo, muy afectado ¨Ccomo todos¨C por los recortes. Desde que entrara como director, los fondos p¨²bicos se han reducido pr¨¢cticamente a la mitad, as¨ª que el a?o pasado cre¨® junto a 16 coleccionistas iberoamericanos la Fundaci¨®n Reina Sof¨ªa, cuyo objetivo es conseguir fondos y crear una red de museos que comparta obra. La noche anterior al encuentro conclu¨ªa la exposici¨®n Dal¨ª, que ha recibido 735.000 visitantes. Un ¨¦xito, aunque no ha logrado batir la cifra alcanzada en Par¨ªs por el Pompidou (790.000). Simp¨¢tico y accesible, responde rapid¨ªsimo con papel y boli en la mano por si hiciera falta explicar cualquier asunto. Dos veces se detiene: ¡°Me he perdido. ?Qu¨¦ me hab¨ªa preguntado?¡±.
?La exposici¨®n de Dal¨ª ha sido el ¨¦xito que esperaba? No ha estado pensada ni dise?ada para ser un ¨¦xito. De hecho, la exposici¨®n es s¨²per austera, muy calvinista. Su funci¨®n era analizar a una figura clave del siglo XX que ha sido canibalizada por su propio personaje. Nos interesaba ver por qu¨¦ tanto inter¨¦s. Por otro lado, las visitas del museo han pasado en cinco a?os de un mill¨®n y medio de personas a 2,7 millones. Eso no es por Dal¨ª, aunque ha habido un repunte. Y con una programaci¨®n que se ha calificado de elitista, aunque yo no lo creo. Ha situado al museo en el imaginario colectivo de gente que normalmente no ven¨ªa.
Ten¨ªa en vista intentar superar los 790.000 visitantes del Pompidou¡ No lo ten¨ªamos en vista. Los museos no pueden emprender una carrera. No nos podemos olvidar que la cultura mueve el 3% del PIB seg¨²n el propio Ministerio de Cultura. Por cada euro que recibimos de transferencias del Gobierno, el Reina genera cinco euros. Econ¨®micamente la cultura es beneficiosa para la sociedad. Pero si no lo fuese seguir¨ªa siendo fundamental. A todo esto, me he perdido¡ ?Qu¨¦ me hab¨ªa preguntado?
Baraj¨® abrir el museo de noche para que pudiera entrar m¨¢s p¨²blico. Lo estuvimos mirando, pero a nivel de gesti¨®n no puedes hacer siempre lo que quieras. Al principio en el horario nocturno y gratuito curiosamente la gente no ven¨ªa, los viernes por la noche estaba el museo vac¨ªo. Pens¨¢bamos que nos iba a costar, aunque luego se ha llenado todas las noches. Pod¨ªamos haber abierto 24 horas la ¨²ltima semana, pero ya era dif¨ªcil reaccionar. Al final, ayer abrimos una hora m¨¢s y creo que casi todo el mundo ha visto Dal¨ª.
?Qu¨¦ porcentaje de ingresos supone un ¨¦xito como este? El dinero por entradas se ha doblado, pero no es la v¨ªa de ingresos m¨¢s importante en este museo.
Seg¨²n el editorial que escribi¨® en la revista del museo ¨C¡®Carta¡¯¨C, no parece ser su artista preferido. Bueno, eso son interpretaciones. Concesiones a nivel acad¨¦mico hago muy pocas. Si he programado a Dal¨ª lo he hecho convencido. Hab¨ªa otra instituci¨®n interesada y no lo he dejado pasar. Hace a?os no me parec¨ªa nada simp¨¢tico por su atracci¨®n a los dictadores, al franquismo, pero con el tiempo he ido viendo que era una atracci¨®n por la figura paternal, un deseo de matar a los muchos padres: al biol¨®gico, a Picasso¡ Pero volviendo a mi editorial¡ Para m¨ª es fundamental la autocr¨ªtica, la autorreflexividad, saber d¨®nde est¨¢s, situarte un poco fuera para poder interpelar e interpelarte.
?Y cree que se hace m¨¢s que antes? Se hace menos. Hay un paralelismo entre esta ¨¦poca y los a?os treinta, dos periodos muy autoritarios. Los treinta son los a?os del fascismo, del Gran Hermano de Orwell. Hoy en d¨ªa el autoritarismo es autoinfligido, como denuncia Ballard en Kingdom come. Hoy m¨¢s que nunca la autorreflexividad es fundamental.
