Inmersi¨®n con el salvador de la posidonia
¡®El Pa¨ªs Semanal¡¯ se sumerge con el bi¨®logo marino Manu San F¨¦lix entre las praderas de la jungla marina de Formentera, una planta clave en el ecosistema balear
Hace unos d¨ªas que Manu San F¨¦lix ha regresado de una expedici¨®n en el ?rtico y en los pr¨®ximos meses pisar¨¢ Nueva Caledonia (un archipi¨¦lago de Ocean¨ªa), Belice, la isla Robinson Crusoe y Mozambique. O mejor dicho, bucear¨¢ en sus aguas. Pero entre tanto viaje toca un par¨®n en casa, Formentera, una isla a la que lleg¨® a principios de los a?os noventa y ya no pudo abandonar. Tras sumergirse en aguas a cuatro grados bajo cero en Franz Jospeh Land para grabar im¨¢genes de profundidades inexploradas para el proyecto Pristine Seas de National Geographic, este bi¨®logo marino se sumerge con El Pa¨ªs Semanal en los c¨¢lidos 26 grados del Mediterr¨¢neo balear de septiembre. ¡°Un d¨ªa de buceo para visitar el organismo vivo m¨¢s antiguo del Planeta¡±, as¨ª anuncia nuestra peque?a aventura para nadar entre las extensas praderas de posidonia.
A borde del barco de color amarillo chill¨®n y anclados en Cal¨® de s¡¯Oli, las cristalinas y tranquilas aguas permiten ver el banco de peces que revolotea alrededor. L¨¢stima habernos olvidado un poco de pan, est¨¢n esperando comida. Metros m¨¢s al fondo se vislumbra la posidonia. Nuestro acompa?ante, e instructor, la describe como ¡°una planta superdotada¡±. Sus largas hojas a veces inundan las playas de Formentera, pero cuando descubres su funci¨®n lamentas haber maldecido la presencia de lo que cre¨ªas que era un alga. Forman kil¨®metros de praderas vegetales bajo el mar, y tienen tal importancia ecol¨®gica que en 1999 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sin ellas no existir¨ªan los tonos azules ni las aguas transparentes en esta zona del Mediterr¨¢neo (un metro cuadrado produce entre 10-15 litros de ox¨ªgeno al d¨ªa). Tampoco ser¨ªan igual las blancas playas del Parque Natural de Ses Salines, que nada tienen que envidiar al Caribe ¨Cy es de agradecer que no est¨¦n plagadas de turistas quemados al sol con un vaso de ron en la mano-.
Sin la posidonia no existir¨ªan los tonos azules ni las aguas transparentes en esta zona del Mediterr¨¢neo
La facilidad con la que San F¨¦lix (Madrid, 1964) se viste con su mono de buceo de camuflaje ¨Ccasi sin inmutarse por los vaivenes del barco- refleja los m¨¢s de 30 a?os que lleva explorando el mar. Se sac¨® su primer t¨ªtulo de buceo con 17 a?os, y hoy cuenta sus inmersiones por miles (realiza m¨¢s de 200 al a?o). La comodidad de sus movimientos con su uniforme de trabajo est¨¢ a a?os luz de los torpes intentos de la periodista para ajustarse el neopreno. Si es as¨ª fuera del agua, se intuye que bajo el mar se debe mover como un pez.
No hay sorpresas. Mientras esta principiante da brazadas sin cesar para mantener el rumbo, ¨¦l bucea de espaldas, boca abajo, en ocasiones pr¨¢cticamente inm¨®vil y rodeado de pocas burbujas.? Se nota que disfruta del paisaje a pesar de que se lo conoce a la perfecci¨®n. Se siente c¨®modo en unas aguas en las que no se tiene que preocupar de que se desmorone un iceberg mientras est¨¢ a metros de profundidad, el momento m¨¢s cr¨ªtico que vivi¨® durante los 40 d¨ªas que estuvo en aguas polares este verano.
Seguirle es como intentar alcanzar a Usain Bolt en los 100 metros lisos. As¨ª que ralentiza su ritmo. Nos tenemos que entender sin palabras, las manos se convierten en nuestra herramienta de comunicaci¨®n. Imprescindible no confundir la se?al de "todo va bien" con la de "subir", o en un momento te puedes ver catapultado hacia la superficie. Sus gestos nos se?alan lisas, peces alevines, medusas, estrellas de mar, esponjas marinas¡ y nos gu¨ªan a la b¨²squeda de barracudas. Entre la posidonia tambi¨¦n nada el tibur¨®n peregrino, el pez m¨¢s grande del Mediterr¨¢neo con sus 15 metros de media. Tras verme con los ojos como platos ante ese posible encuentro, San F¨¦lix tranquiliza: solo acude a alimentarse de plancton en invierno.
