Fin del monolitismo
La resurreci¨®n del federalismo y la tercera v¨ªa de Duran rompen la unanimidad en Catalu?a
Un incipiente fen¨®meno irrumpe en Catalu?a: el fin tanto de la dial¨¦ctica entre los maximalismos separatista y centralista, como del unanimismo dentro del amplio y plural espectro del catalanismo. As¨ª lo pespunte¨® ayer el debate de pol¨ªtica general en el Parlamento catal¨¢n.
El principio del fin del reinado de los maximalismos y del monolitismo nacionalista resulta de m¨¢xima importancia pol¨ªtica. Porque viene a reconocer una realidad oculta, adormecida o anestesiada: el pluralismo del que siempre ha hecho gala la ciudadan¨ªa catalana, dentro del hilo conductor com¨²n de la aspiraci¨®n a un mayor autogobierno, en cantidad y en calidad. Una pluralidad que se refleja incluso en la moci¨®n pactada anoche entre CiU, ERC, PSC e ICV en favor del ¡°derecho a decidir¡±, pero que ni siquiera alude a la consulta ni a la independencia, entre otros motivos, porque no hay acuerdo sobre ello.
Este parcial derrumbe del monolitismo se vio ayer con claridad cuando el presidente de la Generalitat, Artur Mas, asumi¨® ¡ªaunque a contrapelo¡ª la propuesta de su socio democristiano Josep Antoni Duran de que, en el eventual refer¨¦ndum que propugna, se planteasen m¨¢s de dos preguntas: la v¨ªa separatista, el mero continuismo y una tercera v¨ªa intermedia.
Abstracci¨®n hecha de la factibilidad de la consulta y de la mediocre y reduccionista formulaci¨®n que de esa tercera v¨ªa hizo Mas, no puede desvanecerse lo fundamental: a saber, que ni la sociedad catalana, ni siquiera la federaci¨®n nacionalista de CiU, est¨¢n dispuestas al esquematismo binario formulado entre una ruptura de Espa?a y la resignaci¨®n ante un eventual neocentralismo. La asunci¨®n de esta pluralidad contrar¨ªa los postulados de Esquerra, renuente siquiera a considerar otras salidas que las extremas. Y complicar¨¢ el manejo de la coalici¨®n parlamentaria entre el nacionalismo y el secesionismo.
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Que esta renuncia de Mas al simplismo binario se acompa?ase de una descalificaci¨®n al ausente Duran y su reivindicaci¨®n de una tercera v¨ªa solo contorsiona la coherencia del presidente catal¨¢n. Decir, como dijo, que las terceras v¨ªas ¡ªo sea, el autonomismo y la v¨ªa de la reforma estatutaria¡ª han fracasado es ignorar la historia de su propio partido, los beneficios que la democracia espa?ola ha reportado a la causa catalana, a las libertades concretas de los ciudadanos catalanes y al avance de su lengua y cultura propias.
La pluralidad en parte recuperada se tradujo tambi¨¦n en la rehabilitaci¨®n del discurso federal/social de la familia socialista. La respuesta de que debe responsabilizarse al anterior tripartito de izquierdas o al Gobierno central de la actual pol¨ªtica de recortes sociales es ya, por manida, inane. Y la reciente aparici¨®n de un movimiento c¨ªvico federal, transversal y apartidista, como el encarnado en Federalistes d¡¯Esquerres, constituye otro indicio de que la sociedad palpita y de que las cosas empiezan a moverse en Catalu?a. En el dif¨ªcil intersticio que permite la pinza entre radicalidad y ausencia de iniciativa.
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