La hora canaria

No es ni una hora antes ni una hora menos: es la hora canaria. Los informativos de todas las cadenas de radio han convertido ese hecho, la hora canaria, una hora antes que la hora peninsular espa?ola, en un latiguillo y en una met¨¢fora del tiempo insular. Los isle?os canarios, como los isle?os ingleses y como los portugueses (y tambi¨¦n los isle?os portugueses) est¨¢n a 60 minutos de la hora de Madrid, por citar la capital espa?ola. Si se dejaran llevar por los husos horarios naturales, se dice, los que viven en las islas Canarias estar¨ªan a¨²n m¨¢s lejos: a dos horas de la hora peninsular. Es decir, que saldr¨ªan en avi¨®n a Sevilla, por ejemplo, y llegar¨ªan a la hora de partida, y tampoco hay que exagerar.

De vez en cuando a peninsulares y a canarios se les ocurre reavivar el asunto de la diferencia horaria, como si fuera asunto de gran relevancia: ?deben los canarios homologar su horario con el horario de sus compatriotas del continente? Ahora hay una comisi¨®n que lo propone, y hay muchos que se han hecho eco de la ocurrencia. Naturalmente, unos se lo toman en serio y otros consideran que es una manera m¨¢s de marear la perdiz.

El presidente canario, Paulino Rivero, escribi¨® ayer en su blog personal, tomando parte en la controversia, que Canarias perder¨ªa mucha trascendencia medi¨¢tica, pues es una buena cosa que los peninsulares se acuerden cada hora de las islas gracias a la menci¨®n puntual y continuada de los informativos. Bueno, es un argumento. Pero aparte de ese hecho que favorece tanto la memoria de las islas, lo cierto es que siempre que se ha planteado esta homologaci¨®n se ha pensado que quienes la ponen en marcha no tienen otra cosa mejor que hacer.

Canarias no est¨¢ una hora antes ni disfruta (o padece) de una hora menos. Canarias est¨¢ en la hora canaria; por El Hierro pasaba el meridiano del que se apropi¨® Greenwich, y seg¨²n ese meridiano los ingleses y los canarios estaban a la misma altura horaria. Buscarle ahora tres pies al gato le quitar¨ªa a los canarios esa menci¨®n en las radios, pero sobre todo agitar¨ªa los relojes tan solo para incordiar.