?Ha redefinido el concepto museo? Muchos lo consideran un gran gestor. Yo tiendo a ver las cosas que no funcionan todav¨ªa. Creo que las instituciones son fundamentales y necesitan una reformulaci¨®n completa. Es mi tema.
Estudi¨® en Estados Unidos. ?Qu¨¦ apren?di¨®? Me fui muy jovencito, los ochenta no los viv¨ª en Espa?a. Estuve casi diez a?os en Nueva York, durante una ¨¦poca que fue m¨¢s importante de lo que se cree. Se produce una cr¨ªtica institucional y muchos de aquellos pensadores estaban alrededor del Graduate Center de la City University de Nueva York, del que yo era alumno. Benjamin H. D. Buchloh, Douglas Crimp, Maurice Berger. Era un grupo extraordinario con todo un modo de entender la historia del arte. Algo me ha quedado.
?Qu¨¦ museo le marc¨® m¨¢s? El Graduate Center estaba en la calle 42, entre la Quinta y la Sexta avenida, y el MOMA en la 54. La colecci¨®n que estudi¨¢bamos era la suya. Para m¨ª es una ¨¦poca dorada, no ten¨ªa los problemas de la gesti¨®n, solo ten¨ªa que estudiar. Tenerlo cerca te hace pensar: ?por qu¨¦ el MOMA es tan maravilloso? Es el gran modelo del siglo XXI. De todo esto, ?qu¨¦ se puede aplicar aqu¨ª? Te planteas muchas cosas.
Las adquisiciones del museo son nuestra asignatura pendiente
Ha creado la Fundaci¨®n Museo Reina Sof¨ªa, que re¨²ne a coleccionistas iberoamericanos. ?Va a seguir creciendo? Esa es la idea. Los museos est¨¢n basados en modelos del siglo XIX, muy relacionados con la idea decimon¨®nica de recoger tesoros, de contar la historia nacional. Los grandes museos son casi todos Museo Nacional¡ Tienen ese componente de naci¨®n cuando la idea de naci¨®n est¨¢ en crisis a muchos niveles. La idea de identidad ya no est¨¢ fijada en un territorio y cuando empiezas a pensar de un modo global necesitas otros instrumentos. La idea es que la fundaci¨®n permita esto. Tambi¨¦n es importante que consiga fondos.
?Fue sencillo que la coleccionista venezolana Patricia Phelps se uniera a la fundaci¨®n? Fue una fan inmediata. Es uno de nuestros apoyos m¨¢s fuertes.
?Han recibido llamadas de interesados a sumarse? Normalmente tienes que buscar t¨² m¨¢s, pero justo la semana pasada nos pidi¨® unirse a la fundaci¨®n An¨ªbal Jozami, el presidente de una Universidad de Buenos Aires, que tiene una colecci¨®n muy buena de Berni.
Usted ha creado la Red de Museos del Sur. Bueno, ahora todo el mundo habla de red. Y en modos muy raros. En la ¨²ltima conferencia decid¨ª que ten¨ªa que usar otra palabra porque se ha convertido en un lugar com¨²n. Pero el modo en que yo lo entiendo es que las obras de arte pertenecen a todo el mundo; t¨² eres solo un custodio. Y es importante crear una legislaci¨®n o un modo internacional de entender este tipo de colaboraci¨®n. Lo importante no es solo la propiedad, sino entender que un museo es una especie de archivo de lo com¨²n donde cada uno aporta su relato, sus formas de clasificaci¨®n. Eso es una red.
?Qu¨¦ museos la forman? Estamos trabajando en ello, pero tenemos dos redes. Una es europea, la internacional, que funciona con fondos de la Uni¨®n Europea. Se trata de un programa a cinco a?os vista y en el que el elemento que nos une a todos son los a?os ochenta y noventa, de d¨®nde venimos inmediatamente, por qu¨¦ somos lo que somos, c¨®mo se constituye esta cosa que se llama low contempor¨¢neo que es muy distinto de otras ¨¦pocas. En esta red estamos junto al MACBA, la Moderna Galeria de Liubliana (Eslovenia), el Mukha de Amberes, el Van Abbemuseum de Eindhoven (Holanda), y el Salt de Estambul (Turqu¨ªa). Y luego est¨¢ la red latinoamericana. Estamos trabajando con Mali, en Lima, y tratando de concretar con M¨¦xico, Buenos Aires, R¨ªo y S?o Paulo.
