La tortuga, el ¨¢guila y el drag¨®n
Aunque no debemos esperar gran cosa de este Gobierno alem¨¢n ni del pr¨®ximo Parlamento Europeo, los competidores, tanto los estadounidenses como los chinos, tambi¨¦n tienen problemas pol¨ªticos importantes
El pueblo alem¨¢n ha hablado, y la Uni¨®n Europea va a seguir siendo una tortuga. El pr¨®ximo mes de mayo, tras las elecciones al Parlamento Europeo, descubriremos lo lenta e infeliz que es. Y durante los pr¨®ximos 10 a?os se plantear¨¢ una pregunta m¨¢s profunda, digna de Esopo: ?ser¨¢ capaz la tortuga europea de correr m¨¢s que el ¨¢guila americana y el drag¨®n chino? ?O de estar por lo menos a su altura?
Pese a la rotunda victoria de Mutti (mam¨¢) Angela Merkel, todav¨ªa no se ha formado el nuevo Gobierno. En la Rep¨²blica Federal, las negociaciones para formar una coalici¨®n suelen desarrollarse con la velocidad y la elegancia propias de unas tortugas apare¨¢ndose. Suponiendo que el resultado sea una ¡°gran coalici¨®n¡± con los socialdem¨®cratas, la pol¨ªtica alemana respecto a la eurozona deber¨ªa experimentar alguna peque?a y deseable modificaci¨®n.
El lunes, Merkel insinu¨® que no va a cambiar su estrategia frente a una Europa del sur traumatizada por la deuda, las pol¨ªticas de austeridad y la depresi¨®n (tanto en el sentido econ¨®mico como en el psicol¨®gico de la palabra). Se refiri¨® a la incre¨ªble manera en que Alemania consigui¨® reducir sus costes laborales y restablecer su competitividad y declar¨®: ¡°Lo que hemos hecho nosotros lo puede hacer cualquiera¡±.
Los socialdem¨®cratas entienden un poco mejor, o tal vez explican con m¨¢s franqueza, que los aspectos econ¨®micos de la recuperaci¨®n de la eurozona no son tan sencillos. Algunas deudas son insostenibles. Para que mejore la oferta tiene que mejorar la demanda. Ahora bien, dado que los socialdem¨®cratas van a ser socios minoritarios en la coalici¨®n (si eso es lo que acaba form¨¢ndose), dado que los resultados por los que les juzgar¨¢n los votantes son sobre todo nacionales, y dado que los electores alemanes, en su mayor¨ªa, no quieren pagar ni un c¨¦ntimo m¨¢s por los supuestos incompetentes del sur de Europa, las modificaciones respecto a la eurozona ser¨¢n modestas.
El problema de Merkel es que no tiene ning¨²n socio estrat¨¦gico en las otras potencias de la UE
En el mejor de los casos, el d¨¦bil vientre de la tortuga ¡ªel sur de Europa, abrumado por la deuda y la depresi¨®n¡ª seguir¨¢ sangrando. En el peor, esa hemorragia pol¨ªtica y econ¨®mica ser¨¢ imparable. Como destacaba Costas Douzinas el martes en The Guardian, la econom¨ªa griega se ha contra¨ªdo un 25%, tiene un paro juvenil del 70% y una ratio entre deuda y PIB que no est¨¢ disminuyendo sino aumentando, y que alcanza ya el 175%. Parece inevitable que se extienda la miseria social y que crezca el extremismo pol¨ªtico. En otros pa¨ªses, como Espa?a e Irlanda, da la impresi¨®n de que las dolorosas reformas est¨¢n empezando, lentamente y de forma insegura, a dar fruto.
En las elecciones alemanas, el centro pol¨ªtico ha resistido. En las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrar¨¢n el pr¨®ximo mayo en 28 pa¨ªses, tiene menos probabilidades de lograrlo. Es muy posible que sus esca?os en Bruselas los ocupen representantes de todos esos partidos que encarnan la protesta, desde el fascista Nuevo Amanecer en Grecia hasta el Partido de la Independencia en Reino Unido, desde La Izquierda alemana, en parte poscomunista (y que ha obtenido esca?os en el Bundestag, a diferencia de los dem¨®cratas liberales), hasta el Partido de la Libertad de Geert Wilders en Holanda. De ser as¨ª, el PE se convertir¨¢ en una casa de cristal llena de gente arrojando piedras. Pero esa fragmentaci¨®n obligar¨¢ a las alianzas paneuropeas tradicionales de partidos conservadores, liberales y socialistas a estrechar su colaboraci¨®n y derivar¨¢ en una especie de gran coalici¨®n impl¨ªcita en Bruselas, adem¨¢s de la (probable) gran coalici¨®n expl¨ªcita en Berl¨ªn.
