?Para qu¨¦ sirven los notarios?
Voy a contarles una historia tremenda con final feliz. No s¨¦ si recordar¨¢n el incre¨ªble caso de Juana Vacas, una anciana analfabeta de 75 a?os de Torredelcampo (Ja¨¦n) que se ve¨ªa obligada a pagar las deudas del asesino de su hija. ?Que c¨®mo pod¨ªa suceder semejante disparate? Pues porque, a los cinco meses de la muerte de su hija Purificaci¨®n (que padec¨ªa un 44% de discapacidad y fue reventada a martillazos por su marido, Ferm¨ªn Jim¨¦nez, un fontanero alcoh¨®lico), Juana fue a arreglar los papeles de la testamentar¨ªa y acept¨® la herencia de su hija, sin ser advertida por el notario de que, al hacerlo, lo que estaba heredando eran las deudas del criminal: 60.000 euros. Cuando se enter¨®, Juana crey¨® morir. S¨®lo cobra 600 euros de pensi¨®n y es una persona claramente indefensa. De los cuatro hijos que tuvo, s¨®lo le queda una chica, Encarnaci¨®n. Los otros dos murieron a causa de la droga. Hay personas que, m¨¢s que pasar por la vida, son atropelladas por ella.
Esta barbaridad incendi¨® las redes: se recogieron 172.000 firmas en apoyo de Juana. Hasta que, a finales del pasado mes de julio, el Juzgado de Primera Instancia n¨²mero 1 de Ja¨¦n declar¨® nula la herencia y adem¨¢s les ech¨® un rapapolvo a los notarios por no haber advertido a Juana debidamente. De hecho, la juez se?al¨® que en la notar¨ªa no se le habl¨® a Juana ¡°de la posibilidad de aceptar la herencia a beneficio de inventario¡±, una informaci¨®n que, obviamente, ¡°no debi¨® omitir¡±, porque, al aceptar a beneficio de inventario, el heredero ¡°no queda obligado a pagar las deudas y dem¨¢s cargas de la herencia sino hasta donde alcancen los bienes de la misma¡±. Tras la anulaci¨®n, todo el mundo respir¨® aliviado. Fue una de esas sentencias que parecen enderezar el orden del mundo. Uno de esos peque?os actos de evidente cordura que permiten respirar un poco mejor.
"Los notarios, si quieren servir para algo, deben informar y defender a sus clientes"
Pero hete aqu¨ª que, en agosto, los notarios cometieron la suprema inclemencia de recurrir la sentencia ante la Audiencia Provincial, seg¨²n contaba Pedro Sim¨®n en El Mundo. Le¨ª la noticia y me estremec¨ª. Se sentir¨¢n orgullosos esos notarios, pens¨¦. Se sentir¨¢n contentos de s¨ª mismos, me dije, alucinada. Cuando parece obvio que no informaron debidamente a Juana Vacas, pr¨¢cticamente iletrada y sumida en el dolor. Es evidente que nadie firma de manera consciente esa barbaridad, sobre todo cuando hay una f¨®rmula tan f¨¢cil para evitar cargar con las deudas del asesino de tu hija. Y, sin embargo, el Colegio de Notarios de Andaluc¨ªa se hab¨ªa apresurado a defender, en un comunicado, la actuaci¨®n de sus compa?eros en el caso de Juana Vacas, y a descartar tajantemente que hubiera habido mala praxis.
Esa fue para m¨ª la gota final, as¨ª que me puse a escribir este ar??t¨ªcu??lo indignada. Para empezar por el principio, me pregunt¨¦: ?para qu¨¦ demonios sirven los notarios? ?Para qu¨¦ los queremos? Se llevan un dineral sin hacer absolutamente nada, es decir, s¨ª, se supone que tienen que ofrecer su rigor de testigos, su veracidad y su sabidur¨ªa para supervisar la operaci¨®n y que nadie sea enga?ado. Es decir, su ¨²nica obligaci¨®n era la de explicarle a Juana lo que firmaba. Y explic¨¢rselo una y otra vez hasta que le quedara lo suficientemente claro. Al parecer, apenas estuvieron un minuto y medio con ella, o sea, que se dir¨ªa que ni siquiera se esforzaron mucho en cont¨¢rselo. Pero es que aunque se lo hubieran dicho detalladamente, tendr¨ªan que haber insistido todo lo necesario hasta comprobar que la mujer lo hab¨ªa entendido. En fin, la situaci¨®n era tan incre¨ªble, tan delirante, que, la verdad, s¨®lo se pod¨ªa entender que hubiera sucedido algo as¨ª imaginando el desd¨¦n de esos notarios ante la pobre mujer enlutada, de pueblo, nerviosa, analfabeta. O el notario estaba mal¨ªsimo, con fiebre, con gastroenteritis, casi desmayado, y era ¨¦l quien no se enteraba (en cuyo caso no habr¨ªa recurrido la sentencia), o simplemente le importaba un pepino do?a Juana. No se me ocurr¨ªa otra explicaci¨®n.
Pero entonces, cuando el art¨ªculo estaba a punto de imprimirse, sali¨® en la prensa que los notarios hab¨ªan llegado a un acuerdo con Juana (¡°por razones humanitarias¡±, dicen, aunque es por pura justicia, pero vale). Y, as¨ª, lo ¨²nico que van a mantener en su recurso dos de los tres notarios condenados es que ellos no tuvieron nada que ver con la escritura de Juana. Cosa que la mujer ha reconocido y exoneraci¨®n que me parece l¨®gica, puesto que normalmente los asuntos s¨®lo se tratan con uno de los titulares del despacho. Punto final, pues, para la angustia, para el esc¨¢ndalo, para este disparate tan rotundo. Triunf¨® la sensatez. Eso s¨ª, qu¨¦ papel¨®n el del Colegio de Notarios de Andaluc¨ªa, ?no? A ver si este triste caso recuerda a los notarios que, si quieren servir para algo, deben ser garantes de la Ley e informar y defender a sus clientes.
Twitter: @BrunaHusky
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.