?Cu¨¢nto dinero se ha propuesto con??seguir por m¨¦todos alternativos? Cuando yo llegu¨¦ ten¨ªamos unas transferencias muy altas. Pero nuestro presupuesto de compras se ha reducido mucho y el de mantenimiento se ha ajustado bastante. En seguridad, limpieza y vigilancia hemos podido rebajar, pero hasta cierto punto. Y lo que hemos conseguido es que las actividades sean autofinanciadas. Pero no se nota, eh.
?C¨®mo son las cuentas actuales del museo? Nuestro presupuesto es de unos 33 millones de euros. El Estado nos da unos 23 millones y hemos conseguido por nuestra cuenta otros 10 millones.
?Siguen haciendo compras? ?En qu¨¦ l¨ªnea van las adquisiciones para la colecci¨®n permanente del museo? Es la parte que tenemos que trabajar m¨¢s. Se siguen haciendo, pero es nuestra asignatura pendiente. Estamos adquiriendo archivo, libros, que son un documento esencial. La relaci¨®n documento-obra de arte es b¨¢sica. Tambi¨¦n arte actual, donde tenemos el programa Fisuras. Y luego a?os treinta, fundamental en la historia de este museo, y la modernidad de los a?os cincuenta, sesenta y setenta, el origen del arte actual.
?Y cu¨¢nta obra tienen en almac¨¦n? Tenemos 17.000 obras guardadas.
Suena inquietante. ?Cu¨¢ntos datos tienes en el ordenador o en el iPod? ?Y a que no oyes todas las canciones a la vez? Las vas escuchando poco a poco. Se llama colecci¨®n permanente porque est¨¢ aqu¨ª pero la idea es ir investigando e ir cambiado relatos. Este a?o organizaremos una exposici¨®n sobre el Mir¨® ¨²ltimo que viajar¨¢ por Estados Unidos, y otra que se llama Dentro y fuera, que viajar¨¢ a Jap¨®n, de los artistas que siguieron trabajando en Espa?a y fuera durante la Espa?a franquista de los a?os cincuenta. Dicho esto, en una visi¨®n tradicional del museo donde tienes expuesto el canon y lo otro escondido, el museo puede acabar siendo lo que los ingleses llaman kiss of dead (el beso de la muerte). Si te ha comprado un gran museo y te esconde, desapareces. Eso es la sociedad actual. Si no se habla de ti, no existes.
Presentan en breve la pr¨®xima reorganizaci¨®n de la obra de los ochenta y noventa. ?Es m¨¢s dif¨ªcil estando los artistas vivos? No los puedo matar [risas].
?Ha sido complicado? Un ministro dec¨ªa que el museo m¨¢s dif¨ªcil era el Reina Sof¨ªa porque recib¨ªa visitas de artistas, galeristas, coleccionistas¡ Y por el Prado no iba nadie. Dicho esto, creo que trato de escuchar todo lo que se dice. Una vez hecha la investigaci¨®n, el trabajo acad¨¦mico es el que hay. Conforme te vas acercando al mundo actual es m¨¢s pol¨¦mico, pero no se plantea desde ese punto de vista. Los ochenta y noventa tienen una imagen del boom del mercado, de la gran fiesta, de la movida. Da la impresi¨®n de que no hab¨ªa nada m¨¢s. Pero la idea era otra: ver c¨®mo estas dos d¨¦cadas constituyen la base del mundo actual. Las distancias est¨¢n marcadas por elementos muy claros como la globalizaci¨®n.
?Cree que estamos viviendo una p¨¦rdida de la fe en la pol¨ªtica? Yo creo que vivimos una ¨¦poca extraordinaria. Pero no la veremos acabar. Vivimos como en el siglo XIV, un cambio de paradigma, y hay una descreencia muy grande en las instituciones, especialmente en aquellas que no saben adaptarse desde un punto de vista ¨¦tico. Yo no dir¨ªa en la pol¨ªtica porque la gente es m¨¢s pol¨ªtica que nunca, mira el 15-M, pero se manifiesta de otra forma. Es una ¨¦poca de grandes peligros. Y puede llevar a riesgos como la aparici¨®n de salvadores de la patria. Que alguien quiera salvarte la vida siempre da un miedo tremendo.