Por otro lado, Merkel se sentir¨¢ todav¨ªa m¨¢s inclinada a dirigir el espect¨¢culo europeo mediante acuerdos pragm¨¢ticos entre Gobiernos, ya sea en la eurozona de 18 Estados (ahora que Letonia ha adoptado el euro) o en la UE de 28 (con la entrada de Croacia). Pero el problema de Merkel es que no tiene ning¨²n socio estrat¨¦gico en ninguna de las otras dos grandes potencias de la Uni¨®n.
Al presidente franc¨¦s, Fran?ois Hollande, le encantar¨ªa serlo, pero su pa¨ªs est¨¢ debilitado por sus propios problemas econ¨®micos y la lentitud de las reformas. En teor¨ªa, el brit¨¢nico David Cameron, con un Gobierno de coalici¨®n estable y una econom¨ªa de libre mercado y noreuropea que est¨¢ recuper¨¢ndose poco a poco, podr¨ªa ser ese socio. En la pr¨¢ctica, el euroescepticismo de su Partido Conservador y sus errores t¨¢cticos le han arrojado a una insensata v¨ªa de ¡°renegociaci¨®n¡± sobre las condiciones de la pertenencia de Reino Unido a la UE. Es decir, Gran Breta?a podr¨ªa, pero no quiere; Francia querr¨ªa, pero no puede. Merkel es la ¨²nica Mutti europea. Cuenta con s¨®lidos aliados en ciertos pa¨ªses de tama?o medio como Polonia, pero eso no basta.
Esta es, pues, la UE que vamos a tener a medio plazo: una tortuga gigante y cansada, de cabeza aturdida y vientre herido, con la canciller Merkel montada sobre su caparaz¨®n, mientras intenta conducirla por un terreno lleno de piedras. No obstante, antes de que los europeos caigamos en una melancol¨ªa irremediable, debemos recordar la f¨¢bula de Esopo y echar un vistazo a la competencia: el ¨¢guila estadounidense y el drag¨®n chino. Al fin y al cabo, la carrera no solo la gana la tortuga, sino que la pierde la liebre.
Washington est¨¢ inmerso en un duelo de provocaciones y en Pek¨ªn urgen las reformas
Estoy viendo el espect¨¢culo a c¨¢mara lenta que se desarrolla en Europa y Alemania desde Estados Unidos. Pero la pantalla del televisor muestra tambi¨¦n, en Estados Unidos, un estilo de pol¨ªtica partidista diametralmente opuesto a la democracia alemana, centrista, de consensos y formaci¨®n de coaliciones. Mientras en Berl¨ªn los democristianos y los socialdem¨®cratas negocian sus peque?as diferencias, Washington est¨¢ inmerso en un duelo de gritos y provocaciones, un pulso a ver qui¨¦n pesta?ea antes, con unos republicanos que amenazan con no elevar el techo de la deuda si no se echa abajo esa horrible ley tan europea que es Obamacare. Se habla incluso de la posibilidad de que la Administraci¨®n tenga que cerrar de aqu¨ª a unos d¨ªas. Imag¨ªnense que sucediera algo as¨ª en el antiguo alumno de Estados Unidos, la hoy ejemplar Rep¨²blica Federal de Alemania. Aunque el sector privado norteamericano est¨¢ recobrando parte de su legendario dinamismo, el pa¨ªs sufre a¨²n los tremendos problemas de tener unos recursos econ¨®micos exprimidos por las obligaciones propias del imperio y el gasto social, unidos al abandono de las infraestructuras.
?Y la China emergente? La falta de indicios de reformas pol¨ªticas por parte del Gobierno del presidente Xi Jinping aumenta todav¨ªa m¨¢s las probabilidades de que haya una gran crisis en los pr¨®ximos a?os. En The Financial Times, Jamil Anderlini cita las palabras de un profesor de la Escuela del Partido, controlada por el Comit¨¦ Central del Partido Comunista: ¡°Acabamos de celebrar un seminario con un amplio grupo de miembros muy influyentes del partido y nos han preguntado cu¨¢nto tiempo creemos que el partido va a seguir en el poder y qu¨¦ hemos previsto para cuando caiga. La verdad es que esta es una pregunta que se est¨¢ haciendo todo el mundo en China, pero me temo que es muy dif¨ªcil de responder¡±.
En resumen, las tres grandes econom¨ªas del mundo tienen problemas pol¨ªticos importantes de tipo muy distinto. La tortuga merkeliana de Europa no va a acelerar hasta dentro de mucho, pero tampoco parece que vaya a sufrir un batacazo. ?Podemos decir lo mismo del ¨¢guila y el drag¨®n?
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde dirige www.freespeechdebate.com, e investigador titular de la Hoover Institution, Universidad de Stanford. Su ¨²ltimo libro es Los hechos son subversivos: Ideas y personajes para una d¨¦cada sin nombre.Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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