Acariciar la posidonia es como pasear con la mano entreabierta por un campo de trigo. Las hojas mordisqueadas por los peces se resbalan entre los dedos ¨Ceso s¨ª, algo m¨¢s viscosas- y se tambalean con las corrientes como si las moviese el viento. ¡°Es como entrar en una jungla a peque?a escala en la que te puedes encontrar miles de microorganismos¡±, describe este bi¨®logo aventurero. San F¨¦lix es un luchador por la conservaci¨®n de la posidonia, una planta que incorpor¨® en el logo de Vellmar¨ª, su centro de buceo en la isla. Hace dos a?os quiso denunciar su desprotecci¨®n y public¨® un estremecedor v¨ªdeo en Internet en el que mostraba como el ancla de un yate de m¨¢s de 100 metros de eslora se llevaba por delante metros de pradera. Estaba harto de que el fondeo incontrolado ¨Cest¨¢ prohibido fondear en zonas donde se extiende la planta- y la falta de depuraci¨®n de las aguas urbanas destruyeran algo fundamental para el ecosistema de Formentera, que asegura que tarda unos 300 a?os en regenerarse (hay plantas que tienen hasta 100.000 a?os de antig¨¹edad). Explica con cierta pena que entonces se sinti¨® atacado. Le acusaron de querer perjudicar el turismo ¨Cy, por ello, la econom¨ªa de las islas-, cuando ¨¦l precisamente persigue que ambos sean compatibles. ¡°Tenemos un turismo que est¨¢ matando aquello por lo que viene a la isla¡±, sentencia. Pero sus denuncias, como tambi¨¦n las del Consell Insular de Formentera y de varias asociaciones, han cambiado algo las cosas.
En 2011, el a?o de aquellas im¨¢genes de denuncia, Gabriel Company llegaba al frente de la Consejer¨ªa de Agricultura, Medio Ambiente y Territorio del Gobierno balear. Company reconoce que se encontr¨® con ¡°un sistema de protecci¨®n pr¨¢cticamente inexistente¡±. Aunque afirma que a¨²n hay mucho por hacer (como actualizar las cartas n¨¢uticas), asegura que en este tiempo se han colocado m¨¢s boyas ecol¨®gicas -en Formentera hay 62 por las que se paga de 11 a 40 euros al d¨ªa seg¨²n el tama?o del barco, seg¨²n datos de la consejer¨ªa- y que este verano han empezado con una nueva iniciativa. Dos embarcaciones indican a los patrones donde deben fondear. Y si alg¨²n yate hace caso omiso a sus instrucciones echando el ancla en zonas vetadas, entonces se alerta a los agentes medioambientales. ¡°Se han llegado a levantar algunas actas¡±, afirma el consejero balear, aunque a?ade que el plan ha sido un ¨¦xito. Con una inversi¨®n de 60.000 euros, han utilizado el servicio m¨¢s de 3.250 embarcaciones. ¡°Mano de santo¡±, dice San F¨¦lix. Al menos en nuestro recorrido subacu¨¢tico no se vio ning¨²n ancla en lugar prohibido.
En 2011 denunci¨® la desprotecci¨®n de la planta con un v¨ªdeo en el que un ancla arrasaba metros de pradera
San F¨¦lix es de la vieja escuela, as¨ª que adem¨¢s del moderno computador que controla el tiempo y la profundidad de la inmersi¨®n lleva un reloj. Hoy lo mira m¨¢s que nunca, y no solo como embajador de la marca de relojes Tag Heuer que ha organizado este viaje acu¨¢tico, sino porque en pocas horas hay que coger un vuelo de vuelta al cemento de Madrid. ?l nunca ha estado en una c¨¢mara hiperb¨¢rica, as¨ª que se preocupa de que la periodista tampoco termine en una por un problema de descompresi¨®n en pleno vuelo por exceso de nitr¨®geno en el cuerpo. Pero el tiempo y la temperatura del agua acompa?an, as¨ª que seguimos en remojo con gafas y tubo.
Llega el momento de probar la c¨¢mara de v¨ªdeo acu¨¢tica. Pesa entre 8 y 10 kilos, aunque se hace m¨¢s liviana en el agua. A San F¨¦lix le resulta mucho m¨¢s f¨¢cil bajar casi diez metros en apnea para alcanzar una inmensa pradera de una posidonia de tonos casi gris¨¢ceos que a la visitante conseguir encuadrar bien la imagen. Tengo que parar a la mitad de la grabaci¨®n porque una ola ha inundado el tubo de agua. ?l se mueve igual de ¨¢gil con o sin el peso de las botellas. Menos peso sobre las espaldas que facilita un intento de huida al chocarnos con dos inmensas medusas. Pero San F¨¦lix ni se inmuta, es m¨¢s, se para y juega con ellas. Son medusas huevo frito ¨Cun nombre que les encaja a la perfecci¨®n-, y no pican. Ventajas de tener al lado a un bi¨®logo marino: una al final se atreve a apreciar la dureza de la parte de arriba de una medusa aguacuajada y a tocar sus escurridizos tent¨¢culos. Ser¨¢n las otras medusas, las m¨¢s peque?as y transparentes, las que nos echen del agua un poco antes de lo previsto. Pero incluso fuera del mar la posidonia tiene su papel: ¡°El tener posidonia en una playa es el mejor indicador para saber que estamos ante un mar limpio y bien conservado¡±, resume San F¨¦lix. Es la mejor bandera azul.
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