Las obras de arte pertenecen a todo el mundo; t¨² eres solo un custodio
Pol¨ªticamente, ?de qu¨¦ pie cojea? Cuan?do era peque?o, un profesor me oy¨® preguntar la nota a un compa?ero y me dijo: las notas y el voto ni se preguntan ni se dicen. No me corresponde responder.
Usted ni nada ni conduce. Nada, cero. Ahora estoy conviviendo con mi hijo y me dice que no sabe c¨®mo no he quemado la casa todav¨ªa. Encend¨ª hace poco una hornilla del fuego y puse el cazo en la otra¡
Viviendo al lado del mar, ?no le ense?aron de ni?o a nadar? Mi padre trabaj¨® de paleta, pero la primera parte de su vida fue portuario. La gente que est¨¢ en el mar no sabe nadar. Lo mismo es una teor¨ªa de estas que escuchas¡ En cualquier caso, yo nunca he aprendido. Pero me encanta ver el mar, aunque no me gusta meterme.
?No se mete en el agua? Que no, que no. Adem¨¢s est¨¢ superfr¨ªa.
Y no conduce tampoco. No. Me saqu¨¦ el carn¨¦ y no lo renov¨¦. Pero es un l¨ªo. En las autopistas de pronto te entran estas obsesiones que no sabes si est¨¢s yendo o viniendo y acabas siendo un peligro mundial. Pero he conseguido sobrevivir sin conducir.
?Tiene usted pareja? ?A qu¨¦ se dedica? Tengo una compa?era. Es directora del Museo Centro Jos¨¦ Guerrero, en Granada. Vamos y volvemos de ac¨¢ para all¨¢.
?Y su hijo? Como casi todos los ni?os... Bueno, tiene 30 a?os [risas]. Est¨¢ superpreparado y con trabajos mega temporales, precarios, haciendo sustituciones cuando puede y con unas expectativas de trabajo pr¨¢cticamente nulas o muy escasas y con mucha insatisfacci¨®n y acritud con respecto a la sociedad que les hemos dejado. Estudi¨® sociolog¨ªa. Vivi¨® en EE UU, en Londres y es triling¨¹e.
?C¨®mo vivi¨® la muerte de T¨¤pies? Me sent¨ªa muy cercano a ¨¦l. Era como de mi familia. Lo sent¨ª como una p¨¦rdida personal. Me pidieron intervenir en unas conferencias a prop¨®sito de una exposici¨®n y no pude. Hay un elemento personal que me cuesta todav¨ªa.
Creo que le han hecho una oferta interesante. Me han ofrecido el Pompidou pasando por un concurso. La primera semana escrib¨ª la carta declinando la invitaci¨®n, aunque la mand¨¦ el pasado domingo, tres semanas m¨¢s tarde. A nivel profesional¡ Ser¨ªa contradictorio con todo lo que te estoy diciendo. Una vez que empiezas a asentar todo¡ Y eso que estamos hablando de una colecci¨®n important¨ªsima junto con la del MOMA.
Me sorprende que lo haya rechazado. ?Me ve trepilla? (risas).
Usted tiene una idea clara de la gesti¨®n, en el Reina Sof¨ªa ha hecho un buen trabajo. Parece un salto adelante. Tambi¨¦n m¨¢s complicaciones. Bueno, esto es complicadito tambi¨¦n [responde con retint¨ªn]. Yo creo que ahora es el momento de asentar lo emprendido. Aunque igual me he equivocado.
?Pero ha dudado? Hombre, claro. Cuando me propusieron entrar en la Fundaci¨®n T¨¤pies dud¨¦. Igual que cuando me fui al MACBA y me vine aqu¨ª.
?Usted pinta o tiene alguna pulsi¨®n art¨ªstica? Cero. Me gusta instalar, montar¡ Hay un elemento b¨¢sico que es la permeabilidad en la figura del comisario art¨ªstico y el artista. Hay una parte de investigaci¨®n y otra po¨¦tica. No dir¨ªa art¨ªstica que es muy pretencioso, pero po¨¦tica s¨ª. Dicho esto, en casa no tengo nada colgado en la pared
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.